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"...Yo te miraba a ti,

como un ciego miraría

el mundo por primera vez..."

Pov Yuta

Dicen que cuando amas a alguien, todas las células de tu cuerpo parecen recobrar vida por su propia voluntad, provocando que pierdas el control total de las respuestas de todo tu ser.

Aquella noche, Sicheng, después de un largo largo momento de mirarnos fijamente a los ojos, en un silencio lleno de palabras no dichas, donde le tenía tan cerca que podía sentir como nuestras respiraciones se mezclaban, entonces comprendí que estaba absolutamente perdido por este hermoso omega de cabellos rubios.

Aquella caricia que mantenía sobre mi mejilla me estaba quemando la piel como si fuese una brasa candente la que me tocara.

Estuve peleando conmigo mismo para no acortar la distancia entre nosotros haciéndome dueño de esos labios rosados y no soltarlo jamás.

¿Alguna vez has amado a alguien tanto que hasta tenerlo cerca dolía?.

Pues precisamente así estaba yo en este mismísimo momento.

Observándole dormir con anhelo, sujetando su mano sobre mi rostro porque no quería que aquella sensación desapareciera.

Pensando en las mil y una formas que podían suceder las cosas a partir de ahora.

Realmente ¿él estaba cayendo en mis brazos sutilmente, o yo estaba lanzándome a un abismo emocional, donde me rompería cruelmente la cabeza, contra la fría superficie de cemento de un corazón que realmente no me quería?.

Nunca había conocido una persona tan distante de su lobo, la individualidad humano- animal estaba completamente rota.

Él, no solo no escuchaba a su lobo, sino que literalmente le ignoraba todo el tiempo, incluso cuando se refería a esa parte de su ser lo hacía con odio, como culpándole de todo lo malo que había pasado en su vida.

Si él rechazaba con tanta intensidad su lado animal ¿por qué estaba acercándose a mí? ¿quién era yo ahora mismo para él?.

Aunque muchas noches ansiaba con todo mi alma convertirme en su refugio, ser su lugar seguro en el mundo, ahora dudaba si realmente era eso lo que me haría feliz.

Ser simplemente aquel amigo cercano que siempre estaba ahí para escucharlo, secarle las lágrimas y matar cientos de dragones con tal de que él estuviese a salvo.

¿O significaba todo este acercamiento que él poco a poco estaba empezando a inclinar su balanza hacia mi lado, que algo dentro de su corazón empezaba a latir sincronizado con el mío?.

Después de pensar y pensar observándole, llenándome de su aroma hasta casi sentir explotar mis pulmones, me dormí soñando que en algún lugar del mundo, en alguna otra vida, un lobito blanco junto a un enorme lobo gris se acurrucaban juntos mirando al mar lamiéndose, volviéndose una misma alma, enlazados por el amor y la luna hasta el fin de los tiempos.

¡Joder que lo amaba!, y lo hacía de aquella manera tan intensa en la que estaría seguro de que si él se marchaba, perdería la vida en aquel mismísimo instante por la tristeza.

Lo amaba tanto, que me sentí demasiado poco para él, tal vez yo no era lo suficientemente bueno para lograr eclipsar a Taeyong, quizá mi falta de agresividad ante sus ojos me hacía ver como un alfa incapaz de protegerlo o luchar por él frente a cualquier peligro.

Cuando despertamos, las palabras dulces con las que me saludó evaporaron en segundos todo aquel malestar que me comprimía el corazón.

-Buenos días, alfa bonito- murmuró con una enorme sonrisa y ojitos hinchados.

The Brand YuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora