XI. Decor

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A través de las ventanas, la nieve de inicio de diciembre comenzaba a cubrir los vidrios, los árboles adoptaban una nueva vestimenta de blanco, los copos de nieve se arremolinaban en las entradas de las casas y las personas más entusiasmadas a las fiestas ya tenían adornados sus árboles y porches. Algo que Samuel había tratado de convencer a George de hacer durante la última semana de noviembre.

Esa semana habían adornado los jardines y todo lo que sus vecinos podían observar en el exterior de la mansión; sin embargo, —y para tener el momento solo para ellos— habían dejado la decoración del árbol en su salón para el final. Fue así como un 4 de diciembre de 2027, Samuel sacó las cajas con las decoraciones que había comprado con George cuando recién se había mudado con él, en la mañana habían recibido el pino, el cual no se diferenciaba mucho de uno real. Esto último porque, según George, el árbol aún con sus raíces en una maceta y con toda la hidratación que le pudieran dar mientras lo tuvieran dentro; se veía fuera de lugar en una mansión con pisos encerados.

Aunque eso no evitó los comentarios de su novio.

—Qué pena que no pudimos tener un árbol real este año —hizo una mueca de tristeza fingida que rápidamente se transformó en George desnudándolo con la mirada—. Lo que hubiera dado por verte como leñador.

—Eres increíble —Samuel negó y abrió una de las cajas.

—Lo sé. ¿Pero me vas a negar eso? O sea, tus manos alrededor de un hacha... —tarareó en respuesta a sí mismo— Me da muchas ideas de lo que tus brazos podrían hacer.

—Dios santísimo. Más te vale no andar así cuando Mary y Charlotte lleguen —se sonrió sabiendo que esa advertencia no significaría nada para el otro.

—No prometo comportarme, diletto —le guiñó un ojo y sacó algunas esferas, listones y estrellas para ir adornando el árbol.

Los colores de ese año eran blanco y dorado. El árbol era blanco, por lo que las esferas también combinaban con aquello, teniendo algunas toques de escarcha, otras siendo transparentes con algún muñeco de nieve dentro y unas cuantas completamente esmaltadas. Y era el trabajo de Samuel, subido en una escalera, preparar los listones plateados desde lo alto del árbol para que luego comenzaran a colocar las esferas.

—¿Caería muy bajo si hablo de la increíble vista que tengo desde aquí? —George sonrió al levantar la mirada de las cajas.

—¿A qué se ve hermoso desde ahí? Y eso que aún no le pones las luces.

—Créeme que a donde vamos no las necesitamos —George arrimó su mentón en la palma de su mano.

—Mmm... igual creo que tienes razón, habría que ponerlas justo después de los listones si queremos que se vean bien. ¿Las sacas de la caja que está en la esquina?

En ida y vuelta estuvieron una hora y media revisando que todo estuviera en su lugar para que no interfiriera con los adornos que iban a colgar al final. Desde arriba, colocaron algunas flores de pascuas plateadas con pequeñas bayas doradas de acebo, piñas pintadas del mismo color y unas cuantas campanillas.

Era un árbol precioso de admirar.

—Anda pasándome las esferas —Samuel pidió y George le fue dando una a una hasta que la parte superior estaba lista y le tocó ir bajando de la escalera.

—¿Y este? —George le mostró un adorno de reno tallado en madera—. ¿No es el que...?

—Ya David debería estar en camino, cierto —frunció el ceño y recostándose contra los escalones de la escalera le mandó un mensaje a su hermano.

—¿Entonces lo guardo?

—Déjame ponerlo aparte para cuando llegue —Samuel bajó por completo de la escalera y lo colocó sobre el aparador que tenían cerca de la ventana. Tampoco había rastro de Charlotte ni de Mary.

Fonogramas || Lams Month 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora