1.1 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘶𝘯𝘰.

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Sus finos dedos tamborilean en el volante de la camioneta que tiene destino a Forks, realmente no sabía que estaba haciendo, solo sabía que quería un respiro de su gran castillo en las afueras de Siberia.

La música de fondo era una canción llamada Special Death—Mirah. Que le daba vibras del pueblucho al que iba entrando, con un ritmo de misterio.

Se adentró más en el pueblo lo que llamó la atención de cierta pelinegra.

—¿Alice?.—Jasper se acercó preocupado mientras Edward y Alice se quedaban en un trance mirando la reciente visión.—Toma.—Jasper le acercó un papel como de costumbre y esta empezó a dibujar a una mujer sin rostro, con el cabello echado todo el tiempo hacia atrás, con un traje negro ajustado y tacones del mismo color. La vió solo por unos milisegundos, pero eso fue suficiente.

—¿Quién era Alice?.—Edward fue el primero en preguntar, pues ni siquiera él podía reconocer a la nueva intrusa.
—No lo sé, viste lo mismo que yo.

Todos en la casa se miraron preocupados y lo primero qué pasó por la mente de Edward fue Bella, si ella corría algún peligro con la intrusa en Forks. ¿Esto era o no cierto?

Antonella se estacionó en una casa en las afueras del bosque, cerca de la línea del tratado con los lobos, a quienes vio al otro lado montando guardia, como si pensaran que ella iba a atravesarlo. Desde esa distancia podía oírlos pensar "¿Quién es?, ¿Qué quiere?, ¿Es una Cullen?, pone en peligro la reserva, tal vez venga en paz, es una vampiro, es peligrosa" Todos al mismo tiempo, lo que le hizo soltar un suspiro de frustración y los miró fijamente, susurró un váyanse en su dirección y todos hicieron caso a la orden.

Saco sus cosas de la camioneta y entró a paso lento a la casa con grandes ventanales, apenas de una planta, algo simple pero lindo para ella, claro, sin perder ese toque elegante que la caracterizaba.

Los Cullen pasaron el resto de la noche preocupados mientras que Antonella salía a cazar, "cazar" porque en realidad hacía que se mataran ellos solos.

La mañana siguiente llegó con los nervios de punta, todos se prepararon para ir a la escuela como de costumbre.

La relación de Edward y Bella no era nueva, así que ambos llegaron juntos en su auto mientras en la otra esquina del estacionamiento vieron una nueva camioneta negra aparcarse.

Los Cullen y Bella se quedaron en su lugar, mirando a la pelirroja pálida de ojos dorados caminar con sus tacones entre la multitud.

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora