EPILOGO

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El hombre de nombre Nathaniel Warren miraba fijamente a los jóvenes cinco jóvenes que estaban sentados frente a su escritorio. Movió con su mano la pequeña cuchara de plata y luego golpeo tres veces la taza de cerámica y dejo sobre el escritorio de caoba la cuchara, llevo la bebida humeante a su boca y luego hablo:

—Quiero sabes con lujos de detalles todo lo que paso en la casa Silenciosa, desde su llegada hasta su partida. La policía de Pensilvania ya ha tomado el caso y saben todo lo que paso, sin embargo, van a testiguar, pero antes quiero escuchar sus versiones.

Los jóvenes permanecieron en silencio e intercambiaron una mirada.

—Los escucho— hablo el hombre y apretó el botón para comenzar a grabar— Diciembre 24 de 1955, me encuentro con los investigadores del área de Psiquiatra quienes tomaron el caso de La Casa Silenciosa y nos compartirán los sucesos vividos en la casa...Adelante.

Willard soltó un suspiro y hablo:

—Todo comenzó desde nuestra llegada...

Las horas comenzaron a transcurrir mientras que el hombre escuchaba atentamente las palabras de los jóvenes, cada uno de ellos dio su parte debido a que muchas situaciones no las pasaron juntos, tres horas más tarde los jóvenes terminaron y miraron al hombre quien cruzado de brazos los miraba, Nathaniel pauso la grabación y negó con la cabeza.

—¿Ustedes creen que una fuerza demoniaca habito la casa, provoco las muertes de las familias y las hermanas Negro y Sombra se mataron unas a otras por que el demonio las obligo a hacerlo? — pregunto el hombre con cierta diversión ante esa historia tan fantasiosa.

—Eso fue lo que paso— hablo Helen mirando al hombre.

Nathaniel apoyo sus brazos sobre la mesa y sonrió.

—Quiero la verdad.

Willard imito el gesto de su jefe y le sonrió.

—Esa es la verdad.

El hombre rio ante lo que dijo Willard y se alejó recargándose en su silla.

—Por última vez, quiero la verdad.

—Ya se lo hemos dicho, eso fue lo que paso en la casa Silenciosa, si no nos cree entonces no creerá que las hermanas me enterraron en un ataúd— hablo Cole mirando fijamente a Nathaniel.

—¡Esto es una burla! — el hombre exclamo y golpeo con su mano la mesa de madera— Los cinco serán despedidos por la compañía por decir esas mentiras.

—Perfecto— contesto Arvin— Pero no nos va a obligar a ocultar la verdad.

Arvin se puso de pie y sus amigos imitaron su gesto estando de acuerdo con que dirían la verdad de todo.

—¡Están despedidos! — los señalo el hombre levantándose de la silla— ¡Nunca más se atrevan a poner un pie en el Hospital Fullmoon!

Los cincos jóvenes comenzaron a salir de la oficina del hombre, al final, Helen detuvo su paso y miro a su jefe.

—Señor Warren— hablo Helen haciendo que Nathaniel la mirara— Nos conocemos de años, desde que era una joven y mi amiga Mia murió en un accidente donde usted jamás nos creería— Nathaniel alzo una ceja— Le hare una pregunta ¿Usted cree en fantasmas?

El hombre miro a la joven y parpadeo ante esa pregunta, negó con la cabeza y contesto:

—No, definitivamente, no.

Helen lo miro y luego sonrió sin despejar sus labios recordando las palabras que aquel extraño le menciono en aquella conferencia.

—Debería

Antes de que el hombre hablara, Helen cerró la puerta de madera y camino por los pasillos de paredes blancas de la institución pasando por un pequeño árbol de navidad.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora