Capítulo 22

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Capítulo Veintidos

Xander James.

Yo no la quería alejar porque lo deseaba. No, la quería alejar porque era lo mejor para ella. La iban a matar junto conmigo y no quería que eso volviera a ocurrir. Ella es joven, tiene una vida completa por delante, y no quiero que la desperdicie por alguien que ya no puede hacer nada en ella.

Su seguridad es mi prioridad.

Trago saliva y suelto la cintura de Solar. Ella aún está horcajadas sobre mí, tomando mi rostro entre sus manos. Acariciando mis mejillas. Mirándome con sus maravillosos ojos. Ella deja de sostener mi rostro y toma mis manos y las vuelve a poner en su cintura.

Una mini sonrisa nace en mis labios.

-Xander, no me vas alejar de ti-vuelve repetir, limpiando mis lágrimas -No lo vas hacer. Te juro que si lo haces, te voy a buscar por cielo, mar y tierra-hago el amago de sonreír y girar mi cabeza, pero ella la sostiene con miedo.

Y lo pensé...

¿La quería? Es una las mujeres que me gusto desde el primer momento en que la vi. Ella me ayudó a entrar en el hospital, sin importarle manchar su ropa cara, sin importar lo que dirían los demás de ella. Solar simplemente me ayudó sin nada a cambio. La volví a ver, después de dos años buscándola como un loco. La encontré o mejor dicho, ella me encontró. Nos vimos envuelto en una nube de amor que nadie nos podía quitar. En el preciso momento en que nuestros ojos se encontraron, yo ya la consideraba como mi mujer, como la próxima mujer que me iba a hacer feliz. Dos meses pasaron en donde nos conocimos más, dos meses en donde me llegó a cautivar más de lo que ya estaba, y la quiero.

Ahora es mi novia. ¿Es mejor alejarme o quedarme? Mi mente está siendo irracional, pero mi corazón me dice que me quede con ella, que afrontemos este problema juntos.

Dios, ¿Qué hago? Cierro los ojos y disfruto de sus delicadas caricias.

Siento los labios de Solar rozando contra mi nariz y luego en mi mejilla, hasta llegar a mi oreja.

-Te cortaré las pelotas si lo haces.

Abro los ojos y me sonrojo.

-¿Lo harías?-lo digo con aire provocador.

-Nop. Primero te hago mío lentamente, toda la noche y toda la mañana, luego puede que lo piense-Y me sonrojo. Siento el leve cosquilleo en mi parte baja y me rasco la nuca nervioso.

Un carraspeo se escucha detrás de nosotros, pensé que Solar se bajaría de mi regazo, pero solo giró su cabeza apoyándola en mi hombro. Miro sobre los hombros de Solar y me encuentro a Jonh con una cara de ¿Qué rayos esta pasando?

-No estoy entendiendo absolutamente nada.

(...)

Me había dado cuenta que a Solar le fascinaban los vestidos antiguos; con bordados, vuelos y telas de seda. Ella siempre usaba esos vestidos y más cuando estaba conmigo. Yo creo que lo hacía para provocarme, ya que cuando se sentaba, cruzaba sus piernas y las dejaba descubiertas y listas para que yo atacara, ¿y cómo lo sabía? Ella me sonreía con coquetería y yo como un adolescente me sonrojaba.

Sé que Solar quiere tener sexo conmigo. Me lo ha dejado en claro muchas veces, y no es que no quiera. Hay algo que no me lo permite. Inseguridades.

Eh, pero tampoco soy tan inocente, también le he hecho cosas descaradas sin que se haya dado cuenta, solo que en algunos ámbitos puede ser bastante ciega. Y la espera de la que tanto le hable, se está volviendo un martirio. Solo quiero que acabe ya.

Me había acostumbrado a ella, a como era. Ella siempre sonría de la nada, a veces en los lugares menos esperados le daba una inspiración para escribir su próxima canción. También tenía la manía de sacarse los brasier en la entrada de su casa o en la mía. Poner sus pies sobre mis rodillas. Acaricia mi barbilla distraída, o simplemente sentir su cuerpo apretado contra el mio mientras duerme.

Me sentía cómodo con ella.

Ahora yo la veía desde el sofá, recién había llegado y la veía como se quitaba la peluca, los lentes y la sudadera, quedando en un camisa de tirantes, para luego meter las manos detrás de su espalda y desabrochar su sostén, ella se lo quita y lo cuelga, luego pone la sudadera encima para ocultarlo.

Suelto una risa al verla hacerlo con tanta comodidad. Ella al escucharme da un salto y se emociona al verme, tanto que da pequeños brincos. Mis ojos inmediatamente se dirigen a sus pequeños montículos y trago saliva, alzando la mirada viéndola directamente a sus hermosos ojos plateados. Mi rubia se acerca corriendo hacia mí, y se arroja sobre mis brazos, enrollando sus brazos alrededor de mi cuello y dejándome sin respiración.

-Te extrañe-musita.

No nos habíamos visto desde hace una semana, mientras yo trataba de arreglar el tema del desgraciado que me perseguía. Tenía mucho trabajo sobre mi y Solar tenía que hacer no se que cosas con su banda y su familia.

Detengo su estado eufórico y agarro su nuca, la atraigo hacia mí rostro y beso sus labios, llevándola a la pasión desenfrenada que siento. La tomo del cabello con firmeza y la acomodo horcajadas sobre mí.

Me separo unos milímetros y planto suaves besos en sus labios gruesos y húmedos. Sonrío y ella muerde mis labios. Se sonroja y se separa abrazándome de nuevo.

La dejo hacer y me acomodo sobre el sofá cama, me acuesto con ella sobre mí y abro mis piernas para que ellas ponga las suyas ahí, beso su sien y pongo un brazo alrededor de su cintura.

Nos relajamos por un momento hasta que la siento hablar contra mi cuello.

-Uno de mis sueños es estar acurrucado con la persona que me gusta-Dice con voz amortiguada, ya que su boca está reposada en mi cuello-pero... piel contra piel-confiesa, levantando su cabeza.

Me estremezco y me siento rápidamente para quitarme la camisa y tirarla por algún lugar de la sala. Ella se ríe y se quita la camisa frente a mis ojos, quedando desnuda de cintura para arriba, miro sus ojos y me concentro solo en la belleza de sus brillantes ojos grises.

Cálmate, Xander. No mires abajo, no mires.

- ¿Y ahora?-ella se recuesta sobre mi y muerdo mis labios evitando el gemido que quiere salir con urgencias de mi boca. Mi pierna tiene un pequeño tic nervioso y respiro hondo al sentir sus pezones contra mi pecho, calientes y se siente de maravilla. Deslizo mis manos por su espalda desnuda y empiezo a repartir caricias. Arrastro mis uñas contra su piel y la siento respirar calmadamente contra mi cuello, la veo cerrar sus ojos y sonrío.

Su pequeña mano se desliza en mis bíceps y llega hasta mi barbilla, donde empieza a tocarla con su dedo índice. Trago saliva y me enfoco en la sensación extraña que está llenando mi vida.

Se siente genial.

Me siento amado, me siento en casa.

Los sueños de Solar Blake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora