Capítulo XVIII

27.2K 1.6K 399
                                    


— No puedo creer que me haya dejado convencer de hacer esto— murmuró mientras medio asomo la cabeza a los casi siete metros de altura que hay desde la cima del acantilado.

— No es posible que hayas vivido toda tu vida cerca del mar y nunca hayas saltado de un acantilado—suelta entre risas mientras se acerca a mi. Doy un paso al lado, si me lanza lo mato.

—¿No confías en mi?—me mira sorprendido, mientras niega con la cabeza.

— Si confió—me acerco a él —pero si me lanzas vendré por ti en las noches a jalarte los pies—le advierto y suelta una carcajada sincera.

Respiro profundo y comienzo a sacarme el vestido, él me mira embelesado y siento vergüenza, pero a la vez me hace sentir muy sexy.

—¿Y bien?—digo señalando su ropa—no pensaras que saltaré sola—me mira con sus espectaculares ojos y comienza a sacarse la camisa por encima de los hombros, no se puso traje de baño, así que al desabrocharse el pantalón puedo ver su bóxer color negro—puedes lanzarte con el jean—sugiero apartando la vista de su pantalón.

—¿Para quedar todo mojado después? No gracias, me lanzaré desnudo.

—¿¡Qué!?—grito. Y él empieza a reír.

— Bien, solo en boxer—dicho esto se baja el pantalón y giro la cabeza avergonzada—¿Lista?—dice y me toma de la mano.
El susto me impide hablar, así que solo asiento, nos acercamos de a poco a la orilla y al ver hacia abajo siento vértigo y aprieto la mano de Emiliano. Me quiero arrepentir, pero voltea a verme y caigo directo en su red.
Me tiene, me controla, soy toda suya.

—¿Qué están haciendo?—suena el grito ahogado de mi madre.
Esto se pondrá feo.

—Maldición—murmuró—diremos que fue mi idea—mamá se acerca endemoniada hacía nosotros.

—Claro que no, fue mi idea y yo asumo las consecuencias—dicta mientras se agacha por mi vestido y por su pantalón.

— No, fue mi idea y me seguirás la corriente—ordenó, y me pone mala cara—Si ellos saben que me pediste poner mi vida en peligro te odiaran, y no quiero eso.

— Pero que exageración, ni que hubiese muerto alguien aquí.

—Si murió alguien aquí—le informo de manera tranquila.

—¿Qué?—se exalta— no me dijiste eso.

—Te dije que era peligroso, por algo seria ¿no?

—Eso no...

— Cállate, ya esta aquí—lo interrumpo mientras me termino de vestir rápido y cuando subo la mirada mamá ya está frente de nosotros y me mira con ira.

—Bianca Hoffman—Me llama enojada—te he dicho un millón de veces que te mantengas alejada de este acantilado y vienes a dártela de valiente y a poner en peligro la vida de tu novio, debería darte vergüenza—bajo la cabeza asumiendo la culpa, Emiliano quiere dar un paso al frente, pero lo detengo y aprieto la mano.

—Lo siento mamá—digo aún sin verla.

—Qué no se repita—advierte—vuelvan a la casa, deben arreglarse, pronto llegarán los invitados.

—Si mamá.

Ella se va y Emiliano me ve con cara de burla.

—A la próxima te lanzó.

Se ríe y me toma de la mano para volver a casa.

Deje a Emiliano conversando con papá, me pone nerviosa no estar ahí para controlar a papá y por supuesto a Emiliano, pero ya se acerca la hora de la ceremonia y tengo mucho por hacer. Luego de bañarme y sacarme el agua salada del cuerpo, me seque el cabello y le hice algunas ondas para darle volumen, el resto lo alisé, tome el vestido que estaba perfectamente colocado sobre la cama y procedí a ponérmelo cuidadosamente.

Déjame EnseñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora