1.9 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘕𝘶𝘦𝘷𝘦.

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Muévete.—Bella acató la orden de Antonella cuando todos comenzaron a dispersarse.

Todo se había ido al infierno, y la culpa de todo esto la tenía Edward, y claro, el viento.

Emmett, Alice y Antonella caminaban detrás de Bella, cubriendo su cuerpo de ser necesario, el aquelarre de vampiros nómada se había dispersado hacia la dirección de la residencia Cullen, donde los había dirigido Carlisle.

Todos sabían que James no seguiría a Carlisle hasta la residencia, en la primera oportunidad que tuviera se daría la media vuelta y se largaría pitando para poder seguir el rastro de Bella y darle inicio a su jueguito de cacería. Nadie tenía idea de cuánto tiempo tardaría en escabullirse pero tendrían que actuar como si ya les estuviera vigilando.

Sus pensamientos ahora estaban demasiado lejos como para pudiesen alcanzarlos, pero tenía una ligera idea de dónde se encontraba el grupo más grande. No obstante, no podían estar seguros al cien por cien de que él siguiese con ellos.

Si se ponía a correr por las laderas de estos picos, tendría una buena vista de sus movimientos. Aun así, a Edward le enfadaba la velocidad a la que avanzaban... o, mejor dicho, a la que no avanzaban.

Emmett, Alice y Antonella no hicieron ninguna alusión al tema. Los tres sabían bien que podían estar observándoles, aunque Alice no lograba ver con claridad lo que estaba haciendo James. Ahora no se iban a cruzar con él, ni en un futuro inmediato. Alice solo había podido ver a los extraños en el claro porque habían decidido interactuar con
ellos.

Cuando llegaron hasta la otra punta del claro y se adentraron lo suficientemente en el bosque como para que nadie los mirase, Edward se echó a Bella a la espalda, quien se sujetó con fuerza de él y muy pronto todos echaron a correr, no lo suficientemente rápido como le gustaría a él pero si a la máxima velocidad a la que podía moverse sin lastimar a Bella.

Cuando el Jeep entró en su campo de vista subió rápidamente a Bella.

—Sujétale.—Siseo Edward hacia Emmett, quien hizo caso sentándose atrás, a un lado de ella, y al otro lado de Bella venía Antonella, manteniéndose lo más pegada posible a la puerta, como si la humana tuviera la peste.

Alice se sentó a un lado de Edward, en el lugar del copiloto, y sin rechistar se puso a rebuscar entre todos los futuros cercanos que pudieran ocurrir, en la mayoría se veía el Jeep sobre una carretera oscura que Edward conducía a toda velocidad, sin ningún destino seguro, otros iban en la dirección incorrecta, de regreso a la casa de Bella o la residencia de los Cullen. También había algunos donde se dejaba ver de nuevo esa luz cegadora, ¿Por qué elegirían un lugar así si tendrían que quedarse ocultos todo el tiempo?

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora