—¡Jack! —Alex lo llamó desde el garaje.
Del piso de la cocina, John se levantó y dejó el trapo con el que estaba limpiando los cajones. Sorprendentemente habían encontrado el tiempo de ponerse a arreglar la casa sin ninguna excusa de por medio. Aquel era el día no-oficial de limpieza de los Hamilton-Laurens y John estaba más que orgulloso de haber logrado un progreso la mitad del día sin que Alex tuviera que pedirle ayuda en algo.
—Dime. No te pasó nada malo, ¿no? —acomodándose la pañoleta que mantenía sus rizos apartados de su rostro, John se asomó por la puerta lateral de la sala.
En el último escalón de la escalera plegable y con un extraño equilibrio, Alex se mantenía con una sonrisa de oreja a oreja —bien, no se había lastimado— y una extraña caja de cartón que había bajado de una de las estanterías en el fondo de todo.
—Nada malo, en serio, todo lo contrario. Mira lo que encontré.
—Desde acá abajo no se ve nada más que tu hermoso trasero —John bromeó. Ya que Philip no estaba, podía decir lo que se le viniera en gana.
—Gracias —Alex le sonrió y sosteniéndose de la estantería, se inclinó a pasarle la caja—. Pero en serio, no sabía que teníamos de estas en la casa.
Dentro de la aludida, había un set de seis pinturas neón: una amarilla, otra verde, una más naranja, violeta, fucsia y la última de un azul entre oscuro y claro. Al igual que Alex, no estaba seguro de dónde habían salido, ni si aún servían. Aunque su tiempo en las clases de arte en la universidad podrían ser una pista, ni siquiera era viable debido a que si mal no recordaba esas pinturas sin abrir solo duraban unos cinco años como máximo.
—Si siguen líquidas son de menos de cinco años. Y... no sé —John tomó uno de los botes y lo sacudió, dentro algo medio se movió—. ¿Phil no tuvo un proyecto hace años en la escuela?
—Pip tiene muchos proyectos cada año en la escuela, Jack —Alex ladeó la cabeza—. Y antes de que lo llames y le preguntes, le he ayudado en la mayoría. No recuerdo haber comprado esto. Además, creo que están cerradas.
—Okay, eso es raro. Pero...
—¿Vas a pintar algo? —a pesar del entusiasmo con el que Alex lo estaba diciendo, John sabía que no lo estaba presionando para hacerlo ni mucho menos.
Aun así, a decir verdad, a John se le había ocurrido una de esas misteriosas ideas que solo ocurren una vez cada veinte años. Y John tenía cuarenta.
—No exactamente. Estamos casi a finales de año, ¿no? La última reunión anual que tuvimos con todos nuestros amigos no fue emocionante ni alocada, ni siquiera la organizamos nosotros y la anterior a esa no terminó increíblemente bien, y te tengo a ti de testigo de eso —John lo apuntó con su índice.
Por lo general, Alex siempre era el más bajo, tanto en su grupo de amigos como junto a John. Así que ahora al estar aún sobre la escalera con John señalándolo, su esposo se podía imaginar la ilusión que le estaba haciendo la conversación que estaban teniendo en ese momento. Por lo que no le pidió bajar de ahí para seguir explicándole su magnífico plan.
—Continúa...
—Voy a organizar la siguiente. O sea, la de este año. ¿Qué estamos? ¿Estamos lunes? No, es domingo. ¿Crees que puedan venir el fin de semana?
—¿En serio preguntas por George y Samuel? Por favor, Jack —Alex rodó los ojos, ambos conocían tan bien a sus amigos que ni siquiera debía haber preguntado eso en primer lugar—. Ahora, si preguntas por Peggy... Igual si le avisas hoy, sí.
—Okay, anota eso.
—Anotado —sin moverse si quiera de la escalera, Alex le hizo una seña con sus dedos y le guiñó un ojo.
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Fonogramas || Lams Month 2021
FanfictionSi los fotogramas pueden capturarse en imágenes, los fonogramas son para ser escuchados. Nueva entrega de pequeñas historias entre Alexander Hamilton y John Laurens, durante un mes completo dedicado para ellos y sus versiones tanto históricas como...