Cada día lo he contado, cada hora, cada minuto, cada segundo. Cuento todo desde que nos dieron el descanso, y sobretodo, desde que entre al instituto. Sobretodo el chico el cual no se el nombre, pero que insistió en que le perdonará algo. Sobretodo cuando conocí a Kylan, aunque se puede decir que lo conocí por segunda vez. Aunque no recuerdo haberlo visto nunca por ahí, nunca lo vi pasar en las instalaciones de nuestro hogar.
Ya ha pasado una semana y no he parado de pensar en Kylan y en cómo ha de ser su historia. Cada quien tiene su historia. Y yo quiero saber la de él.
—Muda, ven un momento por favor. —grita Kylan sentado en el sofá de su casa, yo estaba en su cocina. Estábamos terminando de planear la obra para mañana.
Kylan había decidido llamarme muda, ya que últimamente no he hablado tanto como la vez que me convenció que hablará con él. Pero no veo la necesidad de hablar todo el tiempo.
—¿Que pasó? —pregunto caminando.
—Necesitamos actuar esto.
Kylan señala la hoja once de lo que escribimos de la obra.
—Está bien, empecemos.
—No, no, no. Con vestuario incluido.
—Está bien.
—Decir solo Está Bien, —imita mi voz haciendo comillas con sus dedos—, también hace parte del ser muda.
—Pues no me gusta tu definición de muda.
—Así se hace, hablando.
Lo mire raro, lo mire cómo me miran a mi siempre. Claro que Kylan tiene suerte, es apuesto, y a pesar de ser real, no actúa como los demás.
En serio, necesito saber su historia.
Camine hasta la habitación de Kylan, ya tres veces acá y me sé toda su casa de memoria. Aunque yo prácticamente, tengo la misma.
Saque la ropa que Kylan había elegido para mi, a veces pienso que Kylan es un mujeriego, pero si es real, ¿Cómo va a ser mujeriego?
Creo que digo que Kylan no puede hacer nada por ser real, pero parece como si hubiera hecho de todo.
Me cambie mi cómoda ropa por una que jamás usaría, o tal vez sí, bueno, no se me ve mal, y mañana con maquillaje, me sentire mejor, aunque incómoda, pero me sentire linda.
Baje a la sala, Kylan ya tenía todo listo para actuar como si estuviéramos en la verdadera obra. Se veía aun mas apuesto. Él me veía de una manera... No se, tenía los ojos brillosos.
—Clase, nuevo aviso, lo harán en el teatro, en frente de todo el instituto.
Apreté la mano de Kylan aun más fuerte. Jamás me había mostrado en público. Y ahora, estaba aun mas nerviosa. Me mostraré frente a todos.
Algunos saltaron de sus asientos y celebraron. Otros se les vio que estaban desanimados. Pero nadie estaba nervioso, solo yo.
Todos empezaron a caminar al teatro, y el profesor empezó a nombrar el orden de las presentaciones. Kylan y eramos los cuartos en pasar.
Los cuartos.
Mis nervios solo aumentaron. Jamás había estado tan nerviosa, ni siquiera cuando el hermano de Dotothea se me acerco con una pistola en la mano derecha, y un cuchillo enorme en la mano izquierda, esta vez estoy más nerviosa.
Todos se fueron a los baños, pero Kylan y yo nos fuimos a unas sillas cercanas.
—¿Por qué no te viniste de una vez preparada?
—¿Perdón?
—Ya sabes, vestuario, maquillaje.
—No iba a dejar que todo el instituto me viera así, pero ya que.
Vi que todas las chicas empezaron a salir del baño preparadas. Así que entre yo, y estaba solo. Tenía la vestimenta aquí, no lo quería hacer. Pero tenía qué.
Al salir cambiada, me mire en el espejo, jamás me había gustado tanto verme.
Saque el maquillaje, y lo puse en una mesa, delineador negro, sombras, máscara de pestañas. En fin, solo me iba a maquillar los ojos.
—Estas hermosa.
Me sobresalte, tirando el delineador al piso. Menos mal estaba cerrado.
—Me asustaste, Kylan.
—No era mi intención —me sonrió. —¿sabes? Este maquillaje resalta más tus ojos, deberías de usarlo más seguido.
—Gracias, pero no.
Yo empecé a guardar el maquillaje en el estuche y se lo di a Kylan.
—Gracias.
Sí, raro. Es de Kylan... Bueno, es de su tía.
Caminamos hasta las sillas donde estábamos antes. No me había dado cuenta de que Kylan estaba preparado. Estaba... Me dejo muda.
—Ya seguimos nosotros, vamos.
Abrí los ojos, aun más. El tiempo se pasó rápido. Vi la mano de Kylan al frente mío y la tome lentamente. Y nos encaminamos al teatro, justo a tiempo.
Nos subimos al escenario y sentí que todo el mundo me daba vueltas. Había mucha gente.
Contamos hasta tres mirándonos. Y empezamos.
—Susy, por favor. Sálvame.
—Lo siento, no puedo.
—Claro que puedes.
—Dime como.
—No lo hagas —dice Kylan, se puede decir que no tiene nombre en la obra, jamás lo decimos. Y... Yo ya tenía lágrimas en los ojos.
—Tengo que hacerlo. —digo acercándome a Kylan, acariciandole la mejilla.
—Entonces solo... —bajo la mirada, y me volvió a ver, sus ojos brillaron. —besame.
Me quedé en blanco, aun sentía nervios en esa parte, y aunque la hayamos practicado en su casa, aun estaba nerviosa. Porque el beso aun no se realizaba. Pero ya, es hora.
Me acerque a Kylan, cerré los ojos, y Kylan sabia que no era capaz hacerlo, así que el se inclino y mis labios tocaron los suyos, y tal vez se supone que solo mi personaje debería de sentir ese beso, pero lo sentí yo, lo sentí, no sólo Susy, lo sentí yo también.
Y al separarme de él, seguí con la obra, apreté mis labios y alcé el arma.
—Lo siento. —susurré imitando una voz débil, y se cerraron las cortinas del teatro, escuchando el sonido de una pistola acabando de disparar una de sus balas.
Cerré los ojos, me daba miedo que aún siguieran viendo, que tal vez que hayan abierto de nuevo las cortinas y me estuvieran viendo.
—Megan, lo hicimos. Escucha.—escuché un susurro en mi oído, abrí los ojos y me estremecí al ver el cuerpo de Kylan al frente mio, con su cara en mi cuello. Y nos olvidamos de los aplausos que se oían, solo escuchábamos nuestras respiraciones juntándose.
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Real (Wattys 2017)
Teen FictionNo sé dónde estoy. No sé mi nombre. No sé qué hago aquí y no sé qué hice en mi vida anterior. No sé quiénes son mis amigos o no sé si aunque sea tengo amigos. No sé quiénes son mis enemigos. No sé quién es mi familia. No sé quién fue él. No sé quién...