1.5 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘤𝘪𝘯𝘤𝘰.

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La hora de la salida ya había llegado, el clima estaba empeorando cada vez más, a este punto ya estaba lloviendo. Alice ya empezaba a sospechar que Bella y Edward en realidad no debían estar juntos gracias a una reciente visión donde se miraba la silueta de Antonella tomando la mano de Edward.

Emmett y Jasper venían detrás de Antonella listos para irse a casa cuando ella vio a Edward y Bella besándose.

—¡Houston tenemos un problema!.—Antonella fingió desmayarse y Jasper la atrapó.

—¡Oh no!, ¡Déjenla tirada que ya se ha muerto!.—Rosalie y Alice rieron al ver como Antonella sacaba la lengua por un lado mientras mantenía los ojos cerrados, tomándose muy en serio su papel.

—¡Ayuda, ayuda!, ¡La princesa ha muerto y nos quedaremos con todo su dinero!.—Emmett la tomó rápidamente y la aventó a la parte trasera del Jeep a lo que todos se carcajearon cuando un sonido metálico se escuchó.

—¡Oye!.—Antonella se levantó riendo y sobándose la cabeza gracias al golpe hueco que se le había proporcionado.—Jamás se quedarán con mi dinero malditas ratas.—Se bajó rápidamente y comenzó a perseguir a los hermanos mientras reían.

Cuando los "atrapó" los tres cayeron al piso mojado del estacionamiento y ahí sí que Edward no pudo resistirse a la risa.

Los tres se levantaron riéndose mientras Antonella carcajeaba al ver su manga del saco que ahora era otra tela aparte.

—¡Se rompió mi saco!

—Tranquila, Alice tiene y no los usa.

—Sip, llegando a casa te doy uno.

Antonella se quitó el saco dejando ver su bonita figura que nadie había logrado mirar, sus pechos eran grandes, de un tamaño perfecto como para tomarlos en tus manos, con abdomen plano y cintura pequeña, le seguían sus grandes caderas, sus glúteos bien formados y de un tamaño perfecto y después sus piernas, que tampoco habían logrado ver, sus pies también eran lindos, aunque solo se veían unas partes por el tacón. Y cabe mencionar que esto se veía mucho más sexi gracias a su cuerpo mojado y la lluvia.

—Nos vemos más tarde Bella.

—Si, adiós.—Le abrió la puerta de su camioneta y le dio un beso corto, a lo que Antonella volteó los ojos.

—¡Vámonos Edward!

—¡Ya voy!, nos vemos.—Se despidió rápidamente de Bella y se acercó trotando a los chicos, se quitó su chaqueta y se la ofreció a Antonella, quien la aceptó gustosamente dejándose embriagar por el olor de su vampiro.

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora