Capitulo. 16 | Ты такая красивая... И только для него.

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Audrey White.

Ryan suspiró desanimado y con cierta decepción, me miró en busca de mi perdón, pero era inútil, él no tenía la culpa de lo que había pasado y no tenía nada que perdonarle.

—De verdad lo siento tanto, Audrey. La decoración de las rosas en tu cama fue idea mía, pensé que te iban a agradar, pensé realmente que te gustaría ese aroma.

Escucharlo me hizo sentir frágil, casi al punto de volver a sentirme igual de mal que aquella noche.

—Ryan, olvídalo. No fue tu culpa.

Mis palabras no le bastaron, se arrodilló ante mí y tomó mi mano. Estaba nerviosa e incómoda con su acción, nos localizábamos en público y no quería que hubiese malas interpretaciones.

—Audrey, esto me cuesta mucho decírtelo... Especialmente por tu mirada... —Ryan acarició mi mano—. Tú ojos son lo más hermoso que he apreciado desde que te conocí, ese celeste me intimida bastante, pero eso es lo que más me gusta. —Tragó grueso haciendo una pausa. —Y es por eso que quiero pedirte esto.

Quedé en shock. Mirarlo se me hacía difícil, pero sus ojos eran esclavos de los míos. 

»¿Quieres ser mi cita para el masquerade de esta noche?

Habíamos salido a desayunar juntos al restaurante del hotel, pero nunca imaginé que en sus planes estaba arrodillarse y pedirme que fuera su cita para la fiesta de máscaras que organizaba la agencia para esa noche.

—¡Levántate, vamos! —Susurré apenada, miré a mi al rededor confirmando que nadie estuviera observándonos.

No quería que confundieran la situación con una propuesta de matrimonio, podría salir en revistas, farándulas o chismes, y eso si arruinaría mucho mi reputación como la hija de "Dianna Marqués".

—No lo haré hasta que me perdones y me des un sí como respuesta —estipuló de rodillas, mientras que sus ojos me suplicaban perdón y aprobación—. De lo contrario estaré rogándote cómo un niño.

Mi corazón se estrujó de ternura al verlo así de endeble.  

—¡Sí! Mil veces si —afirmé abrumada. No quería escándalos por parte de la prensa. Sin embargo, si me agradaba el hecho de ser la cita de Ryan. —Pero vamos, ahora levántate.

Se puso de pie y se acercó para abrazarme. Su deliciosa colonia masculina me cautivó, sentí un extraño cosquilleo en mi estómago y eso me alarmó, no sabía determinar que más sentía, hacía Ryan a demás de estar segura a su lado.

—Gracias, gracias, gracias —agradeció besando mi mejilla. Ya existía cierta confianza entre ambos como para tomarnos de la mano, abrazarnos y hasta mirarnos fijamente, pero ese beso fue el inicio de algo más.

Recordé todas las veces que discutimos, la vez que rompí la botella en su mano y hasta la primera vez que le pedí disculpas, esa fue una de las mejores decisiones en mi vida. 

Yo quería a Ryan. Lo quería de una forma muy bonita, justo así como él me hacía sentir.

—Gracias a ti por invitarme, la verdad es que no tenía pensado ir.

—¿Por qué?

—Porque no tenía con quién ir —confesé sincera. —Pero ahora es distinto.

En sus ojos vi como aún se sentía agradecido conmigo, era muy extraño ver a un hombre perder su orgullo para pedir perdón o arrodillarse simplemente e invitar a una chica a salir, pero con él todo fue diferente. 

La respiración de Ryan brotaba en mi cuello, sus brazos me envolvían en un abrazo cálido y acogedor, era satisfactorio para ambos estar así de unidos. Por un momento me olvidé de todo, solo éramos él y yo, no me importaba si nos veían; quería continuar a su lado por mucho más tiempo del que podía estimar. 

—Ты такая красивая... И только для него —pronunció en mi oído.  

Mi pecho ardió. Los recuerdos regresaron. Mis pensamientos eran cada vez más confusos y el recóndito misterio que existía hacía crecer más mi intriga.

«Las cartas».

Retrocedí apartándome de su lado, estaba nerviosa y desconcertada. 

—¿Estás bien? —Preguntó al verme, estaba incómoda y algo nerviosa de tan solo recordar las cartas y el desconocido autor. Después de susurrar esas palabras en ruso no me sentía igual que antes.

—Yo... Debo.

Di varios pasos hacia atrás intentando alejarme de él, necesitaba entender lo que acababa de ocurrir. Una extraña y ardiente solvencia se escurría por mis piernas, la abrasadora quemazón me hizo darme cuenta de que había tropezado con una de las mesas en el restaurante y en mi falda se había derramado café.

»Maldición.

Mis piernas ardían, parte de mi blaze también estaba manchado de café, mi falda y finalmente mis zapatos; Estaba hecha un desastre. 

Ryan intentó acercarse con la intención de socorrerme, pero no lo permití, lo evité caminando apurada por el restaurante, siendo el objetivo de burla para algunos y de morbo para otros. 

Me dirigí al primer baño que vi entre tantas personas en el restaurante, sentí un ligero alivió al encontrar un lugar donde esconderme. Accedí al baño e inmediatamente retiré mi falda de un solo tirón, me sentía sucia y poco confortable.

Continué retirando mi blaze, quería despojarme de todas las prendas manchadas, no me agradaba el aroma a café en mi ropa. Se suponía que en unas horas iba a reunirme con Jhoanna nuevamente para firmar unos últimos documentos y cerrar el contrato, pero todo parecía perdido para mí. 

Ese día no fue el mejor para mí, todo lo que había planificado desde un principio había sido arruinado, desde desayunar con Ryan, hasta presentarme formalmente con Jhoanna. Todo parecía ir de mal en peor.

Miré mi reflejo en el espejo, parecía estar todo normal, varias gotas salpicadas de café en mis mejillas y mi rostro expresando hastío. Sin embargo, no me costó mucho notar el reflejo de Thiago a mis espaldas en el espejo.

Di un pequeño salto, consecuencia del susto que había experimentado y voltee inmediatamente sobre mi eje para enfrentarlo.

—¿Me estás siguiendo? —Lo enfrenté, olvidando por completo que solo traía conmigo la ropa interior y una camisa blanca.

—¿Seguirte? —Cuestionó, avanzando hacia el lavabo. —Audrey estás en el baño de los hombres.

Abrí los ojos como platos, la sorpresa me tomó desprevenida, lo menos que me imaginaba era el hecho de estar invadiendo el baño de los hombres, con únicamente mi ropa interior y una camisa blanca.

Estado: Morida.

Estado: Morida

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Enamorada Del Peligro {Libro 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora