1.14 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘤𝘢𝘵𝘰𝘳𝘤𝘦.

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Emmett y Carlisle se estaban acercando. Volvió corriendo con Carlisle y le extendió la mano.

Tardó solo un segundo en entender lo que quería. Le arrojó el teléfono. Se dió otra vez la vuelta y corrió con ellos mientras le enviaba un mensaje a Alice.

"Dime quién de nosotros encuentra el rastro". Llegaron al mirador del extenso lago.

—Emmett.—Respiró casi en silencio.—Toma la decisión de tomar la orilla sur desde aquí y luego seguirla hacia el este. Carlisle, tú toma la decisión de correr por el norte a lo largo de esta orilla. Yo iré por el lado opuesto.

Miró a Antonella aún en las copas del árbol quien simplemente se volteó hacia otro lado.

    ¿Te harás a un lado?. Le preguntó.
    Tú me lo pediste. No era la primera vez que oía a Narcissa dentro de su cabeza, sus propios pensamientos traspasaban en escudo para que Edward pudiera escucharla. Se sorprendió de su tono de voz, triste y aburrido, se preocupó pero decidió que en este momento era más importante el rastreador que tenían bajo agua.

Se lo imaginó, se comprometió con su decisión, se vió a si mismo zambulléndome en las oscuras aguas azules, saliendo disparado hacia la orilla opuesta para después correr hacia el norte y encontrarse con Carlisle en el extremo más alejado del lago.

El teléfono vibró en silencio. "Em", escribió Alice. "Punta sur".

Les mostró el mensaje y luego le devolvió el teléfono a Carlisle. Tenía una bolsa impermeable para protegerlo.

Se sumergió y escuchó a Emmett tomando impulso detrás de él. Se mantuvo recto como un cuchillo, decidido a entrar en el agua haciendo el menor ruido posible.

El agua estaba muy clara y solo unos grados por encima de la temperatura de congelación. Nadó varios metros bajo la superficie, invisible en la noche. Podía distinguir el sonido de Emmett detrás de él, aunque él avanzaba casi en completo silencio. No podía oír a Carlisle en absoluto.

Salió del lago en su punto más meridional. Los únicos sonidos detrás de Edward eran las gotas de agua que caían del cuerpo de Emmett y que golpeaban las piedras de la orilla.

Se fue a la derecha y Emmett a la izquierda.

Cuando Carlisle emergió provocó una pequeña ola. Miró hacia atrás. Tenía el teléfono en la mano otra vez y le hacía señales a Emmett. Edward había elegido el camino correcto.

Efectivamente, solo unos metros más adelante captó un atisbo del aroma del rastreador. Estaba por encima de  ellos, James había saltado a las ramas de un alto pino contorta. Escaló el árbol y hallé su rastro, que se extendía a través de las ramas de los árboles circundantes. Volteó a su derecha y vio a Antonella que aún se movía por entre las copas.

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora