Capítulo XXVII

27.2K 1.7K 439
                                    


Lo poco que dormí anoche, se refleja en las bolsas bajo mis ojos, voy a la cocina y saco un hielo del refrigerador, según Elenna, es el aliado perfecto para bajar la hinchazón y disimular las ojeras. Me recuesto en la cama y paso el hielo por debajo de mis ojos, con toda la fe de que funcione. No me puedo permitir que alguien se de cuenta de mi estado actual,  yo puedo con esto, controlaré esta situación y me repondré sola.

Luego que el hielo paso de sólido a líquido, vuelvo al baño para evaluar el milagroso remedio de mi hermana, y como me lo esperaba, no sirvió de mucho. Tendré que aplicar mi remedio milagroso personal: el maquillaje.

Me doy un baño rápido y me tomó el tiempo necesario para cubrir la consecuencia del llanto incontrolable de anoche, el resultado es mucho mejor que el del hielo, nadie lo notará. Reviso en mi armario la ropa que me pondré, y saco un pantalón verde agua, que combino con un top blanco corto, dejando ver un poco de piel de mi cintura, me duelen un poco las heridas de los pies, así que optó por usar unos botines cómodos.

Practico mi sonrisa falsa en el espejo retrovisor del auto, logrando la sonrisa perfecta que me ayude a ocultar el desastre inminente que se esconde dentro de mi.

Al llegar a la clínica, paso directo a la habitación de Emiliano, antes de ir a la reunión con el Sr. Kim.

—Buen día Marie—la saludo mientras me preparo para entrar en la habitación.

—Hola Bianca espera—me detiene.

—¿Pasa algo?—pregunto extrañada.

—Emiliano tiene visita—dice y pone los ojos en blanco.

—¿Quién?—pregunto y ruego que no sea quien yo pienso.

—La víbora mayor—resoplo enojada y no me importa, igual entro a la habitación.

Ella está prácticamente encima de él, hablándole de cerca, no notan mi presencia aún.

—Buenos días—digo con energías.

—¿Tú que haces aquí?—sisea la serpiente.

—Hola preciosa —me saluda Emiliano y ella voltea rápidamente a verlo.

—Dijiste que nunca llamabas a ninguna por apodos cariñoso —le reclama y me llevó la mano a la boca para ahogar la risa— ¿Y tú de que te ríes perra?

<<Uy, esta serpiente esta buscando que le corte la cabeza>>

—¡Patricia! —la regaña Emiliano —no te permito que ofendas a Bianca.

Enarco una ceja y sonrió jactándome  de la escena frente a mi, ella abre la boca sorprendida.

—¿Prefieres a esta antes que a mi?—me señala y me enojo de hombros —está que no te satisface como yo lo hago en la cama —golpe bajo a mi corazón—se cree muy santa, pero le encanta provocarte y dejarte con las ganas, entonces tengo que venir yo, a satisfacer tus necesidades.—otro golpe, que borra la sonrisa de mi boca. Lo nota y ahora es ella quien me sonríe.

—Patricia, vete por favor —le pide Emiliano —te llamo después.

—OK bebé —dice sonriente, porque sabe que me hirió, se acerca a él y lo besa en los labios—espero tu llamada le dice al apartarse.

Me pasa por el lado con una sonrisa que me provoca borrarle de un puñetazo.

—No le hagas caso—inicia hablando.

—¿La llamas a ella después de estar conmigo?—los celos toman las riendas de la conversación.

—No—dice en seco — acércate, o harás que me levante a buscarte.

Déjame EnseñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora