3.4 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰.

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—Es obvio que Bella no irá a Florida, Alice.—Antonella lanzó su sándwich de jamón al plato en la mesa de la cafetería.—Charlie le quitó el castigo hace poco, no quiere arriesgarse a nada.

—Quizá debas ir tú con ella.

—¿Y por qué no vas tú?.—Antonella rió ante el tono que uso la pelinegra para dirigirse a Edward.

—¿Estás loca?, esa es una increíble idea, Alice. Hola Charlie, soy Edward, el ex novio de Bella, vengo porque nos iremos de viaje a Phoenix para ver a su madre, hasta luego.—Todos en la mesa rieron por el comentario de Edward.—Además, tú le agradas a Charlie.

—Eso es verdad.—Jasper rió por la sonrisa que puso Alice, como si estuviese orgullosa de eso.—Me llevaré a Rosalie conmigo.

—Se te zafó un tornillo, no iré contigo ni con todo el dinero del mundo.

—Touché.—Rosalie y Antonella rieron a lo que Alice giró los ojos.

—No entiendo su problema con Bella.

—Es una idiota.

—Tenemos que arriesgar el cuello por ella.

—No tiene sentido de la moda.

—Carece de personalidad.

—¿Ya dije que es una idiota?

—Ya entendí, ya entendí.—Los tres chicos en la mesa rieron mientras Rosalie y Antonella seguían diciendo razones en voz baja.




Alice y Antonella estaban en la camioneta de la pelirroja, estacionadas frente a la casa de la humana, apagó el motor y ambas salieron de el auto, Alice fue quien se acercó a tocar la puerta, un hombre en traje de oficial y cinturón abrió la puerta, su olor era parecido al de Bella pero menos llamativo.

—¿Hola?

—¡Hola señor Swan, soy Alice!.—Él estrechó manos con ella al tiempo que Bella aparecía detrás de la puerta.—Ella es Antonella.

Antonella puso una sonrisa que se viese genuina y estrechó manos con él, aunque no se le veía muy agradable, por su mente pasaron varios momentos donde Bella no paraba de quejarse de ella.

—Así que tú eres Antonella...

—Si señor esa soy yo. ¿Podemos pasar?.—Se lo pensó un poco pero terminó asintiendo, Alice y Bella se saludaron mientras Antonella solo se limitó a darle su típica sonrisa.—Solamente queríamos hablar brevemente con usted. Y con Isabella, claro.

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora