Capítulo XV

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Despierto cinco minutos antes de que suene la alarma, ¡Amo los viernes! Salgo de la cama y abro las persianas para dejar entrar los rayos del sol, el frío ha bajado considerablemente desde que entramos en primavera, y eso hace que las mañana se me hagan menos molestas, ya no sufro al tener que levantarme y exponer a mis pobres pies al témpano de hielo que se convierte el piso del departamento.

Aprovechando el impulso de mi buen humor saco del closet un vestido blanco con estampado de flores azul marino, tomo mi abrigo beige y voy a la cocina a preparar un café. Mientras desayuno recibo un mensaje de Elenna.

Hermanita hermosa, buenos días... recuerda que en una semana es el aniversario de nuestros padres, prepárate psicologicamente y te recomiendo que alquiles a un hombre para que te acompañe, o puedes decirle a tu "AMIGO" el doctor. Te quiero. Besos.

Leo el mensaje y no puedo evitar sonreír con las ocurrencias de mi querida hermana, alquilar un hombre seria más fácil que hacer que el doctor me acompañe.

En estos dos meses nuestra amistad se ha consolidado de manera sorprendente, la confianza que hay entre los dos es demasiada, a veces pienso que hasta excesiva, recuerdo cuando me comentó el protocolo que tenía antes de iniciar la vida sexual con una mujer.

— De verdad, prefiero no saberlo—solté avergonzada.

— Pero si tú preguntaste—se encogió de hombros— ¿ Te da miedo tener esta información?

— ¡Claro que no! Solo que no quiero saber, la pregunta se me escapo de la boca sin permiso—admiti.

—Ya veo—hizo una pausa— igual te diré, me encanta ver como te sonrojas.

—Eres un idiota— bufé, él sonrió.

Además es bueno saberlo y tu deberías practicar lo mismo cada vez que vayas a iniciar una relación sexual — ya podía sentir como mis mejillas ardían, él lo noto y sonrió victorioso — No me mires así, es cierto, realmente no entiendo por qué las personas se acuestan con alguien sin haberse hecho pruebas de ETS primero.

— Porque la gente no anda pensando en eso, tú eres un doctor paranóico—refute.

—Ah, veo que tú eres una de ellos, no le pediste a tu ex una prueba de ETS. ¿No pensarías que eras la primera? ¿o si?

— ¡Pues si!— digo segura —eso me había dicho —mi voz disminuyó considerablemente al darme cuenta que fue una estúpida.

—Entonces él es un idiota por mentirte—sonó molesto— ¿te has hecho las pruebas?—preguntó el doctor.

—Claro que me la hice, después de todo, él me engaño, y quien sabe con cuantas—baje la mirada— pero esta conversación no era sobre mi, así que terminemos con esto, cuéntame tu protocolo.—hable resignada y él se enderezó en su puesto para contarme.

— Yo si pido una prueba de ETS y las hago yo mismo, claro que yo también me hago una para darle tranquilidad a mi pareja.

Déjame EnseñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora