2.6 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘴𝘦𝘪𝘴

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Las siguientes semanas fueron muy difíciles para Edward, trataba de acercase a Antonella pero esta simplemente le ignoraba, y es que ella tenía la razón, Edward había sido un estúpido, de nuevo. Antonella estuvo a su lado aún cuando todo su cuerpo le gritaba que no lo hiciera y ahora, él tenía la decencia de juzgarla por su pasado, aunque él tuviese uno muy similar. Alice había tenido visiones recurrentes sobre Bella, donde está estaba sumida en el dolor y la agonía, Edward ya no lo soportaba más, él se sentía tan culpable que no solo Jasper lo sentía sino todos en esa casa.

Sintiéndose demasiado agobiada por la situación, tomó una decisión apresurada, todos la miraron bajar las escaleras con dos maletas, ambas con ropa y una mochila colgando en sus hombros llena de paletas.

Emmett se paró rápidamente a auxiliarla.—¿A dónde vas?

—Me iré de aquí.

—Edward.—Dijo Esme, en un intento de detener a la vampira.—Haz algo.

—Eres libre de venir conmigo si así lo quieres Cullen, me iré con Aro y Alessandro.—Rosalie se acercó a auxiliar también a la vampira, quien salió rápidamente de la casa.

—¡Antonella!.—Kate llegó con ella y le dió un fuerte abrazo.—Gracias por venir. Llámame.

—Espero verte pronto Kate, despídeme de los demás.—La rubia asintió mientras Antonella subía sus cosas a la camioneta.

En unos segundos Edward salió de la casa con sus maletas, Carlisle y Carmen le seguían por detrás.

—Cariño, no es necesario que te vayas, puedes quedarte aquí con nosotros. Como en los viejos tiempos.—La voz de Carmen tenía un tono maternal, Antonella suavizó su mirada pero cuando miró al Clan Cullen parado en la puerta de la casa su mirada se hizo dura otra vez.—Carmina...

—Gracias por recibirme Carmen, sabes que estoy muy agradecida contigo.—Abrazó cariñosamente a la mujer, quien no dudo en responder el abrazo.—Espero volverte a ver.—La mujer asintió, sollozando aunque le era imposible llorar.

—Ve en paz Anto.

—Hablas como si te estuviera traicionado.—Carlisle rió y se acercó a abrazar cálidamente a Antonella, le apretó el hombre a Edward, deseándole suerte.—Adiós Carlisle, volveré.

El mayor asintió y se despidió con la mano, Antonella entró a la camioneta sin mirar atrás y cuando Edward estuvo dentro arrancó el motor, conduciendo sobre las calles frías y llenas de nieve.

CULLEN | Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora