28. Una sin la otra

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El hacha se clavó en la pierna de la mujer generándole una hemorragia mientras que le hermana Negro gritaba. Leonora observo como la mujer Sombra miraba a su hermana con cierta alegría, la mujer tomo el mango del arma y lo saco de la pierna de su hermana sin dejar de sonreír.

—Jamás, escuchaste— hablo Sombra sin dejarla de ver— Serás mejor que yo.

Negro la miro desde el piso y sonrió mientras la sangre salía de su boca.

—Ya no seré mas tu Sombra, Negro— señalo la hermana apuntándola con el hacha.

Negro soltó una risa mientras la sangre machaba su cuello pálido.

—Siempre seré mejor que tu— contesto con triunfo la mujer— Lo fui antes, lo soy ahora y ¡lo seguiré siendo hasta el día que me muera!

Sombra grito y clavo el hacha en el piso de madera mientras que su hermana tomaba su cuchillo filoso e hirió a su hermana en la pierna izquierda provocando que esta gritara.

El nudo que ataba a la rubia se deshizo gracias a ella y Leonora se arrastró lentamente debajo de las mesas de madera, desde ahí la joven observo a ambas hermanas sin dejar de pelear y rodar en el piso, los ojos azules de Leonora se posaron en la salía, pero era imposible salir por ahí puesto que las hermanas se darían cuenta y ella moriría.

—Oye—hablo una voz de una niña haciendo que la joven mirara a su izquierda mirando a una pequeña de cabello negro hablándole, la menor le sonrió— Se otra salida.

Leonora miro al fantasma por algunos segundos y luego regreso su vista a las dos hermanas quienes no paraban de pelear, se arrastró por el piso de madera y siguió a la niña por debajo de las mesas. Luego doblo una esquina y la niña señalo una pequeña salida al exterior. La chica sonrió aliviada pero un gruñido hizo que la joven mirara hacia atrás, entre la oscuridad el ser de cuernos la miraba, el demonio le sonrió y comenzó a acercarse a la chica provocando que Leonora gritara y siguiera arrastrándose por el piso, antes de poder salir fue jalada de su pie y la joven rasgo con sus uñas el piso, comenzó a patalear intentando zafarse, pero le era imposible, el ser demoniaco la miro con sus ojos alargados y amarillos haciendo que Leonora gritara.

Un grito hizo que la atención de Leonora y el demonio se colocara en las hermanas, la hermana Negro había logrado obtener el hacha y clavo el arma en la cabeza de su hermana, Sombra comenzó a desvanecerse y cayo de rodillas al piso frente a su hermana mientras sus ojos aún permanecían abiertos, luego Negro le quito el hacha a la mujer de golpe y Sombra termino en el suelo mientras que a su alrededor un gran charco de sangre comenzaba a rodearla.

Negro observo a su hermana por algunos segundos y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, paso una mano llena de sangre por su rostro quitando sus lágrimas dejando en su lugar sangre, luego dejo caer el hacha al piso.

El diablo dejo a Leonora y comenzó a levantarse del piso, sus ojos amarillentos se posaron en la hermana restante y soltó un gruñido lleno de enojo atrayendo la atención de Negro quien coloco sus ojos en el ser demoniaca, su rostro cargado de dolor cambio por completo por uno de asombro.

—¿Qué has hecho? — grito el ser.

Negro solo miro y cargo el arma que había guardado entre su ropa, luego apunto a Leonora sin dejar de mirar al demonio.

—Tu me obligaste a hacerlo— hablo Negro mirando a Leonora y luego regreso sus ojos al ser— No pienso ir al infierno contigo.

Los ojos de Lucifer se abrieron de golpe, corrió hacia la mujer y Negro se apuntó en la cabeza, jalo el gatillo del arma y se desplomo en el piso mientras el sonido del disparo aun sonaba en los oídos de Leonora quien grito al mirar aquella escena.

Leonora se arrastró hacia atrás y miro el cuerpo muerto de la mujer a unos metros lejos de ella, sus ojos azules se colocaron en los inexpresivos de la hermana. Y ahí, se dio cuenta que no podían vivir una sin la otra.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora