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"...Dulce ironía del destino,

que te puso en mi camino..."

Pov Yuta

Cobarde.

Esa era la palabra que actualmente me definía a la perfección.

Mientras Taeyong estaba viviendo un sueño de colores junto a su omega, yo me escondía detrás de las paredes y las puertas para espiar a mi adorado chico de cabellera rubia.

Ya pasó un mes desde que mi amigo empezó su relación, y ambos lucían según me dijeron, más que enamorados.

Tae estaba atontado, seguro al cien por cien que había encontrado a su omega, y disfrutaba de sus besos y abrazos cada día.

Sin embargo yo había noches que no podía dormir, simplemente despertaba de madrugada con el eco de una vocecita en mi cabeza llamándome "alfa" ,"estoy aquí", "encuéntrame", eran simples palabras sin mucho sentido, pero que me afectaban de una manera extraña.

Aquella voz, se me hacía conocida, y por momentos sentía que me estaba volviendo loco.

Era tanta la ansiedad que tenía por encontrar a mi compañero que a veces me parecía que mi cerebro me jugaba malas pasadas.

Aquel fin de semana me quedé solo en el departamento.

Taeyong se había ido de fin de semana con su omega, entusiasmado, con la clara intención de marcarlo sin perder más tiempo.

Cuando me contó su plan me pareció bastante apresurado, pero él juró que estaba seguro, que su corazón le decia que estaban hechos el uno para el otro y que lo amaba.

La sorpresa me la llevé el domingo por la noche, cuando entró a casa en absoluto silencio, y se encerró en la habitación sin decirme ni explicarme nada.

-Tae ¿quieres hablar?- pregunté apoyado fuera de su puerta.

Esta se abrió dejando paso a la oscuridad y un alfa con olor a tristeza se veía sentado en la alfombra al costado de la cama.

-Las cosas no salieron como planeabas ¿verdad?- cuestioné sentándome a su lado.

-No solo que no pude marcarlo, ni siquiera se dejó levantar la camiseta, no quiso de ninguna manera ir más allá de besos- aseguró afligido.

-Tae es normal, llevan poco tiempo, si lo quieres tendrás que esperar a que él esté listo y preparado, es un paso difícil de dar, pero no significa que no te quiera- dije intentando consolarlo un poco.

El rechazo nos duele a todos, pero tampoco era que le dijera que no lo quería, estaba quizá exagerando un poco.

-Pero es que no lo entiendo, me dice que soy su alfa, que lo sabe desde que me vio, y cuando le pongo una mano encima pareció que entraba en pánico, no es normal- soltó frustrado.

-Quizá haya tenido una mala experiencia en su pasado, alguna razón tendrá, ¿no se te ocurrió preguntarle o hablarlo con él?- sugerí.

-No, me sentí muy enojado en ese momento, además empezó a llorar y yo lo amo pero no soporto que sea tan sentimental, tan llorón, es estresante para mí, así que me fui y volví al amanecer- confesó.

-¿Le dejaste solo en el hotel toda la noche y te fuiste por ahí? estas loco eso no se hace...- dije molesto.

-Solo quería dejar de escuchar sus lamentos y sus lloros y no se me ocurrió otra cosa- contó enojado.

-¿O sea que ahora están peleados?- pregunté con sigilo.

-No, nos reconciliamos por la mañana- respondió.

The Brand YuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora