20. Veneno

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La campanilla sonó en la tienda llamada "Hierbas y algo más" cuando Willard ingreso al lugar, los ojos del joven se posaron en el vendedor quien terminaba de atender a una mujer con su pequeña hija pelirroja, la mujer agradeció tomando las bolsas y tomo la mano de la niña, Willard asintió con la cabeza cuando la mujer paso a su lado y la pequeña movió su mano de un lado a otro despidiéndose del joven.

—¿En qué puedo ayudarlo joven? — pregunto el anciano con un delantal blanco sonriendo amablemente.

­­—¿Podría venderme té negro por favor? —pidió el joven mientras rebuscaba entre su bolsillo— Con Filodentro— recordó el joven el extraño nombre.

El hombre frunció el ceño ante aquel pedido, sin embargo, asintió con la cabeza y se alejó de su comprador, tomo de la repisa alta un frasco de vidrio con el contenido. Llego de nuevo hasta el mostrador y lo dejo sobre la mesa.

—Cinco dólares— hablo el hombre, Willard asintió y rebusco entre su bolsillo del pantalón el dinero— ¿Algún roedor molestando por la propiedad?

Willard frunció el ceño ante la pregunta y dejo sobre la mesa de madera el dinero.

—¿Roedor? — repitió el joven alzando una ceja y confundido ante la pregunta del hombre.

—Si— contesto el vendedor y señalo el envase de cristal lleno de hierva con el dedo— Es un potente veneno, muy bueno para roedores y serpientes. También lo tengo en planta.

El joven negó con la cabeza y tomo el frasco de cristal entre sus manos, sus ojos se coloraron fijamente sobre el contenido sintiéndose confundido. Era el mismo frasco que estaba en la cocina de la casa Silenciosa y luego coloco sus ojos confusos en el hombre.

—Es imposible que sea veneno, mi amiga ha estado bebiendo esto porque se ha sentido indispuesta por varios días y...

—Espera, espera, espera— lo interrumpió el vendedor y le quito el frasco de la mano al joven— Esto es veneno ¿Por qué tu amiga está tomando esto?

—¡No lo sé! — exclamo Willard sin saberlo— Las hermanas Sombra y Negro no los han dado desde que llegamos a vivir con ellas.

—¿Han estado bebiendo todo lo que les ha dado esos monstruos? — pregunto el hombre sin poder creerlo, el extraño negó con la cabeza y quito sus ojos del joven para posarlos en una fotografía de su esposa, su hija y el— Están volviéndolo a hacerlo, necesitan otra alma.

Willard escuchaba al hombre y alzo una ceja sin comprender nada.

—¿De qué está hablando señor? — pregunto Willard sin dejarlo de ver, estaba confundido.

El hombre dejo de mirar la fotografía y miro al joven frente a él.

—Las hermanas Sombra y Negro son un monstruo. Han matado a muchas personas inocentes todo por el poder y la vida eterna. Llegaron hace muchos años al pueblo y desde que están aquí han maldecido a todos. Siempre lo mismo, la historia se repite una y otra vez y todo por alzarse ante su "dios"— dijo el hombre con cierto temor ante lo último— Esa cosa no es un ser de luz, es un monstruo igual de ellas. Es por eso que siguen tan jóvenes.

El joven frente al miraba al hombre con rareza, no solamente él se había percatado de aquella juventud tan extraña de las mujeres, pero era algo que no le había parecido extraño o anormal. Supuso que se debía a los altos cuidados que tenían las mujeres.

—¿Cómo sabe todo eso? — cuestiono Willard alzando una ceja.

El vendedor soltó una sonrisa.

—Los muertos sabemos cosas.

El joven frunció el ceño aún más y negó con la cabeza ante las palabras del hombre.

—Joven, si quiere que vivan sus amigos y usted se quedara y escuchara la historia. Si no, se ira de aquí y morirá al igual que nosotros.

El hombre señalo detrás del joven y este dio media vuelta mirando a muchas personas en la tienda mirándolo con atención, luego, los fantasmas señalaron sus muñecas cortadas.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora