Capítulo 32

411 30 0
                                    

Siento agua en mi boca, lo que hace que me despierte dando un salto.

-Hasta que despiertas, Candle. Pensé que estabas en coma. -dice Kylan sonriendo, con su tono burlón.

-¿De qué hablas?

-Oh, vamos, te dormiste hace dieciocho horas, no es normal en ti.

-Lo siento, pero tenía demasiado sueño.

Su mirada burlona se va y llega una llena de ternura.

-Lo sé, pequeña. -dice acariciando mi cabello. Yo no sé qué hacer, así que solo me quedo quieta -Mira, te hice el desayuno.

Se levanta y va por una bandeja con flores y mi desayuno ahí.

-Muchas gracias, Kylan -lo abrazo y empiezo a comer.

*

-¡Corre, Megan! -grita Kylan hacia mi dirección.

-¡Perdón, señor piernas largas!

Seguimos corriendo hasta por fin ver unos hermosos árboles verdes, creo que éste lugar está lleno de hermosos lugares verdes que con tan solo verlos a simple viste, te hace caer enamorado casi de inmediato.

Eso es el mundo, algo que en esta etapa, casi nadie aprecia. Es la naturaleza y su belleza la que hacen que el mundo se vea bello.

Luego llegan las personas, llenas de odio, rencor y estupidez, esos seres humanos son los que hacen que el mundo sea un asco.

-Candle -dice Kylan con voz firme.

-Dime.

Él baja su mirada y junta sus manos, empezando a jugar con sus dedos. Señal de nerviosismo.

Suspiro y cierro los ojos, no puedo creer que vaya a hacer esto.

Me acerco a Kylan, ya sentado en un tronco de madera, y mi brazo lentamente se estira hasta llegar a su hombro izquierdo y lo abrazo así, para seguido poner mi mano sobre las suyas y acariciarlas lentamente.

Kylan abre sus ojos, su color verde esmeralda está rodeado por una capa de lágrimas asomándose.

-¿Qué tienes? -susurro, como si alguien pudiera escucharnos.

Vuelve a cerrar los ojos, y sus brazos me rodean.

¿Algún día me acostumbrare a esto? ¿O Kylan se cansará de que reaccione de esta manera y dejará de hacerlo?

En parte se siente... Bien.

Eso me gusta de él, una sola acción, tan sencilla como abrazar, puede hacerte sentir viva.

Siento como se ríe, haciendo que su respiración dé en mi cuello, con eso haciendo que un escalofrío que recorra en todo el cuerpo.

Me quedo en silencio ignorando la bipolaridad de Kylan y me intento separar de él, pero solo logro que me apriete más a él.

-No te alejes, por favor -susurra con un tono desgarrador.

Otra vez, el dolor en mi corazón s e hace presente de nuevo. ¿Qué significa eso?

Ignoro ese dolor punzante y me recuesto en Kylan, cerrando mis ojos y dejando que mi mente piense.

Vaya error.

El señor me sigue mirando, y yo cada vez tengo más miedo. ¿Por qué tengo miedo?

Giro hacia donde vi a mi mamá y veo que ha cerrado sus ojos con una mano en su pecho, está llena de sangre. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero no voy a donde ella. Sé que voy a estar con ella después.

Luego de apreciar a mi mamá, decido ir para tan solo abrazarla una última vez, así ella ya esté muerta. Pero unos brazos me detienen, una mano enorme está rodeando toda mi pequeña muñeca.

-¿Quieres jugar un momento? Te vas a divertir mucho.

Yo asiento con euforia, ¡amo jugar!

El señor me suelta para seguido tenerme la mano, yo la tomo y él niega y me alza de la cintura.

-Vamos.

Él camina y yo voy acostada en su hombro. Siento como mueve su brazo y oigo una cerradura abriéndose. Levanto la cabeza y veo un lugar oscuro y sucio. Sin darme cuenta, me muevo intentando escapar de sus brazos, pero solo logro que él apriete su agarre.

Abro los ojos alarmada, sintiendo brazos fuertes rodeandome.

Intento separarme pero no puedo, su agarre se aprieta, al igual que como pasó con ese señor.

-No, no, sueltame -murmuro.

Siento como la persona que me está abrazando me suelta un poco e intento soltarme de nuevo, pero no lo logro.

No soy capaz de darme cuenta de quién es el que me abraza, solo sé que tengo miedo. Mucho miedo

Empiezo a removerme sin control hasta que siento como quedo libre. Miro para atrás y me voy caminando, casi trotando, hacia un lugar, el único lugar que conozco. La habitación donde Kylan y yo nos quedamos.

Corro sin parar hasta que llego a la habitación que comparto con este chico y entro casi de inmediato al baño.

-¿Quién era ese señor? ¿Por qué no puedo recordar ese día? -murmuro en un hilo de voz y siento ese dolor de nuevo en el corazón.

-No quiero jugar más, no quiero. -susurro y lentamente deslizo mi espalda por la pared hasta quedar totalmente en el piso. Acomodo mi cabeza entre mis piernas y solo cierro los ojos.

Trato de olvidar lo que es ser Real, trato de olvidar a ese señor, y sobretodo, trato de olvidar la escena de mi madre muerta.

¿Por qué fui tan estúpida y no me quedé con mi mamá? Ese acto de egoísmo me llevo a un juego del infierno, y no pude estar con ella su último segundo de vida.

La impotencia llega a mi cuerpo y la tristeza y nostalgia son reemplazadas por furia y desesperación.

Unas ganas inmensas de golpear o de hacer daño llegan a mi. No podía golpear algo de esta habitación, porque Kylan lo vería y me haría preguntas, y es lo que menos quiero. Así que opto por salir de la habitación y tirar lo primero que veo en los pasillos, un jarrón. El sonido me llena de satisfacción y sonrío ante tal hecho. Sigo tirando y golpeando cosas, hasta que ya llegando al gimnasio -sin tener una mínima idea de por qué o cómo llegué hasta acá -me cruzo con una mirada familiar.

-Hola, pequeña Megan.

Real (Wattys 2017) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora