3. Los fantasmas no existen

52 4 3
                                    

5 de noviembre de 1955

La lluvia caía sobre la ciudad de Roma mientras que las personas se cubrían de las gotas con sus paraguas de color negro, una gran fila estaba situada en la parte de afuera del coliseo mientras esperaban impacientes entrar. Dentro del lugar, el teatro instalado estaba lleno de personas y en una tarima de madera la joven Helen Hatton terminaba de dar su conferencia acerca de su carrera.

-¿Alguna pregunta? - cuestiono Helen.

De inmediato muchas manos comenzaron a alzarse entre el público y sonrió para sí misma al sentirse orgullosa de generar tantas dudas en su plática. Helen señalo a una joven castaña quien se levantó de su silla

-Agradezco infinitamente su plática Doctora Hatton- la joven sonrió agradecida y asintió con la cabeza- ¿Alguna vez le ha dado miedo tratar con alguno de sus pacientes?

-Para nada-contesto Helen con seguridad- Las personas que atendemos no saben lo que hicieron ni por que están ahí, debemos tratarlos como personas y comprenderlos puesto que su mentalidad funciona de una manera muy diferente a la nuestra.

Los murmullos de los jóvenes se escucharon en todo el lugar. Un joven alzo su mano y la movio de un lado a otro, Helen lo señalo dándole la palabra.

-¿En qué universidad estudio?

Helen sonrió con cierta amargura. ¿Por qué todos le tenían que preguntar lo mismo en cada conferencia que impartía?

­-En el instituto Wolfworld- contesto la rubia.

Los estudiantes levantaron su mano de nuevo anhelando que la doctora tomara la palabra de alguno de ellos, Helen señalo, pero una voz atrajo su atención y la del publico entero.

-Si me permite hablar- el hombre se levantó de su silla y se abrocho su saco de color negro mirando a Helen- Hay un caso en particular que quiero preguntarle.

Helen asintió con la cabeza.

-Hace muchos años se leyó en los periódicos sobre la noticia de una muerte en la Institución Wolfworld- el hombre miro al público comprobando que toda la atención esta sobre el- Muchos afirman que la muerte de su compañero y amiga Mia Russell fue ocasionada por una fuerza sobrenatural que provoco que su amigo George Myers cometiera el acto, algunos dicen que fue por una fuerza sobrenatural que lograron invocar por medio de un juego...-el hombre cayo y su semblante cambio a uno pensativo- La ouija si no equivoco.

Los murmullos de las publico comenzó y Helen intercambio una mirada con su jefe actual, el hombre asintió con la cabeza dándole a entender que ella sabía lo que debía contestar.

-En respuesta a su pregunta, ¿señor...? -pregunto la joven dudosa al no saber el nombre del extraño.

-Smith-contesto el hombre.

-Smith-hablo Helen al apellido del extraño- No existe ninguna prueba de que jugamos es juego, después de la muerte de Mia el lugar fue sellado y los investigadores se encargaron de revisarlo, nunca se encontró tal juego puesto que nunca lo jugamos.

-Su amigo George había dicho en su declaración que lo habían jugado- hablo Edward Smith- ¿A quién debo creerle entonces?

-A mí-contesto Helen su pregunta de una forma inmediata haciendo que Edward se sorprendiera por la respuesta- Yo soy la que no fui a un psiquiátrico y no mate a mi amiga. Debe creerme a mí.

Edward asintió con la cabeza y luego sonrió lentamente, Helen aparto su vista del hombre y miro al público.

-¿Algo más?

-Una última pregunta-pidió Edward alzando su voz y su mano al aire entre el público- Doctora Hatton ¿Cree en fantasmas?

Helen parpadeo ante la pregunta hecha, tardo varios segundos en responder

-No

Edward la miro y le aconsejo.

-Debería

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora