IX. Staying up all night

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Antes de que sonaran las campanadas de la media noche, ambos se despidieron de todos sus amigos con la excusa de que tenían cosas más importantes que hacer además de celebrar el fin de año con ellos. Tanto Alex como John compartieron miradas y se encogieron de hombros, por primera vez estaban diciendo la verdad, tenían un lugar más importante en el que estar.

—¡Pero si es son los anfitriones de la fiesta! ¡No se pueden ir así no más! —Laff levantó su mano para que lo vieran entre la multitud de celebridades, aunque parecía que bien sabía lo que sus amigos podían hacer fuera de ahí.

—¡Ahora tú eres el anfitrión! ¿Sí? ¡Si ves a Robert Downey Jr. por ahí le pides un autógrafo por mí! —Alex jaló a John del brazo para poder salir de la fiesta antes de que les pusieran más peros.

Entre risas, de su bolsillo, Alex le lanzó las llaves del auto a John y se fueron con la radio encendida a todo volumen por las calles llenas de palmeras de California. En realidad, y por más que quisieran quedarse en la fiesta, solo la habían organizado como un mero formalismo debido a su despedida de las alfombras rojas y las pantallas grandes. Una corta carrera para dos prodigios del cine, o algo así había dicho un tabloide con el propósito de generar más controversia con su retiro.

A las finales y por más que intentaran expandir los rumores, esa decisión había sido un acuerdo mutuo tanto de Alex como de John. En el fondo, cuando empezaron los paparazis a invadir su privacidad se volvió un asunto del que debían encargarse urgentemente. Más cuando ninguno de los dos había anunciado su relación a los medios, por más que se habían casado quizá unos dos o tres años antes de lanzarse al estrellato.

Entonces para ahorrarse las molestias y los contratos que podían o no hacerlos firmar para ocultar su relación o aparentar otra para subir la popularidad de algún pobre conejillo de indias, eligieron dar un paso hacia un lado y lanzar la casa por la ventana en su última aparición pública. Por eso la fiesta.

Hasta que John tuvo una mejor idea en medio de esta. Y como Alex lo había prometido, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, lo acompañaría hasta el fin del mundo.

Y cuando su auto comenzó a sonar como seguramente no debería de hacerlo, fue que se dieron cuenta de que estaban yendo por el buen camino de las colinas, hasta el letrero de la mismísima Hollywood. Todo para ver el amanecer una vez más.

—Vamos, falta poco —John abrió le abrió la puerta del pasajero y lo ayudó a bajar, recogieron unas mantas que habían dejado guardadas en el asiento trasero y siguieron el camino a pie.

—A veces tienes las mejores ideas del mundo, Jack.

—Pues no por nada te casaste conmigo, ¿no?

—Completamente de acuerdo. Ahora, ¿qué piensas hacer una vez que estemos allá? —Alex esquivó una de las rocas, saltando sobre ella y dejando que el polvo ensuciara sus zapatos caros que terminaría regalándole a su representante.

—Primero elegimos una letra y luego nos sentamos. Después de eso...

—Esperemos que el mundo nos sorprenda, ¿no? —completó al verlo perderse en las estrellas que se podían ver con más claridad a esa altura, la luz de la ciudad no era tan fuerte y por ende dejaban a esas hermosas esferas de gas tomar el reflector.

—Exactamente —lo rodeó con un brazo y siguieron caminando.

Habían salido de la fiesta quizá unos cuarenta y cinco minutos antes de la media noche, por lo que esperaban llegar al menos a tiempo para cuando fuera el año nuevo. Del nerviosismo, ni siquiera revisaron sus celulares para comprobar la hora cuando se sentaron sobre las mantas con la mirada a la ciudad. Desde ese punto, todo se veía diminuto y les hacía sentir su espacio dentro del mundo. Como tan pequeñas acciones generaban un impacto en los demás, cómo sus trabajos, habían inspirado a otros como su director de escena para continuar persiguiendo sus sueños.

Fonogramas || Lams Month 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora