Capítulo 6

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La verdad,  es que me había asustado un poco el trance de Kylan,  ¿acaso temía que supiera su secreto? No creo, todos los que son de la parte real,  se conocen entre sí. Pero aún no entiendo cómo es que jamás lo había visto.

O tal vez no es real. Tal vez simplemente le gustó el fondo que lo vio por casualidad y lo puso. Tal vez compró el mismo celular y le gusta marcar las cosas con su nombre. Tal vez solo fue que exagere y pensé antes de tiempo. Tal vez Kylan no sea real.

Pero es que, no puede ser simple coincidencia, jamás he visto a más personas con las mismas coincidencias que tenemos Kylan y yo de acuerdo al término de ser real.

Pero,  aquí estoy,  sentada en el sofá de mi casa pensando en Kylan,  ¿por qué me he vuelto así? ¿por qué de la nada me importa si Kylan es real o no? Odio esto,  en serio,  lo odio.

Me fui a mi habitación para hacer la misma rutina de siempre,  escuchar música hasta dormir. Pero justo cuando me iba a dormir, suena el timbre. ¿Quien rayos se atreve a interrumpir mi rutina diaria? Dorothea es la única que viene,  y cómo sé que ella no viene hasta el día siguiente,  no puede ser ella.

Me levanté con pereza y fui a abrir la puerta. Pero apenas medio abrí la puerta,  la empujaron haciendo que yo retrocediera.

No se que rayos hace Kylan en mi casa,  y me sigo preguntando como rayos sabe donde vivo.

—Piensas mucho en la palabra rayos.

¿Que rayos?

—Lo estas haciendo otra vez. —afirmó con una sonrisa arrogante en su cara.

—Cállate, Kylan. ¿Para que viniste?

—¿Qué? ¿No podía venir a visitar a mi nueva amiga? —dice mientras se recarga en mi hombro.

—En serio.  ¿Por qué estas acá? —se dio cuenta que no me hacía gracia y vio mi cara de seriedad detenidamente antes de responder.

—Nada, solo te quería venir a ver y... Hablar. —dice lo último como pregunta.

—Claro,  podemos hablar, ven siéntate —le digo con una sonrisa sarcástica. Iba a decir otra cosa para que se vaya,  pero me cae bien, y sería algo cruel decirle eso,  el simplemente quiere hablar conmigo.

—Note tu sarcasmo. —dice con su sonrisa arrogante. Kylan,  no sonrías más así.

—Olvídalo y ya.

—Está bien.

—¿De que quieres hablar?

—¿Cómo sabes donde vivo? —digo directamente.

—Creo que eso es lo que menos te importa.

—Oh no, eso es lo que más me importa —digo asintiendo y resaltando la palabra más.

Pero a mi no me importa que te importe,  así que, por ahora,  no responderé esa pregunta.

Por ahora.

—Está bien,  pero... También... Tengo... Una... Pregunta.

—Dime,  sin nervios —dice mientras sonríe, y menos mal no fue una sonrisa arrogante.

—¿Me podrías dar tu celular un momento?

—No lo traje —dice con nerviosismo, pero trata de remediarlo alzando los hombros. Tarde, Kylan.

—Te vi usándolo. —mentí un poco.

—¿Sí?

Y vuelve la sonrisa arrogante, pero ahora,  acompañada de una ceja levantada.

—Sí.

El me mira con la misma cara,  me pone nerviosa.

—Ten.  —Me tiende el celular.

—Tu otro celular. —digo al darme cuenta que no era el mismo.

—Ese es el único que tengo.

Kylan. Quita esa expresión de tu cara.

—No estoy segura de esto. —digo con la misma mirada de Kylan, sonrisa arrogante y la ceja levantada. Ya veo por qué lo hace,  se siente bien.

—Claro que lo estas.

—No lo estoy. No sabes como se siento.

Kylan solo levanto más su ceja y su sonrisa de volvió más grande.

—¡Kylan! Solo dame tu celular.

Kylan por fin me dio el celular que quería. Le puse la misma clave que yo tengo y funcionó.

—¿Kylan, cual es tu clave? —digo fingiendo que lo intento desbloquear.

—No te la diré.

Le mostré su celular desbloqueado y su cara de orgullo se fue para tener una cara con una boca abierta, su cara era épica. Y mi cara era de orgullo.

—Cómo... Es... Cómo... —estaba balbuceando y yo me reí.

—Ten.  —le lance en celular,  ya que el estaba sentado en el sofá y yo al frente de él, pero en el piso.

Ya ni me preocupaba si Kylan es real o no,  simplemente quiero vivir una vida normal,  como las demás personas.

—Ya se está haciendo de noche, Kylan.

—Es verdad, me gustaría quedarme más rato,  pero no se puede, adiós, Megan.

—Adios, Kylan. Descansa.

El asintió y se fue. Yo me volví a mi cama,  deje mi celular cargando y me dormí.

Al despertar,  lo primero que hice fue desconectar el celular, y ahora si,  mi rutina diaria.

En el instituto. Con la única persona que hablo es con Kylan,  pero ahora me hablo otra persona, que dijo:

—Hola. —oí una voz en mi cuello,  y no era la de Kylan. ¿Quién gastaría su tiempo de almuerzo en hablarme?
Yo solo gire mi cabeza y vi al chico que en mi primer día insistió en que lo perdonará por pegarme.

Yo junte mis cejas y espere a que diga algo.

—¿Me puedo sentar aquí?

Le iba a decir que si,  pero lo llamaron, el se disculpó y se fue.

Así pasó todo el día, un día normal. Y al llegar a mi casa me quede viendo televisión,  de vez en cuando comía algo pequeño y ya.

Suena el timbre de mi casa y abro la puerta. Es Dorothea, seguro dará otra horrible noticia. Bueno,  es una horrible persona.

—¿No me invitaras a pasar? ¿Olvidaste los modales que te enseñe?

Yo solté una risa amarga al oír eso.

—Usted no me ha enseñado nada.

Dorothea paso, y me empujó. Se sentó como si fuera la reina del universo en mi sofá.

—Esa persona tiene algo un común contigo.

—¿Que...

—Adiós,  Megan. —mostró sus blancos dientes perfectos en una sonrisa cínica.

Se fue de mi casa y resople. Creo que jamás entenderé que tengo que hacer. Aunque no me quejo mucho,  acaba de empezar esto.

Real (Wattys 2017) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora