1.8 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘰𝘤𝘩𝘰.

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—¿Quieres que llame a Alessandro?

—No, no.—Ella respondió rápidamente, sus ojos cambiaron de golpe a dorado otra vez.—Estoy bien, estoy bien, de verdad.

¿Segura? Sabes que siempre podemos llamarlos.

—¡No!, digo... no. No quiero llamarlos.

—Bien.—Ambos se levantaron del pasto.—¿Estás—

—Carlisle, ya dije que no, deja de insistir por favor.

—¿Quién es Alessandro?.—Preguntó Bella.

—Es—

—Nadie.

Todos se miraron y decidieron no preguntar más al respecto, era evidente que si preguntaban mil veces quien era, Antonella seguiría respondiendo Nadie, esas mil veces.

—¿Por donde vendrán?

—Se separaron.—Dijo primero Edward.

—Están tanteando el terreno.—Le siguió Alice.

—Entraran por tres direcciones diferentes, siendo cautelosos.—Finalizó Antonella.

Todos asintieron y regresaron a sus posiciones, aún un poco tensos, fingiendo.

—Suéltate el cabello.—Le pidió Edward a Bella. Su rasgo más evidente, además de su olor y el latido de su corazón, era de hecho, su piel, así que intentaba cubrirla a toda costa. Bella hizo caso a su orden a lo que Rosalie y Anto hicieron una mueca.

—Eso no sirve de nada.

—Podemos olerla desde el otro lado del campo.—Ambas se completaron las frases.

—Por favor quédate detrás de mi todo el tiempo, y no hagas ruido.—Antonella se acercó a Bella, adoptando una figura posesiva a vista de cualquiera.

Nadie lo entendió, pues la pelinaranja se la pasaba hablando pestes de Bella, excepto Carlisle, quien desvió sus pensamientos nuevamente para que Edward no se enterara.

—¿Qué crees qué haces?.—Le preguntó Edward, ya estaba demasiado estresado por la situación de los vampiros como para que Antonella se pusiera a jugarle una de sus bromitas.

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora