Capítulo 21

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Capítulo Veintiuno.

Xander James.

Dormir con ella entre mis brazos fue lo mejor. Tener su calor corporal pegado a mi cuerpo dándome esa sensación de estar completo, fue fascinante.

Cuando la vi en los brazos de aquel chico, mi cuerpo comenzó a tomar una posesividad extrema. Lo único que mi mente pensaba en ese momento era atraer a esa preciosa mujer hacia mi cuerpo. La mujer que me gusta más que todo en el mundo.

Camino por la calle Venice, y subo la capucha del chaleco que le pedí prestado a Solar sobre mi cabeza. Me subo la cremallera y meto mis manos en los bolsillos mientras me encaminó a la parada de buses. Siento el aire entrar por mi cuello y enfriar mi cuerpo, haciéndome estremecer por el frío, empiezo a tiritar un poco y suspiro, botando humo blanco de mi boca.

Cuando llegué a la parada, me detengo al lado de una banca y veo a una anciana tejiendo. Recargo mi hombro sobre el palo de metal, ya que el asiento está ocupado por la mujer y sus cosas. Dejo caer mi cabeza en el metal y cierro los ojos.

Dos en la izquierda y uno detrás de mí.

Abro mis ojos al percibir ese sentimiento de que algo está por salir mal. Miro de reojo detrás de mí, y un chico se mueve nervioso y se intenta acercar, mis ojos se encuentran con la anciana y ella mira enfrente de mi justo a la izquierda. Me señala con su cabeza mientras sigue tejiendo y asiento.

Gracias, señora.

Pongo mi mano en el bolsillo de enfrente de mis pantalones y toco el arma con mis dedos, listo para jalar el gatillo y matar a los desgraciados que me están siguiendo, cuando un gran ruido me distrae y el bus llega a la parada. Se detiene frente a mí y la anciana se agarra de mi brazo para jalarme dentro del bus. La ayudo a subir con mis manos en su cintura y cuando lo hago, ella se voltea y me tomó del brazo para hacerme sentar junto a ella.

Cuando toque el asiento caliente del bus, me vuelvo a la ventana y veo a los chicos juntarse entre ellos, señalando otro lugar. Suspiro tranquilo. La mano de la señora me da un apretón en mi antebrazo y la vuelvo a ver.

-¿Eres malo o eres bueno, muchacho?-pregunta soltando mi brazo para continuar tejiendo, se sube los lentes y me mira de reojo.

Abro la boca y respondo.

-Soy de los buenos-mostrándole mi placa.

(...)

Entre en la casa que está enfrente a la de Jonh, me escabullo por la entrada, cierro la puerta y me agacho para tocar el suelo y buscar la pequeña tira para abrir la puerta subterránea. Cuando la encuentro, abro la puerta y me meto dentro, cierro y comienzo a descender las escaleras para dar con el túnel oscuro.

No tengo batería en mi teléfono, así que tengo que caminar a oscuras con una tenue y pequeña luz al final del túnel. Es un pasadizo a la casa de Jonh, algo que él usaría si intentan atacar a su familia; como un búnker para sus mujeres. Toco la pared para guiarme por el camino, hasta que llegué a una pared que me cubre el paso, me giro a la derecha y continuó caminando.

Y lo veo.

A Jonh esperándome en las escaleras del túnel con su expresión preocupadisima y llena de miedo. Lo miro extrañado.

¿Qué pasó? ¿Se murió otro camarada? Él desgraciado lo hizo otra vez.

Me acerco al capitán y él asiente para empezar a subir las escaleras de madera y me ordena a subir con él, lo hago y llegamos a su gran oficina. Cuando salgo, cierro la puerta y colocó la alfombra en su lugar, me pongo en pie y me limpio las rodillas manchadas de polvo.

Los sueños de Solar Blake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora