Capítulo 34

384 33 0
                                    

—Ve empacando tus maletas, cariño.

—Sí, ya voy.

Saco la maleta del armario y empiezo a doblar la ropa y a guardarla.

Acabo de guardar la mayoría de las cosas y le digo a Kylan si quiere ir a la piscina, él acepta y vamos.

—Hoy solo tengo ganas de quedarme acá en el sol, no quiero nadar ni nada de eso. Espero no te moleste —le regalo una sonrisa y él se ríe y me acaricia la mejilla.

—Está bien, si necesitas algo, solo piénsalo, que yo ya lo sabré —me guiña el ojo y yo sonrío un poco. Me pongo boca abajo y mientras escucho música con mis audífonos. La relajante música de mi celular, November Rain de Guns N' Rose's suena y me voy olvidando de todo por millonésima vez en este viaje.

Me pongo a pensar y en lo único que puedo pensar es en hacerle algo a Kylan, por todo lo que ha hecho por mi. Me ha hecho sonreír, me ha hecho olvidar del dolor, y eso vale más que mil acciones y palabras vacías.

Me relajo de nuevo y escucho música, hasta que siento una caricia en mi espalda baja, al comienzo lo dejo pasar, pero cada vez va haciendo más fuerza, hasta tal punto de incomodarme.

—¿Qué rayos ha... —mi pregunta queda inconclusa, ya que no veo a Kylan, como pensaba que era.

—Hola, Megan.

Me siento de inmediato y sigo con mis audífonos puestos, le subo el volumen y cierro los ojos de nuevo.

—Ignorarme no sirve de nada —alcanzo a escuchar —te quería decir algo sobre la ceremonia.

—¿Por qué no me lo dices después? Me estás jodiendo mi último día acá, Hugo. Vete.

—No seas tan dura con Hugo. Ven —abre los brazos espero a que lo abrace. Alzo una ceja y sigo escuchando música.

Le digo vete y él dice ven. Pequeñas ironías de la vida.

—Sé que quieres, Megan, sé que quieres —empieza a canturrear y yo me irrito, así que me levanto de ahí y me voy caminando.

Siento casi de inmediato pasos atrás mio y lo enfrento.

—¡No me jodas, Hugo! Tu y yo jamás seremos amigos, entiendelo. Me hiciste daño, en exceso, ahora, no vengas aquí a rogarme a que sienta algo, porque esos sentimientos de cariño, me los quitaste tu. Tu, Victor y Dorothea me hicieron la vida imposible, no tuve una maldita infancia gracias a ustedes.

Veo una mirada de dolor en Hugo, pero no se queda atrás.

—¿Y tu que crees? ¿Que lo hice por diversión? ¿Que no fui obligado? Megan, Dorothea mandó a cinco hombres a violarme cuando tenía doce años, dijo que si no hacía lo que ella y mi hermano dijeran, que lo repetiría y me sería con cada vez, más hombres. Quedé con un maldito trauma, pero claro, a ti no te hicieron más que golpearte, y ya le guardas rencor a todo el mundo. ¿A esto le llamas ser Real?

Me quedo en silencio.

—Tu no sabes nada, Hugo. No sabes lo que me hicieron, hubo una vida antes de que te violaran, hubo una vida antes de que aceptaras hacerme daño, Dorothea y Victor no te han contado ni la mitad de lo que me hicieron, no hables sin saber ni mie...

—¡Candle! ¡Megan! ¿Dónde rayos estás? —escucho a lo lejos, seguido de una risa —ya se me pegó tu palabra «rayos». ¡Aparece de una buena vez! ¡Vamos! Oh... Aquí estás.

Llega Kylan y una risa se escapa de mis labios. Él me da felicidad.

—¿Interrumpo algo? —nos mira sonriente a Hugo y a mi y yo niego con la cabeza, agarrando su mano acomodada en mi hombro.

—Estás todo mojado —me río y toco su pecho desnudo. Su cabello gotea en exceso, su torso está empapado y está descalzo.

—No te vi y sentí miedo, lo siento —se disculpa con una sonrisa inocente y yo me río.

¿Por qué me hace reír y sonreír tanto? No me acostumbro a hacerlo.

—Bien, tortolitos, yo los dejo —dice con voz pesada Hugo, ni me acordaba que él estaba ahí.

—Tu casa se me hace conocida —lo detiene Kylan y yo me paralizo.

¿Qué pensará Kylan al verme con un jefe real, como lo es Hugo?

Veo a Kylan intentando hacer que mi miedo se vaya, pero ese miedo se va al oír la risa de Hugo y Kylan juntas.

Rayos.

Kylan puede leer mis pensamientos y Hugo mis sentimientos.

¿Cuando aprenderé a no pensar nada cuando este con Kylan, y a no sentir nada cuando este con Hugo?

Mi celular empieza a vibrar así que lo saco de mi bolsillo trasero, contesto sin siquiera ver el número.

—¡Candle! Casi que no, te he extrañado un montón. No puedo esperar a que vuelvas, te estaré esperando junto a mi primo.

Una sonrisa aparece en mi cara.

—No puede ser, Dean. ¿Como te ha ido?

—De maravilla, no he consumido tanto. He consumido, no lo pude evitar, pero voy mejorando. Decidí llamarte a ti ya que a Kylan ya lo llamé. Candle, te prometo que saldré de esto lo más pronto posible.

Una sonrisa sale de mi boca.

Kylan y Dean son definitivamente las mejores personas que hay en este mundo lleno de gente desastrosa, desagradable y detestable.

Real (Wattys 2017) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora