Capítulo 14

197 10 0
                                    

Capítulo catorce.

Xander James.

Aparco el vehículo fuera de la casa de mi Coronel y me giro para observar la carita toda hermosa y nerviosa de mi rubia. Me quedo mirando sus ojos cuando chocan con los míos; mieles y grises.

-Todo va a...

-No digas esa frase, esa frase es del demonio. Mala, muy, muy mala-se apresura a interrumpir mis palabras. La observo confundido, dejando aún mi boca abierta-Lo siento, cielo-se inclina para besarme la frente-De verdad, nunca digas esa frase en mi presencia; los libros me han enseñado muchas cosas con esa frase y no son nada bonitas, así que no la digas.

Yo me hecho a reír en su cara y con mi mano alzada recorro su mejilla con las yemas de mis dedos y sonrío cuando termino de reír, viéndola con fijeza.

De verdad me sorprende su belleza, como si me estuviera arrebatando el aire.

-¿Qué?-pregunta sonrojando sus mejillas.

Como estoy inclinado viéndola, dejo caer mi perfil contra la almohadilla mientras la observo con más intensidad.

-Eres jodidamente bella...

Ella se ríe y hace lo mismo que yo, apoyar su perfil contra la almohadilla y quedarse mirando mi rostro.

-Estas jodidamente delicioso.

Suelto una carcajada y me enderezo en el asiento para abrir la puerta y bajarme, doy la vuelta al auto y le abro su puerta para ayudarla a bajar, cuando lo hace, nos acercamos al portón de la casa y golpeo.

Al rato abre mi Coronel con todo su cabello largo desordenado y un peine entre su pelo y la niña sobre su espalda con los brazos alrededor de su cuello, suelto una risa divertida y estiro los brazos a la niña que se arroja sobre mi y besa repetidas veces mis mejillas.

-¡Kuki!

-La Reina de las Dulzuras-hago una reverencia y ella se ríe afirmando su agarre en mi cuello. Mi Coronel me observa y nos deja pasar a mi y a Solar que la observa más de la cuenta, pero yo como todo un posesivo cavernícola, tome la cintura de mi chica y la apreté contra el costado de mi cuerpo.

Cuando entramos en la calurosa casa, deje a la niña encima del sofá y bese su frente, ella me abraza y no me suelta, lo intento pero es imposible, tanto que me tengo que sentar con ella. La coloco sobre mi regazo y tomo la mano a Solar para que se siente a mi costado.

Separe a la niña de mi cuello y celebro cuando lo logro, dejando sonar la canción de Queen en mi cabeza "We are the champions".

-Dulce-pico su cintura y ella se retuerce riéndose, miro a Solar que observa a la niña con ternura y con una sonrisa-Dulzura, te quiero presentar a alguien muy importante para mí, ¿Me dejas presentarte, mi reina de las dulzuras?-beso su mejilla y tomo su rostro entre mis manos. Sus ojos esmeraldas me observan con un brillo tan maravilloso y sonrío alegre mientras beso sus mejillas.

-Shi, mi príncipe Kuki.

Beso la palma de su mano y fijo mis ojos en Solar, estiro mi brazo y la agarro de los hombros para atraerla hacia mí. Dulce deja de verme para mirar a Solar con una mini sonrisa decorando sus labios, luego frunce el ceño y quita mis brazos de su alrededor; con sus rodillas se mueve hasta el regazo de Solar y toma su rostro entre sus manos, examinándola.

¿Le cayó mal?

Luego sonríe y pega su frente a su pecho, acurrucando su cuerpo en su pecho. Abraza su cuello y luego esconde su cabeza en él.

-¿Cómo te llamas, Dulzura?-pregunta Solar en su oído.

-Dulce, ¿y tú?-acomoda su cabeza de perfil y ve la barbilla de Solar. Me acerco más y recargo mi barbilla en el hombro de Dulce, viendo los ojos de mi hermosa rubia.

-Solar.

Dulce suelta un jadeo ruidoso y la miramos enseguida preocupados.

-La princesa soñadora-dice murmurando con la boca abierta y dejando sus ojos pegados en Solar con admiración.

La observo extrañado.

¿Princesa soñadora? Los niños eran extraños.

Solar se ríe y abraza el pequeño cuerpo de la niña contra el suyo, mi Coronel da un paso al frente, acercándose y ve a la niña en los brazos de Solar y a mí.

-Necesito hablar una cosa contigo, Comandante-dice mi coronel con la postura recta, asiento y me levanto del sofá, despidiendo a mis dos hermosas mujeres.

El coronel me lleva a su oficina y cuando entramos, este se acerca su escritorio y abre un cajón de donde saca un sobre y lo deja sobre la mesa, se sienta sobre su escritorio y me observa con los brazos cruzados.

-Quiero que dejes de trabajar para mi en las misiones-me apresuro a tomar asiento enfrente de su escritorio y lo miro con confusión-Esos son tus documentos.

Durante cuatro años he hecho el mejor esfuerzo de mi vida, pero que ahora que me este sacando del equipo de rescate o misiones es algo que no podía entrar en mi cabeza. Lo único que hice fue sentarme y sujetarme tratando de asimilar la situación.

¿De verdad ya no voy a trabajar en estas misiones?

-Solo una pregunta y quiero que me respondas con toda la verdad-lo miro a los ojos y asiento. Él baja del escritorio y se acuclilla enfrente de mi-¿Deseas formar una familia con esa pequeña dulzura?

-Me encantaría, pero no quiero ponerla en peligro-Niego-Sé que me estas despidiendo, pero eso no quiere decir que no tendré más enemigos, ellos me seguirán buscando y tratarán de matar todo lo que me queda... No quiero volver a sufrir por la misma situación, eso sí que no-formulo como puedo, con la voz entrecortada.

Lo que más quiero, es ver a la niña feliz con una familia, pero conmigo no puede ser, si ya estoy arriesgando a Solar, no quiero que también Dulce este en peligro.

Suelto un largo suspiro mientras paso una de mis manos por mi cabeza, moviendo mi cabello.

-Esta bien. Sabes que me tendrás para cualquier cosa.

-Lo sé, gracias, Jimmy. ¿Que pasará con Dulce?-pregunté.

-La base estipuló que es mejor llevarla a un hogar de menores, hasta que ella sea adoptada. No es apropiado tenerla en mi casa siendo un hombre soltero. Ya sabes como es todo esto, nunca le haría nada a la niña, pero la gente piensa muchas cosas malas.

-Lo entiendo. Si sabes algo, dime, ¿Okey?

-Claro-dicho esto, salimos de su oficina y vamos a la sala de estar en donde se encuentran mis dos hermosas maravillas.

No podía aguantar tanta felicidad.

Las veo sonreír y jugar entre ellas, picando sus mejillas con sus dedos y reír a carcajadas. El teléfono del coronel empieza sonar ruidosamente contra la mesilla del café y este se apresura a contestar. Cuando lo pone contra su oído, su piel aceitunada empieza a palidecer hasta dejar caer su teléfono al suelo.

Me acerco preocupado y me acuclillo para recoger el teléfono. Lo coloco contra mi oreja y escucho la voz detrás.

-Comandante Xander de la armada-saludo y escucho la fuerte exhalación detrás de él-¿Qué sucede?

-Dos hombres caídos...

Frunzo el ceño y me siento en el sofá al lado de mis mujeres, ella se detienen y me observan con fijeza.

-Josh Peterson y Robert Pirce-abro mi boca pasmado y corto la llamada, dejando caer mis manos sobre mi regazo.

Los sueños de Solar Blake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora