Capítulo 24

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Mauro.

No puedo sacarme de la mente los gritos de Celeste en el video que me mandaron. El hijo de perra de Gotti la violó y juro que le daré la peor de la muertes.

Le dí el último trago a mi botella y después la aventé. Se estrelló contra la pared provocando que todo quedara en vidrios rotos.

-¡Carajo, Mauro! -escuché la voz de mi hermana con desespero-. ¡Voy a estrellarte la maldita botella en la cabeza!

Sentí que agarró mi rostro entre sus manos y abofeteó mis mejillas.

-Duele -empecé a reirme.

-¡MATÍAAAAS! -gritó con fuerza.

¡Mierda! Si me ve en éstas condiciones va a...

-¡Hijo de tu verga madre! -gritó Matías antes de cargarme y luego me aventó a la cama-. ¿¡Por qué tomaste!?

-¡No recuperamos a mi hermana y a mi mujer! -dije antes de llorar.

-¿Y esa es la manera de arreglar las cosas? -golpeó mi pierna.

-No empieces, Matías -froté mis sienes.

-Te tengo paciencia porque eres mi hermano -se sentó en la cama-. Pero quiero que entiendas que tienes otra hermana y es Ingrid, no puedes darle éstos espectáculos.

-¿Sigue aquí?

Para ser sincero veía todo borroso y todo se me movía.

-Obvio, idiota -dijo Ingrid al mismo instante que me dió un zape.

-Saldremos a Cuba en 3 horas así que date un baño con agua fría y te quiero listo -avisó Matías.

-¿Por qué a Cuba?

-¿Olvidaste que hice buenas amistades ahí? -dijo con cierto tono de orgullo y mamón.

-Desde que recuperaste la memoria te volviste más mandón, orgulloso y fastidioso.

- Puede ser pero es por una gran razón; compensar el daño que le hicieron a mi mujer y sacar el coraje que tengo atorado porque mi hijo no nació.

A los pocos segundos escuché que azotaron la puerta.

-¿Quién salió? -pregunté antes de tratar de levantarme.

-Matías -dijo mi hermanita.

Me jaló de los pies y después sentí cómo me bajaba el pantalón.

-¡Oye! -expresé.

Estoy ebrio pero no es para tanto.

-Necesito bañarte...

Tiene razón Matías, no puedo ni quiero ser una carga para mi hermana.

-No, háblale a Joshua... -dije dudando.

-¿Seguro? -también dudó.

-Creo que sí...

-Puedo hacerlo yo.

-No, ve por él por favor.

-Como digas.

Se salió y sólo duré como un minúto acostado porque de la nada sentí que me jalaban de los pies y caí al suelo.

-Lo siento -escuché la voz de Joshua.

Oren por mí...

-No seas tan brusco... -pedí.

-No seas marica.

Respiré hondo mientras me cargaba en su hombro.

-¿Cuánto tomaste? -se quejó al caminar-. Pesas más que las dos chicas que tuve arriba de mí hace  meses.

Mafia vs Mafia (Completa ✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora