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"... Si se nos da,

te juro que no te suelto..."

Pov Yuta

Aquella mañana, mientras desayunábamos tranquilamente, mi omega sentado en mi regazo y ambos sobre la alfombra, la puerta se abrió.

Taeyong apareció sin previo aviso, trayendo un enorme peluche de elefante en sus manos y unas cuantas cervezas de mi preferida en su mochila.

Le miré con incredulidad y desconfianza, él apoyando su espalda contra la madera de la puerta me dijo con voz tranquila encogiéndose de hombros: -Lo siento Yu, me dejé llevar por las emociones y reaccioné muy mal, ¿me perdonas?-

Había algo en aquella disculpa que me alertó mis instintos primitivos y abracé más fuerte al omega apegándolo a mí.

Tae no era de disculparse, más bien, él dejaba pasar los días hasta que se te pasara el enojo y aparecía como si nada hubiese pasado.

Algo no me cuadraba, pero decidí no pensar demasiado las cosas y aceptar aquellas disculpas, al fin y al cabo era mi amigo, también sabía que lo estaba pasando mal.

-Claro que te perdono, Tae, pasa- le dije acercándome a él con Sicheng colgado como un koala.

-Omega, te traje un regalo- soltó dulcemente extendiendo el peluche hacia él.

Sicheng me miró y escondió su cara en mi cuello, rechazando aquel regalo.

Más que enfadarle, a Tae aquel gesto le dió risa.

-Tómalo e imprégnalo con tu olor, si no, no lo querrá- afirmó dándomelo entre risas.

Abrimos las cervezas y nos sentamos en la mesa de la terraza, conversando con calma.

El timbre de llamada de mi teléfono se escuchó impaciente entre las risas.

Atendí con prisa al ver el número de la policía.

-¿Diga?- pregunté ansioso.

-Señor Nakamoto, mañana a las cinco de la tarde tiene que presentarse en comisaría para que le tomen declaración- se escuchó del otro lado.

-Allí estaré, que tenga buen día- y colgué la llamada.

Taeyong paso con nosotros el resto de la mañana, cuando estaba cerca el mediodía se marchó, pidiendo disculpas otra vez, diciendo que aunque no vuelva a vivir conmigo vendría cada día a ver a Sicheng porque realmente lo extrañaba, aunque ni siquiera pudiera acercarse, ya que el rechazo del omega hacia él crecía con cada vez que se veían.

Aquella tarde, mientras él dormía la siesta, llamé a Yurima para quedar, ya que ella y Tae mañana cuidarían a Sicheng mientras yo declaraba, algo que no me apetecía hacer, pero era de vital importancia para el juicio.

Ella con el gran corazón que tiene, no dudó un instante en aceptar venir a mi casa a estar con él, y yo pude quedarme así mucho más tranquilo.

Sabía que no estaba siendo sincero con ella, y que en algún momento debería aclarar las cosas, pero esperaría a que todo esto pasara para cortar con ella definitivamente, ya que no quería hacerle más daño del que ya le estaba haciendo.

Cuando el atardecer ya caía por el cielo, el omega dibujaba tranquilamente sentado en la alfombra entre mis piernas, mientras yo en el sofá jugaba videojuegos, espiándole de vez en cuando para observar lo que dibujaba. Básicamente siempre eran dibujos similares, flores, arcoíris, mariposas y dos lobos juntos, todo demostraba lo tranquilo y feliz que se sentía.

The Brand YuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora