Capítulo XXXV

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5 semanas después

—¿Y cuanto tiempo te quedarás con él?—me pregunta Alex mirando nuestras manos entrelazadas.

Alex, definitivamente es el chico más dulce y con el corazón más grande que he conocido, ha sido un libro abierto conmigo, estas últimas semanas nos hemos dado la oportunidad de salir juntos y conocernos un poco mejor, aún cuando la edad es algo que todavía me causa conflicto. Me acompaño varias veces al edificio en el que estoy viviendo, y se extraño cuando se dio cuenta que estaba viviendo con Emiliano,  así que tuve que contarle que estoy pasando por una situación difícil  y el doctor Emiliano me esta apoyando, pero que nuestra relación es netamente de amistad. Vi en su mirada confusión  el día que le conté, pero se limito a asentir con la cabeza y se reservo el comentario que podía casi leer en sus ojos: ¿Por qué él?
La fama del doctor era conocida en toda la clínica, y sabía que, sus amigas, pues, no eran amistades inocentes, le asegure que yo no era de ese grupo de amigas, no se si me creyó, pero no continuamos con el tema, hasta hoy.

—Me iré esta semana—contesto y me mira con los ojos iluminados, aún no lo he hablado con Emiliano,  pero estoy segura que le agradará tener su espacio nuevamente.

—¿Lista?—me pregunta y siento un nudo en el estómago. Asiento lento con la cabeza.
Entonces abre la puerta del avión, y siento la ráfaga violenta del viento, entre los muchos oficios de Alex esta el de instructor de salto de paracaídas, después de mucho insistir acepte saltar con él.

Me coloca el arnés uniéndome a él, mi espalda choca con su pecho, tengo la adrenalina a mil por hora, ya no hay opción para arrepentirme. Nos acercamos a la orilla del avión, y me da pánico.

—Te juro que lo amarás —me dice al oído—tres, dos,  uno...

Saltamos, y una sensación de vacío invade mi estomago, esto es cien mil veces más potente que una montaña rusa. Grito a todo pulmón,  hasta que mi cuerpo empieza a adaptarse a la caída y comienzo a disfrutar de la experiencia, la ciudad se ve hermosa, me siento libre.

Alex extiende mis brazos y entrelaza sus dedos con los míos, cierro los ojos y solo me dejo llevar.

Nos aproximamos a la ciudad y entonces desplega el paracaídas, la velocidad disminuye,  y ahora sobrevolamos los campos en un suave paseo, el cielo esta más azul que nunca, hacia el horizonte puedo ver el mar, y el sol se pone al oeste, dándonos la mejor puesta de sol que haya visto en la vida.

Descendemos y llegamos al suelo  con un pequeño salto, el paracaídas queda a nuestras espaldas, Alex me libera y enseguida me volteo y lo abrazo con fuerza.

—¡Lo ame! Tenías razón, fue lo más increíble que haya hecho jamás.

—¡Te lo dije!—grita emocionado, toma mi rostro entre sus manos y me planta un beso en los labios, me agarra desprevenida, pero no me aparto, sus labios son suaves y cálidos, su beso es tierno y delicado.

Lo tomo de los hombros y lo separo de mi con suavidad.

—Lo siento —masculla—se que quieres ir lento, y que en estos momentos no quieres tener una relación.

—Tranquilo—digo para que no se sienta mal, bajo la mirada,y luego me aparto.

En esta etapa de mi vida, no quiero más complicaciones de las que ya tengo, las sesiones con Alejandro van muy bien, pero aún quedan heridas que sanar y traumas que superar, no sería justo para Alex, que lo involucre en el agujero negro del que trato de salir.

Vuelvo a casa, bueno, a la casa de Emiliano, al entrar lo veo sentado en el sofa con una amiga y maldigo para mis adentros.
Nota mi presencia y se acerca a mi.

Déjame EnseñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora