—¿Mami?
—Aquí estoy hija.
—¿Por qué no recuerdo nada?
—Tan sólo tienes ocho años. No te alteres.
—¿Pero qué me pasó?
—Hija, cálmate. No te pasó nada.
—No puedo. ¿Cómo pides que me calme cuando no recuerdo ni cuál es mi nombre?
Tal vez tenga ocho años como dijo mi mamá. Pero no recuerdo ni mi edad. ¿Cómo supe que era mi madre? Ella misma me lo dijo. Puede que este mintiendo, y sé que no debo confiar en nadie, pero tengo miedo, demasiado, y si no tengo a nadie me será mucho más difícil pasar esto.
¿Pasar qué? No sé, odio no saber nada. Lo odio con mi alma. No lo soporto. No quiero estar así, quiero ser una niña normal. Estoy en un colegio, normal, pero todas recuerdan todo menos yo. Yo solo recuerdo que soy una niña. Solía ser una niña pequeña, y no sé qué hacer.
En el colegio me dicen que soy muy inteligente para tener ocho años. ¿Cómo puedo sacar tan buena nota en todo si se supone que no recuerdo nada?
Esto es tan confuso. No sé ni que hacer.
—Solo hazlo —dice ya fastidiada
—¡No puedo!
—Cállate de una buena vez —ya no veía sus ojos azules verdosos llenos de compasión. Ahora veo los ojos negros, que se cerraban a decir todo. Se veían venenosos. Si antes tenía miedo ahora no sé qué es lo que siento ahora, pero estoy asustada.
Ni siquiera sé cómo me siento, ésto es cada vez va peor. Quiero que esto pare. Quiero que esto acabe. Quiero que este juego que ese señor me dijo que jugara se acabe. Nunca más confiare en alguien.
La gente solo esta para sonreírte en la cara hipócritamente, y atrás tuyo están escondiendo un cuchillo a punto de matarte.
En nadie se puede confiar.
No quiero ser una jugadora. No quiero jugar. No quiero ser yo. No quiero.
Quiero ser normal. Quiero ser yo. Quiero ser segura. Quiero ser amable. Quiero ser todo menos esto.
Quiero parar esto.
No aguanto a esa señora que se hizo pasar por mi madre.
No quiero que me mire.
No quiero que me apunte con ese cuchillo filoso y largo.
No quiero que se me acerque con él en sus manos.
No quiero verla.
No quiero sentirla.
No quiero que me toque. No quiero tocarla.
No me aguanto.
Esto es mucho para una niña de tan solo ocho años.
Quiero ser yo.
No soporto esto.
¿Este juego cuándo acabara?
De repente se me vino un corto recuerdo, donde yo estaba frente a un niño lindo diciéndole Sigamos jugando, los juegos no deberían acabar nunca. Los dos teníamos unos cinco años. Creo que él tenía seis.
Solo tenía cinco años. Quería seguir jugando con mi amigo.
El recuerdo se fue, volví a meterme en este juego. Éste si quiero que se acabe.
Quiero irme. Quiero ser libre.
El único problema, es que si cumplen todo lo que quiero y lo que no quiero, dejaré de ser lo que soy.
Soy real.
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Real (Wattys 2017)
Novela JuvenilNo sé dónde estoy. No sé mi nombre. No sé qué hago aquí y no sé qué hice en mi vida anterior. No sé quiénes son mis amigos o no sé si aunque sea tengo amigos. No sé quiénes son mis enemigos. No sé quién es mi familia. No sé quién fue él. No sé quién...