18. Una historia del pasado

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La caminata era extensa y a cada paso que daba, Cole sentía que más se alejaba de la propiedad de la casa, a los lejos de los fantasmas caminaban con velocidad, luego la niña detuvo su andar y miro a Cole.

-Ahí es donde todos nosotros perdimos la vida-señalo la pequeña capilla de color negro que estaba frente al joven-Él vive ahí y quiere salir ya, pero necesita un alma más para poder regresar al mundo terrenal.

-¿A qué te refieres con él?- pregunto cole mirando a la niña.

La niña lo miro de nuevo.

-Sígueme

Los niños comenzaron a caminar hacia la capilla, el joven dudo por algunos segundos y negó, tal vez el té de las hermanas le hacía ver visiones, sin embargo, los siguió. La estrada al templo como una iglesia común, pero al subir las tres escaleras de madera la atención de Cole se colocó en un crucifijo donde la imagen de Jesucristo estaba destruida y arriba de él, de forma metálica y color negro estaba una estatua de un ser color negro con cuernos.

-No podemos pasar-hablo otro niño- Pero puedes verlo a través de la ventana, no te hará nada, no por ahora.

Cole observo los fantasmas de los niños, uno de ellos señalo por la ventana llena de polvo y el joven acerco su rostro a la ventana, paso una mano sobre el cristal quitando un poco de suciedad y se asomó. Dentro de la capilla se encontraban varias sillas de madera largas acomodadas, las imágenes religiosas estaban destruidas y los rostros de los santos estaban ocultos bajo una pintura negra. Una cruz enorme reposaba pegada en la pared, sin embargo, esta estaba boca abajo, en el piso se encontraba dibujado una estrella roja de cinco picos y en cada uno de ellos una vela encendida.

Un gruñido dentro de la capilla hizo que Cole alzara sus ojos al techo, el joven se sobresaltó y cayó de espaldas hacia la tierra húmeda del lugar, se alejó hacia atrás sin quitar sus ojos del ser de cuernos que colgado del techo miraba fijamente al joven con una gran sonrisa en su rostro demoniaco, los ojos negros del ser brillaban intensamente.

-¿Qué es esa cosa? - pregunto con temor el joven sin quitar la vista del ser.

-Es algo inhumano, una creación del maligno hecho a su imagen y semejanza. La maldad de este mundo y el amo de las tinieblas. Algunos los llaman diablo otros lo llaman demonio.

Cole miraba con la boca semiabierta aquel ser, todo lo que le habían dicho en la facultad sobre la inexistencia del bien y el mal se eliminó de la mente del joven, para creer debes de verlo, eso siempre le habían inculcado en la vida. Y ahora frente a él, se encontraba un ser que irradiaba oscuridad y maldad, encerrado, pero preparado para salir en cualquier momento.

-¿Cómo llego el aquí? - pregunto el joven con temblorosa sintiendo un frio inexplicable recorrer su cuerpo.

El niño se colocó a su lado.

-Llego al mundo tras ser invocado. Yo lo vi. Yo morí esa misma noche. Yo lo traje del infierno- el niño miro a Cole- Mi alma hizo que el llegara. Se llama Lucifer. El demonio de la soberbia y de la belleza eterna. El maligno. El rey- el niño despejo sus ojos del joven y los poso en el demonio- Hace muchos años este lugar era santo, no existía el sufrimiento ni la traición, no hasta que ellas llegaron.

Cole miro al niño.

-¿Ellas?

-Conocidas por muchos nombres por los habitantes de La Ciudad Silenciosa. Las extrañas. Oscuras. Siniestras- el niño hizo una mueca- Pero tú las conoces como Las Hermanas Oscuras.

Cole parpadeo ante ello y miro al niño fijamente.

-No, ellas no...

-Te contare una historia del pasado y cuando la termine juzga por ti mismo y cree lo que creas conveniente- interrumpió el fantasma- Necesitas tener una mente abierta o no la comprenderás. Ellas llegaron hace un siglo a la ciudad buscando algún empleo cualquiera, lo consiguieron en la Casa de la Luz, hoy en día llamada la Casa Silenciosa. Todo fue maravilloso, unas hermanas tan bondadosas llenas de luz y de juventud. Pero todo era una farsa, ellas invocaron aquí mismo a el...- el niño señalo con su dedo al demonio- Para ser jóvenes por siempre, pero todo tiene un precio en esta vida y ese precio fue la muerte de inocentes. La inocencia y juventud, lo que ellas ya no tenían.

Cole miraba fijamente al niño, se pregunto a el mismo "un siglo" sin poder creerlo. Debia de dejar de tomar ese horrible té.

-Yo fui el primero en morir, el primero en ser ofrecido a él. Después de mi le siguieron muchos niños y jóvenes- el niño negó con la cabeza- Posee los cuerpos de los padres para que todos crean que la muerte ocasionada fue por nuestros progenitores, pero no es así, ellos solo son el medio, la mata y ellas lo controlan. Se convierten en un lobo para pasar desapercibido ante la humanidad, el don ofrecido por él. Todo comienza con cosas insignificantes, separar a los miembros de la familia y al que creen más débil es el que ofrecen, todo por su asqueroso té Negro... si tan solo no lo hubiera consumido nada hubiera pasado, después viene...

Cole abrió muchos sus ojos al escuchar eso

-¿Té negro?- repitió el joven interrumpiendo al niño, el fantasma asintió con la cabeza.

-Es como ellas se percatan quien el débil entre la familia, quien lo consume más y el efecto que tiene. Cansancio, sueño excesivo. Una presa fácil para un demonio difícil. Su pase a su juventud y vida eterna.

Cole negó con la cabeza y se recargo en la ventana negándose que todo eso era mentira.

-¿Qué es lo que pasa luego?

-Lo dejan en libertad y va en busca de la persona ofrecida. La mata y lleva su alma al infierno...- el niño contesto- Pero tú no eres el alma ofrecida, lo veo en tus ojos, no luces enfermo o decaído- el fantasma lo miro y extendió sus manos, en ellas había unos casetes-La verdad completa está aquí. Tienen que huir o la historia se repetirá una vez más, huye, llévate a todos y ocúltense de ellas antes de que sea tarde...- el niño cayo y miro hacia las hierva que se movía de un lado a otro debido al aire- Ya lo saben-hablo el niño y miro al joven- Huye, corre o te mataran antes de que llegues a la casa.

Cole miro de un lado a otro y al regresar la mirada al infante ya no había nada, observo la noche oscura y miro de nuevo el templo, luego corrió hacia la casa sin dejar de mirar a su espalda.

EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora