15. El espejo

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Cansancio.

Eso era lo que sentía Leonora mientras tomaba una tercera taza de té. La noche había caído y le frio aire soplaba de un lado a otro mientras que en la habitación donde se hospedaba miraba fijamente la ventana y como las ramas la golpeaban.

Los ojos azules de la joven se posaron el techo y soltó un suspiro mientras se encogía debido al frio que sentía.

-Buenas noches-hablo la mujer Negro entrando a la habitación con una taza humeante de té- No bajaste a desayunar y nos tenías muy preocupada.

-Gracias-agradeció la joven tomando la tasa de porcelana de color blanco, el olor del té inundo su olfato- Señora negro ¿De que esta hecho el té negro?

La mujer miro a la joven dudosa para contestar, luego miro a la rubia de ojos azules y le sonrió.

-Está hecho a base de menta, té verde y jengibre-contesto la mujer.

Leonora le sonrió y tomo otro sorbo de la bebida caliente, afuera en el pasillo la mujer Sombra observo a su hermana junto con la joven y sonrió alejándose por el pasillo.

Los papeles estaban sobre la mesa del sótano y la bombilla de electricidad se movía de un lado a otro mientras iluminaba a los jóvenes que miraban con atención todos los papeles. Cole dejo escapar un bostezo de cansancio y dejo de lado el té que las hermanas les habían preparado negándose a probarlo una vez más.

Willard dejo sobre la mesa una gran pila de papeles y tomo lugar al lado de Arvin quien observaba con atención el mapa de la casa y el territorio en donde se encontraban.

Cole dio media vuelta y golpeo con una caja de madera, esta cayó al piso haciendo un fuerte sonido, el joven se arrodillo y miro entre las cosas una caja musical. Cole abrió la pequeña caja cuadrada y le dio cuerda, de ella salió una música infantil mientras que una bailarina de madera daba vueltas.

La pequeña bailarina dejo de dar vueltas y señalo con su dedo de cerámica un punto en específico, el joven dio media vuelta y miro un espejo largo tapado con una sábana de color blanca. Cole comenzó a caminar hacia el espejo y estiro su pálida mano hasta que logro tomar la sabana entre sus manos, la jalo lentamente y la manta cayó al piso, luego alzo sus ojos castaños y una niña se reflejaba detrás de él.

-Es que ellas lo obligaron. Él lo hizo-hablo la niña del otro lado del espejo.

Cole parpadeo varias veces para comprobar que no era una alucinación suya, volvió a abrir los ojos y frente a él se encontraba la misma niña mirándolo fijamente.

-¿Quién eres tu? - pregunto Cole en su susurro sin despejar los ojos del espejo- ¿Acaso es una alucinación mía?

-Depende como quieras verlo-contesto la niña sin dejarlo de ver- Puedo formar parte de tu imaginación o de tu realidad, pero eso tú lo decidirás.

Cole examino a la persona que estaba frente a el. La niña de aproximadamente diez años tenia el cabello de color rubio dorado y unos grandes ojos azules, los ojos del joven se posaron en sus muñecas cortadas.

-¿Te suicidaste?

La niña negó y enseño sus muñecas

-No, ellas lo hicieron. El llego a la tierra por medio de una estrella y está aquí, esperando su próxima víctima, pero ellas aún no se la entregan.

-¿Ellas?- cuestiono el joven y miro de un lado a otro comprando que ninguno de sus amigos lo observaban porque posiblemente creerían que estaba loco.

-Así es- contesto la niña- y puedo decirte quien lo hizo y como evitarlo, pero quiero algo a cambio.

Cole soltó un suspiro mientras sentía el frio correr por su espalda, los ojos del fantasma de la niña esperaban la respuesta.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora