2.7 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦.

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Ambos salieron del elevador, Edward siguió a la pelirroja por un pasillo lúgubre hasta llegar a unas puertas enormes de madera que abrió de par en par.

—¡Antonella!, que grata sorpresa.—Aro fue el primero en ir a su encuentro, dándole un cariñoso abrazo a la pelirroja.—Veo que haz traído un acompañante. Edward, es un gusto conocerte.

—Igualmente.—Edward y Aro estrecharon sus manos, Antonella rió un poco cuando miró los pensamientos de Edward y este le dirigió una mirada picarona a Antonella.

—Aro puede ver cualquier pensamiento que hayas tenido sólo con tocarte.

—Menos los tuyos por su puesto querida.

—No sabes cuánto me alivia.—Ambos rieron y Antonella se acercó en un suspiro a abrazar y dejar un beso en la mejilla a Caius.—Me alegra verte Caius.

—Lo mismo digo Antonella.

—¡Marcus!.—El hombre mayor le dió una cálida sonrisa, Edward se acercó a presentarse con los demás.—¿Cómo estás?

—Bien querida.—Su voz era en un tono aburrido, como si se acabase de despertar.

—Me alegro.

—Parece que la pequeña Antonella por fin ha encontrado a su pareja.—Dijo Marcus a lo que Antonella se cubrió la cara.—Ya no es nuestra pequeña.

—Me he dado cuenta de eso.

Edward levantó una ceja hacia Antonella, quien rodó los ojos hacia Marcus.

—Marcus tiene la habilidad de reconocer relaciones físicas y sentimentales.

—¿Y Caius?

—Caius..., bueno, Caius es Caius.—Los tres grandes vampiros rieron, ocasionando que la pareja se les uniera.—¿Y Alessandro?

—Fue a asearse, ya viene hacia acá.

—Me sorprende que no tengas a los hermanos detrás tuyo Aro.—Antonella se dejó caer en la silla de su hermano y sacó una paleta de su traje.—Jane y Alec, Oh espera, ya los olí.

Marcus rió cuando Antonella arrugó la nariz y Aro negó con la cabeza mientras se sentaba en su silla.

—¡Antonella!.—Una puerta del lado derecho se abrió y Antonella saltó de su asiento para ir a encontrarse con su hermano.—¡Ayy, aquí estás patito!
Ella rió y lo abrazó amorosamente.—Me quedaré aquí por un tiempo.—Alessandro esbozó una sonrisa cuando Antonella revolvió su cabello mojado.

—Mientras no hagas una matanza todo estará bien.

—Hablé hace poco con Luca.

—Ay Luca. ¿Qué quiere esta vez?

—Dice que la gente ya se enteró de nuestro retiro y quiere que solucione el problema con los Shelby. Después hablaremos de eso.

Alessandro asintió, la pelirroja tomó su mano y se acercó dando brinquitos a su silla.

—Antonella, que sorpresa.—La voz de Jane hizo eco en el lugar seguido de los piquetos de sus tacones y su hermano por detrás.—Nos alegra verte.

—A mi igual Jane. Alec.—El mencionado se acercó a abrazar a Antonella, ella sonrió y señaló a Edward.—Él es Edward Cullen, el hijo de Carlisle, él es mi compañero.

—¿Ya lo sabe?.—Antonella miró con una gran sonrisa a su hermano y asintió.—Gracias a Dios porque juraría que le arrancarías la cabeza.

—Ha estado cerca un par de veces.—Todos rieron por el comentario de Edward, quien le sonrió a los hermanos.

—Ellos son Jane y Alec, Jane posee ilusión de dolor y Alec privación sensorial. Son el dúo de la pandilla, después de los Bagarella por su puesto.

Antonella se acercó a Edward quien entrelazó sus manos, su hermano rodó los ojos con una sonrisa en la cara y Antonella rió.

—Hablando de arrancar cabezas. Están todos invitados a mi fiesta de fin de año, como de costumbre.

—¿A quién ofreceremos de espectáculo esta vez?.—Le preguntó Alessandro.

—A los Shelby, y si Luca sigue vivo a fin de año le entregaré una invitación.

—¿Iras tu por ellos?

—¿Cuándo no?

—Touché.

—Gracias Carmina, ten por seguro que no faltaremos.—La mencionada asintió. Y volteó hacia la puerta cuando un olor conocido inundó su nariz, unos segundos más tarde tres personas entraron por la puerta de la izquierda.

—Vaya, miren quien se digna a visitarnos.

—También te quiero Demetri.

—Hola Antonella.

—Felix. Él es Edward Cullen, hijo de Carlisle.—Los tres vampiros se acercaron a estrechar sus manos.—Ellos son Demetri, rastreador, Félix, quien ocupa mi lugar cuando yo no estoy, y Heidi, quien tiene atracción física.

—Me alegra venir, Carlisle me ha hablado mucho de este lugar.

—Nos alegra tenerte por aquí, Carlisle no nos ha visitado en años.

—Buenoooo, nos vamos, es hora de ir a cazar.—Todos dijeron una despedida a la pareja y se encaminaron hacia la puerta.

—¡Cullen!.—Ambos se detuvieron a mirar a Alessandro, que veía fijamente al vampiro.—Cuida a mi patito, porque sino quien te arranque la cabeza seré yo.—Edward asintió y ambos salieron con las puertas cerrándose detrás suyo.

¿Patito?

Yo le digo ranita.—Edward esbozó una sonrisa.—Me dice patito porque cuando usaba trajes siempre tenía una cola de pato. Carlisle me ayudaba a fajarme.

—¿Y ranita?

—Por qué a Alessandro le gustaba mucho brincar, él era como Alice, cada vez que caminaba daba pequeños brincos.—Edward asintió y la jaló hacia él para abrazarla mientras caminaban.—¿Te alimentarás?

—No tengo hambre.

—Edward.—Antonella se detuvo y Edward junto con ella.—Esto no es sano.

—No tengo apetito Anto.

—Es por Bella, ¿Verdad?.—Edward suspiró y asintió. Las facciones de Antonella cayeron notablemente.—Bien. Yo iré a cazar.

No dijo nada más y se alejó de el pasillo.



Nota: Heyyy, es un capítulo corto pero es para dar introducción a los próximos sucesos de los libros/películas. Más que nada relleno. Muchas gracias por leer❤️

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora