💚 10 💚

151 17 44
                                    

"... Y fue en sus ojos color violeta

donde yo me perdí..."

Pov Yuta

-Omega precioso despierta- susurré acariciándole la mejilla con suavidad.

-Omega sueño- dijo refregándose los ojitos con el puño.

-Lo sé, pero es hora de desayunar, omega necesita comer para estar sano y fuerte- le expliqué mientras le cogía en brazos para llevarlo hasta la cocina y sentarlo sobre la isla para que tomara su chocolate caliente.

-Omega sueño- repitió aniñado desde la curva de mi cuello donde tenía escondida la cara.

-Toma el chocolate y después alfa te hace mimitos para que te vuelvas a dormir- dije con suavidad mirando fijamente los ojos violetas hinchados por el sueño.

El olor a alfa molesto me llegó a la nariz y giré la cabeza para ver a Taeyong con el ceño fruncido, mirándonos desde la puerta de su habitación.

Le sonreí y él respondió con una mueca forzada que intentaba en vano parecer una sonrisa.

Se acercó despacio hasta Sicheng, que en ese momento dejaba la taza de chocolate sobre la encimera y se paró en seco a menos de un metro de él.

-Sicheng, omega, ¿puedo tocarte?- le preguntó acercando su mano a su rostro.

-A-alfa- tartamudeó con miedo.

-Omega no te haré daño, solo quiero acariciarte... ¿De verdad no me recuerdas?, ¿realmente no sabes quién soy?- cuestionó con un dolor perceptible en el corazón, que a mí me dio una puñalada.

De un salto se bajó de la isla con la idea de esconderse detrás mío para evitar a Tae, pero el intento le quedó frustrado, cuando mi amigo le agarró el brazo con fuerza y lo detuvo.

-Omega contéstame- exigió con voz dura.

El labio inferior de Sicheng empezó a temblar y las lágrimas no tardaron en salir.

-Taeyong suéltale- ordené.

-Solo quiero que me responda y lo dejaré ir- escupió enfadado.

El omega lloraba mirándome fijo y yo empezaba a sentir la rabia subiéndome por las piernas hasta llegar prácticamente a los puños.

-Taeyong suéltale- volví a exigir poniendo mi mano sobre la de él.

-Omega respóndeme- le gritó sacudiéndolo en el proceso, a lo que se sobresaltó y lloró con más fuerza.

No sé exactamente en qué momento perdí la paciencia, pero lo único que se escuchó en esa cocina fue un -suéltale ahora- con voz de mando.

Me miró con rabia, gruñendo, pero le soltó.

El omega asustado se abalanzó a mis brazos.

Si bien Taeyong era alfa y yo también, dentro de nuestra especie tenemos jerarquías.

Tae era un alfa del montón, mientras que yo era uno puro dominante, eso significaba que los alfas de la categoría inferior se vieran obligados a ceder ante mi voz de mando.

Nunca en toda la vida que llevamos siendo amigos había usado mi voz de mando con él, y eso lo hirió profundamente.

Desde su punto de vista no solo le había quitado su omega, sino que le había humillado frente a él, y eso fue demasiado para mi amigo, quien salió del departamento dando un portazo audible en casi todo el edificio.

The Brand YuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora