14. Grabaciones incompletas

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El sonido del piano resonaba en la Casa Silenciosa mientras la mujer Negro movía sus huesudas manos sobre las teclas del instrumento. Cerca del pasillo, en el sótano de la habitación los jóvenes abrían unas cajas de cartón en busca de información que les ayudara a resolver el caso.

Helen observo unas fotografías de una mujer junto con su hijo y otras de un hombre con su familia, la joven de lado las imágenes y siguió rebuscando en las cajas. Willard por su lado sacaba de una caja una grabadora y colocaba los casetes que había encontrado.

El joven pulso en el botón para reproducir y los rollos comenzaron a moverse.

-Diciembre 26 de 1947, nos encontramos en la propiedad de la Ciudad Silenciosa junto con la familia Jones-hablo una voz de un hombre- Señor Jones, ¿Podría decirnos porque mato a su familia?

-Yo no lo hice- contesto el hombre- Lo juro, lo juro. El me obligo a hacerlo. ¡Él lo hizo!

-¿Quién te obligo a hacerlo? - pregunto la otra voz.

-El hombre de cuernos lo hizo. El hombre de cuernos lo hizo. Era un gran perro... - la desesperación era notable en la voz del extraño.

La grabación se detuvo. Cole extendió otro casete y lo coloco en la grabadora.

-¿Por qué lo hiciste Michael?- pregunto la voz de una mujer.

-Ellas- contesto el hombre-Ellas lo hicieron, ellas lo invocaron y se llevaron a mi pequeña Rachael.

-¿Alguien entro a la propiedad? -pregunto una mujer.

-No- negó el hombre- Ellas siempre estuvieron aquí, ellas lo invocaron y se lo entregaron, fueron...

La grabación se cortó y el joven la saco de inmediato, reviso la hilera y se percató que estaba cortada, observo el casete por varios segundos y luego la dejo de lado. Tomo otra grabación y la inserto en la grabadora.

-Son unos monstruos- grito una voz de una mujer

Aquello sobresalto a Arvin dejando caer un muñeco de cerámica al piso y rompiéndose en varios pedazos, el joven se arrodillo para juntar los pedazos.

-Ellas lo hicieron, ellas lo mataron por su adoración a ese monstruo. Ellas merecen el castigo yo solo fui un conducto para ellas, jamás mataría a mi hija.

La tos de Leonora hizo que la mirara de todos se posara en ella, esta tomo el té que estaba sobre la mesa y le dio un sorbo, hizo una mueca y hablo:

-La tos me matara y este té no me está ayudando en nada- hablo la joven y se levantó de la silla de madera- Iré por otra taza- luego se giró mirando a sus amigos- ¿Alguien quiere un poco?

Los jóvenes negaron con la cabeza y la joven subió las escaleras de madera.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora