Capítulo XI

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Anoche hubo una de las nevadas más fuertes de lo que va del año, las calles están muy resbalosas y hay un trafico del terror, las personas desesperadas tocan repetidas veces la bocina, como si eso ayudará, coloco música para relajarme. Lo único que se puede rescatar de este evento natural, es que todo luce muy hermoso, hay una capa blanca de nieve en los árboles, jardines y tejados, parece la escena de una película; de los tres años que he estado viviendo en esta ciudad nunca había presenciado una nevada tan potente.
Casi hora y media después, llegue a la clínica, la entrada de emergencias estaba colapsada de personas, tres ambulancias se encontraban estacionadas al frente, había mucho movimiento con los paramédicos que entraban y salían de la clínica.

Estacione y salí con cuidado, ya contaba con una cicatriz en mi brazo derecho por resbalar en el hielo, debo considerar seriamente no usar tacones en invierno, eso pone en peligro mi vida cada vez que tengo que caminar por el estacionamiento cubierto de hielo, y se podría decir que la selección que tome el día de hoy no fue la más conveniente, me coloque unas bucaneras negras por encima de las rodillas, con unas medias pantis del color de mi piel, y un vestido negro ajustado, el abrigo beige me llegaba por debajo de las rodillas.
Doy pasos pequeños para evitar caerme, aún me quedan como seis metros para llegar a la entrada, mi mirada está fija en el piso, cerciorándome de donde debo pisar.

—Te veo complicada—me dice un chico con el uniforme de paramédicos.—¿Te ayudo?

<<Qué vergüenza>> siento como me arden las mejillas. Si me niego a la ayuda sería una tonta. Así que, asiento, se acerca a mi y me coloca su brazo para que me apoye en él.

—Gracias —le sonrió y el me devuelve la sonrisa.
Tiene el cabello alborotado y unos ojos café que transmiten seguridad.

—Soy Alex, por cierto.

—Bianca, un gusto en conocerte.

Al llegar a suelo estable me suelto de su brazo. Me siento avergonzada y agradecida.

—De nuevo, gracias Alex, sino fuera por ti, seguiría allá afuera.

—No fue nada, estamos para ayudar—lo noto un poco nervioso, y parece que me quiere decir algo-me asignaron esta clínica hace poco, así que estaré por aquí muy seguido, tal vez podríamos tomar café uno de estos días —dice y baja la mirada.

—Seguro-se le ilumina el rostro.

—Genial, nos vemos luego.

—Cuídate.

Alex se ve muy simpático, y parece interesado en mi. Elenna tiene razón, debería darme la oportunidad de conocer a más chicos y tener citas, desde que me separe de Marco, no he salido con nadie, ya es momento de abrir mi corazón, y permitirle la entrada a alguien que me quiera.

Voy a mi oficina por los planos del piso de cirugía que estamos remodelando, en quince minutos debo presentar unas modificaciones del proyecto que tuvimos que hacer dado el estado en el que se encontraban algunos sectores. Necesito la autorización del presidente y del jefe del departamento para realizar los ajustes, los cuales extenderán el tiempo de culminación de esa área dos semanas más.

Estoy nerviosa, se bien como me pongo al realizar presentaciones, me enfurece ponerme así y no poder controlarlo, soy una mujer fuerte, inteligente y capaz, no entiendo porque me siento tan vulnerable.

Respiro profundo y entro en la sala de reunión, hay cinco personas sentadas, entre ellos el Sr. Adams, Alberto y Emiliano, <<Genial, como si ya no me hubiese avergonzado suficiente frente a él >> los otros dos son parte de los comerciales de la contratista Frenur, son los encargados de ejecutar los diseños del proyecto que realizamos.

Déjame EnseñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora