Capítulo 10

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Natalia.

Los mareos no acaban, me siento débil y tengo más calor que antes.
A Matías le bajaron la temperatura a -9° y a mí me la aumentaron a 49°.

Mientras él se abraza por el frío, yo me abanico con mis manos porque no aguanto este calor.

Tiene como 2 minútos que escuché los disparos y entiendo que no es algo fácil llegar hasta nosotros pero siento que el tiempo se está llendo muy lento.

La movilidad de Matías va cada vez más lenta, aún trata de buscar algo, toca el cristal pero  no encuentra nada.

Mis labios están secos y deseo tomar como 20 litros de agua.

Me asusté más cuando Matías cayó al suelo abrazándose, golpée el cristal pero  no lograba escucharme.

-¡Matías! -grité llorando y el sólo se acomodó en posición fetal.

Necesito sacarlo de aquí, tiene que vivir y ahora sí cumplir su promesa de hacerme hijos.

Comencé a golpear los cristales así como lo hacía Matías pero mi mano rebotaba. No eran cristales del todo, era como goma.

Pisé con fuerza las esquinas pero ninguna daba resultado.

La energía se me agotaba, miré hacia arriba y habían unos cables pero gracias a mi estatura no alcanzaba.

Brinqué lo más que pude y no los llegaba ni a tocar.

Le dí un puñetazo a un lado de la caja y se hundió.
Fruncí el ceño y luego traté de sacar el cuadro que estaba más adentro.
Había una cajita dorada, la abrí y contenía dos tarjetas con un chip.

Sonreí emocionada, ésto era lo que Matías estaba buscando.

Después mi sonrisa se desvaneció porque al poner la tarjeta en la puerta no la recibió, primero tenía que desactivar la temoperatura pero eso se hacía desde afuera.

Pensé unos 5 segundos y luego acomodé la caja dorada debajo de los cables.

Si me rompo los tobillos que sea por una buena causa.

Me subí a la caja dorada y brinqué lo más que pude. Logré agarrar los cables pero no los desconecté y cuando caí al suelo me lastime los pies ya que la caja era larga pero no muy ancha.
Volví a hacer lo mismo sólo que esta vez sí logré desconectar todo.

Mi caja dejó de producir calor pero aún no sentía el alivio porque el vapor seguía presente.

Otra vez la respiración me empezó a fallar pero  no moriré sin sacar a Matías de quí.
Coloqué la tarjeta en el sistema y la puerta se abrió. Salí rápido para poner la otra tarjeta en la puerta de donde estaba Matías, logré abrirla y sentí frescura total.

-Mi amor -le susurré -tratando de despertarlo.

Estaba demasiado frío, sus brazos no producían nada de calor y respiraba con dificultad.
Lo agarré por los hombros para sacarlo a arrastras pero pesaba demasiado, esto era mucho para mí.
Continué así hasta que salimos de esa caja, lo abracé con fuerza para darle un poco de calor pero no despertaba por más que le hablaba.

Los disparos seguían así que supongo que siguen peleando entre mafias.

La puerta del lugar donde estábamos encerrados estaba cerrada y traté de buscar algo para abrirla pero no encontraba nada. Dejé a Matías cerca de la caja donde yo estaba para que le tocara algo de calor mientras yo seguía buscando una llave.

La puerta tenía código de 6 dígitos y empecé a pulsar los que se me ocurrían pero ninguno era el correcto.
Empecé a desesperarme porque no sólo Matías está mal, yo también sigo con este mareo y el aire me empieza a faltar.
Volví a teclear al azar hasta que lo logré, la puerta marcó una palomita verde y se abrió.

Mafia vs Mafia (Completa ✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora