Capítulo 5

942 68 9
                                    

Desperté con un tremendo dolor de cabeza. Y al abrir los ojos senti una luz muy fuerte por lo que mi cabeza dolio mas. Cerre los ojos con fuerza y me di la vuelta, quedando boca abajo. No sabia donde estaba, pero eso ahora, no me importaba. Lo que me importa es que me duele la cabeza, y quiero dormir.

Cogi mi celular y vi la hora. Estaba tarde. Hice un sonido molesto y me asente en la cama con ayuda de mis brazos, aun tenia los ojos cerrados, pero cuando ya estaba totalmente sentada, abri los ojos.

Juraria que este es mi cuarto si no tuviera afiches de el equipo NBA por todo lugar, premios de basquetbol en una repisa enorme, estaba llena de ellos. Pero eran de hace mas de diez años esos premios. Se notaba a simple vista. Pase dos dedos sobre los trofeos. Estaba pérdida en la nada.

—¿Como sigues? —oí una voz atrás mio y no me asuste. Me corri con mi cara neutral y lo mire.

Le hice una seña indicando que daba igual.

—¿Por qué nunca hablas?

—Hablo lo normal, no como las demas personas que hablan en exceso.

—Claro.

Se formó un incómodo silencio y camine hacia la salida. Pero Kylan me llamo.

—Megan, ¿No me darás las gracias por evitar que el fuego llegue a ti?

Asentí mientras lo volteaba a mirar. Y de inmediato me gire para salir a mi casa. El problema es que no sabia donde estaba.

—¿Necesitas ayuda?

Negué con la cabeza y abrí la puerta de su casa, pero se cerró de inmediato.

—¿Puedes hablar aunque sea una vez?

Asentí, se estaba poniendo molesto por quedarme callada, se le nota en la cara.

Por fin si me dejó salir, asomé mi cara por el anden. Para ver si podía ver aunque sea por donde estaba mi casa.

Alguien me coge la muñeca, pero no fue difícil adivinar quien era, Kylan.

—Deja que te lleve aunque sea a tu casa. Estas recién levantada y te desmayaste hace poco. Te llevare a mi casa.

Asentí, queriendo decir que aceptaba que el me llevara. Subimos a su auto y lo puso en marcha. Le iba a decir en donde vivía ya que es casi imposible que el sepa donde vivo, no hemos hablado nada. Pero cuando ya abría la boca, ya estaba al frente de mi casa. ¿Como sabe donde vivo?

—Puedes agradecerme si...

—¿Como sabes donde vivo?

—Exacto, por nada. Adiós, Megan.

—Gracias.

Abrí la puerta desconcertada y camine hasta la puerta. Al abrirla vi a Dorothea sentada en el sillón.

—Hola, Megan.

—¿Que hace usted aquí?

—No me hables así.

—Usted no es quién para mandarme.
—Soy su mamá.

—Eso es lo que usted dice.

—¡Callate! Vine acá por qué quiero que hagas algo.

—¿Y por que debería?

—Solo te vine a advertir que no te sorprenda verme acá más seguido, te daré indicaciones, pero no serán concretas y no te dirán nada realmente. Solo el mismo día que tengas que hacer, llegaré con todos los jefes y te diremos con detalles y precisión lo que tendrás que hacer. Prepárate, porque te aseguro que no te gustará nada de lo que viene.

Después de decirme todo eso ella se fue. Yo me encogí de hombros y toque mi bolsillo trasero y sentí un celular, el mio lo tengo en la mano. Saque el celular del bolsillo y recorde, era el celular de Kylan. Pensé que lo había agarrado al llevarme a su casa, pero no. Y estoy tranquila de que no lo haya agarrado. Mañana se lo daré.

Caminé hasta habitación a esperar que se hiciera de noche y me diera sueño escuchando música. Como siempre.

Llegué y enseguida entre al salón donde me tocaba. Me hice en el mismo puesto que siempre y está vez no escuche música. Simplemente me puse a dibujar en mi cuaderno mientras escuchaba las risas de las demás personas que estaban con sus amigos o sus parejas. Yo dibujada cosas sin sentido. Hasta que llegó Kylan.

—Hola —dice con una sonrisa enorme en su cara.

Yo hice un leve movimiento de cabeza, indicando un saludo.

—¿Sabes? Ya me esta fastidiando que jamás hables. Háblame solo por hoy. Verás que no es nada malo hablar de vez en cuando. Y así no haces amigos.

Suspiré, aceptando a hablar.

—Yo no necesito amigos. Yo no quiero amigos.

—Pues ya tienes uno, y se llama Kylan.

—Esta bien.

—¿Que te gusta hacer?

—No me gusta nada —digo mientras me levanto mis pies del suelo para ponerlos en la mesa que tengo al frente mío. Pero Kylan empujó mis pies suavemente para dejarlos en el piso,  mientras tenía una sonrisa enorme en su cara. Yo solo lo mire con una mirada de odio pero fingido.
—Sabes que si tienes gustos, pero no lo sabes. O simplemente no lo quieres admitir.

—Claro... ¿Que hay de ti? —levanté de nuevo mis pies y esta vez si los dejó quietos.

—No hay mucho que contar de mi.

—Vamos,  se que tienes que contar algo. —le pegué muy suave en su brazo. No se por qué de la nada estoy actuando tan cariñosa con él, es más. Jamás me porto cariñosa con nadie.

—No se. ¿Que te gustaría saber? —dice mientras apoya su codo en su pierna y con su mano hecha puño apoya su mentón en su mano.

—Lo que sea. Dime lo que sea.

—¿Por qué tanto interés en mi vida,  si se puede saber? —pregunta alzando una ceja divertido.

Eso no lo sé. Pero solo me encogí de hombros.

—¿Otra vez empezarás a hacer silencio?

Quería quedarme callada para dejarlo molesto o simplemente para que se quedara callado. Pero me gustaba tener un conversación así de normal,  alegre y de gente común y corriente. Aunque yo no soy normal. Y él tampoco.

—Recordando eso...

—¿Recordando qué? —Me interrumpe al hablar de algo que el ni entiende. Otra vez pensando en voz alta.

—Olvídalo.

—Esta bien.

—Oh si, casi lo olvido. —digo haciéndome la desentendida de que tenía que entregarle algo. —La otra vez dejaste tu teléfono tirado. Ten.

Saqué un teléfono de mi bolsillo pero casi saco el mío. El no se puede entrar que también soy real. Saqué por fin el de Kylan y se lo extendí. Pero el solo se quedo viendo el celular con una mirada vacía. Con los ojos muy abiertos.

—Kylan. —pasé mi mano por su cara,  y despertó de su trance. Pero sin quitar la mirada.

—Gracias. —dice con la misma mirada vacía y lo agarra lentamente.
—¿Hay algo que quieran compartir el señor Wright y la señorita Candle con la clase? Los he visto conversar por toda mi clase. ¿Por qué no lo comparten con todos? Así sabemos que es lo que es más importante para ustedes que mi clase.

Yo negué con la cabeza mientras Kylan seguía con su mirada perdida. Así que yo hable.

—No señor.

Él solo asintió y siguió con la clase. Algunos murmuraban, y sabía cómo eran sus comentarios. Escuche un miren, los raros ya están teniendo conexión,  son el uno para el otro. Los dos son igual de raros. Y seguido escuche risas. La verdad,  me daba igual. No era que me importará mucho lo que digan de mi. Y seguro Kylan piensa igual. Aunque estoy segura que sigue metido en sus pensamientos y que ni siquiera sabe que lo están mirando como bicho raro,  al igual que a mi.


Real (Wattys 2017) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora