¡Especial por los 400k!

20.7K 1.4K 537
                                    

Audrey White.

Audrey White

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi flor.

Azul, fue el único color que supe identificar durante el viaje, todo a mi alcance era azul, a excepción de él. Ryan era lo único a mi alcance que no reflejaba el azul, sus ojos buscaban ese brillante reflejo del mar en los míos.

Siete horas de viaje fueron agotadoras para mí, para los demás sin duda no lo fue. Para ellos relacionarse y conocerse fue fácil, para mí no. Ryan fue el único en hablarme, al único que le correspondí y le sonreí.

Una limusina y otros vehículos más aparcados esperaban por Thiago y el elenco de la agencia para ir rumbo al hotel donde nos hospedaríamos. 

—En grupos de cuatro abordarán los coches. Ni más, ni menos —anunció una de las coordinadoras. Una vez dicho esto, todos formaron grupos y empezaron a subirse en los autos en espera. 

—Tú vienes conmigo —alegó Ryan, tomando mi mano y guiándome hacia la limusina.

—¡¿Estás loco?! —Me alarmé. Estaba claro que la limusina era propiedad de los Velázquez y que más nadie sin autorización podía abordarla. —Si nos ven aquí estaremos en serios problemas.

Debía admitir que los servicios de transporte que recibía por parte de la agencia eran los mejores y no había necesidad de abusar de ello subiéndonos a un auto que no nos habían autorizado. 

—¿Eso crees? —preguntó juguetón lamiendo sus labios. Abrió la puerta de la limusina, se acercó lentamente a mí sin desviar su mirada de mis labios y con una sonrisa aludió—: Reservado únicamente para ti, preciosa.

«Por las chanclas de Jesucristo».

Estaba atónita, sin comprender como un chico podía hacerme olvidar que tan mal me habían tratado los demás y empezara a valorar todo lo que hacía él por mí.

—No.

—Sí.

—Esto no es cierto Ryan, no puedo subir a esa... —Hice una pequeña pausa pensando en cuál palabra utilizar. —A esa máquina.

Alzó una ceja al ver que no me entusiasmaba la idea de abordar la limusina, pero justo cuando estuvo a punto de refutar, Thiago lo interrumpió.

—¿No te gusta? —Inquirió acercándose a nosotros. Varios mechones de su sedoso cabello castaño bailaban al ritmo de la calurosa brisa de verano. —Si me lo permites, puedo hacer una llamada para que traigan una nueva limusina para ti, a menos que quieras otro medio de transporte.

«No me jodas, no me jodas, no me jodas».

—¿A qué te refieres con "otro medio de transporte"? —Le miré desconcertada.

—En helicóptero, tal vez.

—Puedo irme sola —afirmé, un tanto irritada por su arrogancia. Creía que todo aquello lo hacía para llamar la atención y aumentar más su ego; odiaba como se jactaba de sus grandes millones.

Enamorada Del Peligro {Libro 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora