19. Bajo tierra

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Los pasos apresurados del joven se escuchaban mientras que a los lejos las hermanas Sombra y Negro lo observaban alejarse, detrás de ellas el demonio flotaba sin hacer nada.

Cole salto una rama caída de un árbol y detuvo su andar mirando a todos lados, estaba perdido, a cualquier lugar donde girara era lo mismos, árboles y más árboles. Las risas de los niños en el bosque hicieron que el joven mirara hacia las copas de los arboles al escucharlas provenir de lo alto, las risas se intensificaron y Cole se sentó en el piso tapándose los oídos para alejarlas, luego las risas se detuvieron y lentamente abrió los ojos.

Alrededor de él se encontraban varias lapidas de cerámica, la neblina tapaba el piso y el canto de los búhos se escuchaba, los ojos del joven se posaban en cada rincón del lugar, observo fijamente las lapidas que la rodeaban y se arrodillo, paso la mano sobre una de ellas.

Gilberth Pierre.

David Copper

Elenor Mckenzie

Cole miro fijamente aquellos nombres de personas y su atención se colocó en el día de muerte y edades de los difuntos, se levantó del piso y miro más lapidas bajo tierra.

Detrás de una de ellas una mujer sollozaba sentada mientras que se mecía de un lado a otro, Cole camino lentamente hacia ella y miro la tumba que estaba frente a la mujer, sus ojos se abrieron con terror y dio un paso hacia atrás. En la lápida se encontraba escrito su nombre Cole Williams, la mujer se levantó del piso dándole la espalda y su cuello trono hacia el lado izquierdo.

Cole grito cuando la mujer comenzó a transformarse en un lobo y luego la señora Negro tomo la mano al joven y lo arrojo a una de las tumbas abiertas.

-¡NO!- grito Cole cuando el ataúd se cerró impidiéndolo salir.

-¿Sabes que es lo me impresiona de ti Cole?- pregunto la mujer oscuro mientras que señora Negro comenzaba a mover la tierra para enterrar el ataúd- Tu valentía para saber el pasado, el hablar con un fantasma y descubrir la verdad es muy heroico de tu parte. Es una lástima que esta noche mueras.

Cole grito mientras golpeaba con desesperación la caja de madera intentando sin éxito alguno salir.

-Es una hermosa noche- hablo la señora Negro mirando el cielo estrellado- A nuestro querido amigo le agradara Leonora y a nosotras nos agradara ser un año más joven. Dulces sueños Cole.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora