Capítulo 21

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-Número uno -dice ella, levantando su dedo pulgar y con voz firme -Te dejaré de llamar «hija», a ti no te gusta y yo en realidad, nunca te tomé como hija. No fuimos, somos, ni nunca seremos familia.

Dorothea hace una pausa, mirándome como siempre, y sé que está esperando que yo le ruegue qué me siga diciendo hija.

-Adelante -digo cínica. Ella no es la única jugando acá.

-Número dos. De ahora en adelante me vas a tutear.

Una risa forzada sale de mi, se nota la hipocresía en ese pequeño gesto.

-Ya quisieras. ¿No se supone que es la jefa real? Sé realista, amiga. No sueñes. Ya sabes las consecuencias de eso -le guiño el ojo, diciendo exactamente lo que ella me dijo a mi a los catorce.

-Sí, sí, sí. Y entonces, iremos de compras y seremos capaces de todo -dice mi amiga. Nunca me dijo su nombre, pero su apoyo me indicaba qué era mi amiga realmente.

-¡Sí! Por razones como esas, es que eres mi amiga -digo abrazándola.

La suelto, pero ésta de inmediato cae al piso, sus ojos azules están cerrados y su piel está pálida.

-¿Qué tiene? -grito horrorizada. ¿Qué ha pasado aquí?

No paro de tener miedo hasta que luego de unos segundos, siento mis medias mojarse, miro para abajo con terror y solo veo sangre. Intento gritar pero nada sale de mí, así que decido mirar hacia adelante de nuevo. Mi amiga tenía un gran agujero con sangre en su camiseta blanca.

-Ahora lo ves -dice una voz que no logro reconocer, hasta ver la cara de Dorothea. -Tienes que ser realista, amiga. No sueñes. Ya sabes las consecuencias de eso -me guiña el ojo y se va. Tirando la pistola en el piso.

-Maldita hija de perra -murmura.

-Si fuera tu hija, estaría de acuerdo con eso -al decir esto, Dorothea gruñe -¿ves? A eso me refiero.

Hasta ese momento me doy cuenta que la tuteo. Lo dejo pasar y sigo. Solo espero que no se de cuenta.

-Número tres. Empezarás a tratar con más cariño a Victor.

-Nunca, óyeme. Nunca.

-Eso decías de tutearme.

-Vale. -digo enojada.

Hay un silencio incómodo y ella me sigue mirando con superioridad.

-Te daré un primer, último, y gran consejo; te recomiendo que vayas escribiendo en unos papeles o donde sea, todas las notas que te he dado. También el comportamiento de las personas que veas alrededor.

Asiento en silencio y camino hasta la puerta, la abro y le hago un ademán para que se fuera.

Ella sonríe cínica y se va, caminando con elegancia y con dureza, haciendo que sus altos tacones suenen con cada paso que da.

Ruedo los ojos y cierro la puerta una vez ella se va.

Suspiro y camino hasta mi habitación. Ese consejo no está tan mal.

Saco un post-it y escribo en el papel amarillo, ahí escribo las pocas pistas que me ha dado Dorothea.

Saco otro, pero esta vez es azul, y escribo cosas que han transcurrido al pasar este corto tiempo, pero que sé que van a ayudar en un futuro.

Al terminar, abro el cajón del escritorio y los pego en la parte superior de éste.

Suspiro y me acuesto en mi cama, pero suena mi celular casi de inmediato. Me levanto rápidamente y veo el identificador de llamadas, pero nada, es un número privado.

-¿Diga? -hablo después de tocar el círculo verde en pantalla.

-¿Puedes venir? -escucho una voz agitada.

-¿Quién eres?

-Solo... Ven. Estoy en... El parque... Que está a -hace una pausa mucho más rápida que las anteriores, lo cual me llena de preocupación -veinte casas al lado de la tuya -dice todo seguido, pero muy lento y pausado.

Cuelga y me quedo con el celular en la mano. ¿Ir o no ir?

Pienso un minuto más, ya que no tengo el tiempo que quisiera, y decido ir. Suficiente me han hecho en la casa real, puedo con esto.

Camino neutral, la preocupación se va poco a poco de mí, aunque esa voz se me hace muy conocida, pero tengo un bloqueo y no puedo pensar bien, no puedo siquiera sacar conclusiones. Lo único que sé, es que es un hombre.

Camino unos minutos más, hasta llegar, pero lo que veo, no me hace sentir muy cómoda.

Mis ojos se abren como platos mientras retrocedo, esto no es verdad.

Miro al chico al frente mío, mareada, aunque sé que él está peor.

¿Por qué está haciendo esto a la mitad de la calle? ¿Por qué el otro chico a su lado solo lo ve?

Real (Wattys 2017) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora