Sin poder evitarlo, al llegar a mi casa, caminando entre la lluvia, dos lágrimas caen sobre mi cara, solo dos, no quería ser débil de nuevo.
Espero y Anna haya aprendido la lección.
Voy a mi habitación y me quedo en ropa interior, me cubro con la manta y me quedo dormida.
Al despertar, hago un gemido de pereza y me levanto. Camino a la ducha y me baño rápidamente, y bueno, toda la rutina de la mañana.
Salgo sin desayunar y me encamino a la escuela.
Oigo una moto parar al lado mio cuando doy unos veinte pasos
-Estoy pensando en regalarte un auto, ¿eh? -oigo la voz de Kylan al lado mío.
-Mierda. Kylan.
-¿Qué pasó?
-Nada -sigo caminando pero la moto está a mi lado. -¿Puedes dejar de seguirme?
-Vamos, te llevo.
Lo miro sin expresión alguna y luego de un rato, niego con la cabeza.
-No quiero ser una molestia, gracias -digo amabilidad fingida y continúo caminando.
-¿Molestia? Oh, vamos, nunca lo serás para mi. Ven, te llevo. Insisto.
-Que no, Kylan. Ve rápido al instituto que llegarás tarde.
-Tu llegarás aún más tarde.
-Y a mi no me interesa llegar tarde.
-A mi tampoco.
Paro de caminar y lo miro exasperada.
-No pararas hasta que te diga que sí. ¿Verdad?
-Verdad -dice con sonrisa de niño pequeño.
-Bien, acepto.
Kylan salta de su moto y me tiende el casco, yo niego con la cabeza y le hago una seña para que se siente.
Me siento atrás de él y lo abrazo de la cintura.
-¿Te sentirás segura igual que la otra vez?
-Oh, vamos. Llegaremos tarde.
Escucho su risa y vamos a una velocidad decente hasta llegar.
-Por lo menos es mejor que la otra vez -murmuro, para luego agradecerle y caminar al salón con tranquilidad.
No sé porqué me preocupé tanto hace un momento en llegar temprano, en seis meses no estaré aquí. Supongo que fue por ser normal un momento.
Saco mi celular y reviso la hora, llegué un poco tarde, pero nada del otro mundo. Camino sin expresión por todo el colegio, saltandome las horas de clase. Camino por una hora, hasta encontrar lo que busco; un lugar verde, hermoso y escondido.
Sonrío y me siento en un árbol que hay ahí.
¿Cómo es que nunca nadie viene? Es hermoso.
Apoyo mi cabeza en el árbol y cierro los ojos mientras suspiro.
-¿No deberías estar en clase? -me pregunta un profesor viejo.
-¿No debería estar usted dictando clase? -digo recalcando la palabra «usted»
El viejo abre la boca, pero la cierra de inmediato. He dado en el clavo. Me mira con furia luego de irse a su clase.
Lo hago bien.
Vuelvo a cerrar los ojos y escucho la buena música que suena por mis auriculares.
-Vaya, al parecer no soy el único al que le gusta éste lugar.
Abro mis ojos y veo al chico apuesto.
¿No es suficiente con que me haya fastidiado mi primer día?
Saca su perfecta sonrisa a la luz y camina, yo solo lo observo mientras se sienta a mi lado.
-Vaya que es hermoso este lugar. ¿No crees?
Asiento, para luego suspirar. Quería estar sola.
-¿Acaso eres muda, o qué? Habla.
-Vale. Ahora déjame sola.
Él suelta una risa y niega con la cabeza. Se acomoda nuevamente y me mira.
-Nos conoceremos, yo me llamo Dean, ¿y tu cómo te llamas?
No puedo evitar reír un poco, eso fue se niños pequeños.
-Megan -dice otra voz masculina. Kylan.
-¡Kylan! ¡Amigo! ¿Quieres acompañarnos? Estamos conociéndonos.
Idiota, ¿no puedes ver que Kylan y yo ya nos conocemos?
-Si no fueras mi primo, te golpearia demasiado fuerte.
Una risa sale de mi, pero paro de inmediato. ¿Primo?
-¿Primo?
-Oh sí. No sabía que se conocían -dice ahora Dean con su maldita sonrisa de carnaval.
-Vale. Toda tuya, tampoco sabía que eran novios.
Cualquier chica normal se sonrojaria y sonreiria como toda una idiota. Yo solo aprieto mi mandíbula y mis puños.
-Vale, no somos novios, pero como diga -digo ahora yo.
-¡Hablaste más! Vale, así seguimos.
-Oye, eso es mío. Yo soy la que la hago reír y hablar. No tu, idiota -dice Kylan con enfado fingido.
-Cállate, Kylan -ríe Dean.
-¿Puedes dejarse de estupideces? Los dos están perdiendo clases.
-Aja. Y tu supongo que no, ¿verdad?
-Cállate, Dean.
-Oye, me gusta la actitud de tu novia.
Juro que me volveré loca.
-¿Qué les parece una cita? Los tres. Saltemonos las clases, estos viejos no sirven para nada. ¡Vámonos!
Sí, no faltaba el animado.
Mientras Dean y Kylan iban hablando e ir unos pasos más adelante de mi, yo iba callada -como siempre- y sin alguna expresión en mi rostro. Hoy no tenía ganas de hacer nada.
Ellos llegaron a donde habían dos motos, y me miraron.
-¡Vamos, Megan! ¡Caminas muy lento! -grita Dean.
Yo le ignoro y camino al mismo ritmo. Luego de un minuto llego a donde ellos y cruzó mis brazos.
-¿Con quién te quieres ir?
Alzo mis hombros, queriendo decir que no me importaba.
-Vaya. Chica difícil. Ya. ¿Con quien?
-Dean, no más. Ella se va conmigo -dice Kylan y siento su grande mano rodear mi pequeña muñeca.
Nos vamos a su moto y él me tiende el casco. Yo me río y niego con la cabeza sonriendo.
-Vamos, Megan. Sé que no quieres otro viaje tortuga.
-Vamos, Kylan. Sé que no quieres que me vaya.
-Bien pensado -dice poniéndose en casco -Vamos pues.
Me siento atrás de él y lo abrazo de la cintura.
-Vámonos.
Siento la adrenalina, siento de todo. Siento que ésta salida va a ser buena. Que tal vez me vaya a hacer olvidar el hecho de matar a Rebecca.
Me hagan olvidar que soy real. Me hagan olvidar su significado.
ESTÁS LEYENDO
Real (Wattys 2017)
Ficção AdolescenteNo sé dónde estoy. No sé mi nombre. No sé qué hago aquí y no sé qué hice en mi vida anterior. No sé quiénes son mis amigos o no sé si aunque sea tengo amigos. No sé quiénes son mis enemigos. No sé quién es mi familia. No sé quién fue él. No sé quién...