7. Las hermanas Negro y Sombra

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-¿Ustedes deben ser los investigadores? - pregunto una mujer sobresaltando a los tres jóvenes

Una mujer alta, vestida totalmente de negro los miraba fijamente, su tez era amarillenta y su expresión permanecía seria mientras sus ojos verdosos los examinaba de arriba abajo, a su lado se encontraba una mujer rechoncha vestida igual que su compañera, pero tenía una expresión más relajada que la primera mujer.

-Soy la señora Negro y ella es mi hermana Sombra- hablo la mujer alta de nombre Negro- Bienvenidos a Pensilvania.

-Un gusto conocerlos al fin, es bueno tener adolescentes por estos rumbos tan tristes y lleno de soledad- saludo la mujer Sombra y asintió con la cabeza.

-El gusto es nuestro-hablo Helen al ver que sus compañeros no pensaban en responder- Estamos muy felices de poder estar aquí.

La mujer Sombra solo la miro.

-Él es mi compañero Arvin- siguió Helen y señalo al joven- Y él es Willard.

Ambos jóvenes asintieron con la cabeza. Unos jóvenes llegaron hasta la puerta e intercambiaron una mirada con sus compañeros.

-Veo que todos se conocen por la forma que se ven - opino la mujer Negro mirando a los jóvenes-O ¿me equivoco? - pregunto la mujer.

Helen y Leonora se observaron, esta última tomo la palabra y asintió con la cabeza.

-En efecto señora Negro- contesto la rubia- Nos conocemos de muchos años solo que estamos muy impresionados después de volvernos a ver después de tanto tiempo.

Ambas hermanas intercambiaron una mirada, luego la señora Oscuro miro a los jóvenes frente a ellos.

-Eso es aún mejor, conocen su forma de trabajar de cada uno- hablo la mujer y les sonrió levemente- Supongo que ya saben un poco del caso que han venido a resolver.

-Así es-contesto Cole- Aunque mi rama no es la investigación estoy realmente feliz de tener un caso diferente.

La señora Negro miro a Cole.

-¿Y qué me puede decir del caso joven...? -pregunto la mujer sin saber su nombre.

-Cole Williams- se presentó el joven- Y si, se algo del caso. Mi jefe me hablo de él, dicen que los habitantes de aquí hablan de que la casa esta maldita y que se ven fantasmas por todos lados.

-Y ¿Qué opina de ello? - pregunto la señora Negro.

Cole negó con la cabeza.

-Mentiras- contesto el joven con seguridad- No existen los fantasmas y jamás existirán. La casa se ha vuelto famosa gracias a los habitantes de Pensilvania y tengo entendido que esto les ha generado una economía muy buena los últimos años puesto que muchas personas vienen al lugar por la historia de la cosa lo que provoca que La Casa Silenciosa se vuelva un atractivo cultural para el lugar.

La mujer Negro sonrió ante las palabras del joven y se acercó a él.

-Le puedo apostar que el día que salga de aquí el concepto de "fantasmas" cambiara en usted.

Cole le sonrió a la mujer.

-Eso jamás pasara.

La mujer y el joven se observaron fijamente mirándose a los ojos.

-Creo que a nuestros recién llegados les ha de agradar conocer la casa y un poco de historia, ¿No lo crees Negro? - pregunto su hermana Sombra rompiendo la tensión que se había generado entre el joven y ella.

La mujer Negro despejo los ojos del joven quien no dejaba de sonreír y los poso en su hermana.

-Tienes razón- acepto la mujer- Síganos.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora