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"... No esquives el sufrimiento.

Tienes que ir a través de él

para llegar a donde vas..."

Pov Yuta

-Amor, la semana que viene llega mi celo- Dijo Sicheng mirándome serio.

-Lo sé, estoy completamente preparado- contesté tranquilo.

-Tendrás que ocuparte tú de que tome las pastillas esos días, porque si me olvido de alguna ya sabes lo que pasará- afirmó riendo con cara de asco.

-Si, si, suerte que hasta ahora nunca te las olvidaste, sino ya tendríamos la casa llena de cachorros- sugerí haciéndole cosquillas.

-Por cierto, ¿la tomaste hoy?- pregunté.

-¡Que si, alfa pesado!, vámonos que llegaremos tarde a clases- me apuró empujándome a la puerta para correr, porque obviamente se despertó juguetón y perdimos media hora con el mañanero.

Teníamos todo planeado, bien organizado y cuando la semana siguiente llegó ya estábamos encerrados en mi departamento para que nadie nos molestara.

-¡Sí que estás entusiasmado por ver a mi omega!- escupió con sarcasmo y el ceño fruncido.

-¡Claro que sí!, realmente lo extraño- contesté sin darme cuenta de que había caído precisamente en donde él quería que cayera.

-¡Lo amas a él, no a mí!- soltó casi gritando.

-Amor,¿otra vez? no digas eso, ya hemos hablado de esto, no puedes estar celoso de tu omega, ambos son la misma persona- dije con calma, sabiendo perfectamente que cada vez que tocábamos este tema, él se ponía como loco y se enfadaba sin querer entrar en razón.

-Es la verdad, por eso estás conmigo, porque fue él de quien te enamoraste- gruñó tirando los trapos de cocina al suelo.

-¡No voy a volver a discutir contigo de esto!- dije agarrando las llaves para salir porque no quería pasar por esto otra vez.

-¡Entonces vete!, es lo único que puedes hacer, porque sabes que tengo razón- no dije nada y cerré la puerta de un golpe, necesitaba aire, estas escenas me agotaban y cada vez eran más continuadas, la brecha entre él y su lobo se estaba convirtiendo en una guerra fría que yo no sabía cómo manejar.

Pasé por el supermercado donde compré chocolates y las gomitas que sé que son sus preferidas, a pesar de que estaba enojado no pude evitar querer mimarlo y complacerlo.

Me tomé casi una hora sentado en la hierba mirando el parque, pensando en aquellas palabras que había dicho días atrás, "omega está roto" ¿qué mierda significaba eso?.

Cuando casi anochecía volví, ni bien entré le encontré sentado en el suelo, a unos metros de la puerta abrazado a sus piernas y llorando.

-Amor ¿por qué estas aquí?, el suelo está frío- dije alzándolo para sentarlo en la isla de la cocina.

Sus ojitos violetas se clavaron en mí, con una mirada tan tierna que podría haberme derretido allí mismo.

-¿Por qué lloras, corazón?- pregunté confundido, viendo como inclinaba la cabeza sin comprender lo que le decía.

Su lobo ya se había presentado.

-Alfa enojado porque omega malo- contestó en un hilito de voz.

-Alfa no está enojado, omega- afirmé.

-Alfa se fué- señaló las llaves y las bolsas que traía en la mano.

The Brand YuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora