Extra | 1 Millón.

5.5K 272 74
                                    

Audrey White.

La oscuridad es un lugar seguro para algunos, para otros es de tormento, y para mí eran lo eran ambas. La muerte puede ser la mejor aliada en el momento indicado, pero al parecer nunca quiso aliarse conmigo, nunca logró destruirme ni en mis peores momentos, ni siquiera cuando el hombre que más quise en mi vida intento apagarme para siempre.

Mi vida se convirtió en un teatro, todo se hizo más difícil de lo que ya era para mí, debía fingir estar bien ante un público que no les importaba más que la farándula barata, no podía manchar mi apellido y debía ocultar mis cicatrices bajo las costosas prendas que me definían como una mujer de "alto valor" en la sociedad.

Las manecillas del reloj se desplazaron marcando los segundos, la mirada del señor me fastidiaba y las sesiones de terapia eran incómodas para mí, detestaba sentarme junto a un hombre que me veía como si padeciera de demencia.

Otra pregunta me desenfoco de mi juicio interno, el terapeuta me miró esperando una respuesta que me costaba argumentar.

—¿Cómo era él?

Tragué saliva mirando el reloj de mano que colgaba de su bolsillo, abrí la boca para hablar, pero las palabras no salían de mi garganta, solo podía mirar las manecillas, correr en círculos para aproximarse al siguiente número.

—Él era en lo único que podía pensar día a día —dije cabizbaja—, fue quien me salvó de todo lo negativo que sentía y quien intentó hacerme ver que cada día a su lado valía la pena.

Con un gesto de disgusto el señor me interrumpió, sostenía un cuaderno al mismo tiempo que tomaba nota de cada detalle que le compartía.

—Audrey no te pregunte cómo te sentías con él, solo quiero saber cómo era su personalidad en tu imaginación, ¿entiendes?

Apreté la mandíbula asintiendo, tomé aire y volví a reformular mi respuesta:

—Es muy narcisista, su actitud competitiva siempre nos llevó a escenarios de rivalidad y tensión, donde descubrí que realmente no es lo que aparenta —avale en una melodía anodina. —No es muy simpático, pero sí muy leal con los suyos, es capaz de amar con todo su corazón y odiar de la misma manera.

Durante mi confesión no fui capaz de alzar la mirada, un nudo en mi garganta se endureció impidiendo mi estabilidad, apreté mis labios temblorosos deteniendo mi llanto, quería romper en lágrimas recordando el olor de su aroma y aspirando su único recuerdo, un mechón de su cabello dorado.

—Recuerda que todo es producto de tu imaginación debido a las grandes sobredosis de cocaína que consumiste—afirmó severo, repitiendo lo mismo en cada sesión que teníamos.

Interrumpiendo gloriosamente nuestra reunión, Anna entró al salón, miró desde la puerta al terapeuta sentado a mi lado, sonriente y con una voz cantarina, no dudó en avisar—: La terapia ha concluido por hoy, señor Collins.

El señor se levantó de su asiento, fingiendo amabilidad me miró y con sinceridad hablo:

—Finalmente, Audrey debes enfocarte en tu realidad y en tu futuro esposo, vas a casarte con un heredero de los Ivanov, deberías de sentirte afortunada.

Los Ivanov eran una familia rusa millonaria y privilegiada que pertenecían a la alta sociedad, tenían relaciones importantes y una moral impecable, razón que motivó a mi padre a comprometerme con el mayor de los herederos de esa familia: Blake Landon Ivanov.

No sabía si tomar sus palabras de consuelo o como una amenaza, el hecho de estar comprometida con Blake me causaba temor.

En un contrato, ambas familias realizaron los siguientes acuerdos: Blake y yo debíamos partir a Rusia para casarnos legalmente y vivir juntos en la mansión de los Ivanov, con la promesa de que debía darle un hijo heredero a la familia, luego de haber cumplido tenía la posibilidad de decidir mi camino. Dicho contrato favorecía a ambas familias, incluso a mí una vez tuviera el privilegiado apellido y aunque no estaba de acuerdo con ninguno de estos acuerdos, no tenía voz y mucho menos voto para oponerme.

—Audrey, tienes visitas —añadió Anna antes de retirarse.

¿Visitas? ¿Quién podría ser?

No esperaba a nadie, supuse que ese día sería igual de aburrido y gris que los demás, encerrada en una jaula de oro. Me puse de pie acomodando mi vestido tocando mi vientre, pensativa, no pude evitar morder mis labios para manejar mi inquietud, no sabía si me enfrentaría a una buena o mala noticia, estaba en una etapa donde todo lo malo podía suceder.

Al bajar las escaleras escuché la voz ronca de Blake, conseguí visualizar su dorada melena discretamente desde las escaleras, varios de sus hombres lo escoltaban, mientras que él sonreía con encanto. No sabía que podría estar planeando esa vez, ya que solo asistía en ocasiones importantes.

Mirarlo e imaginarlo a mi lado todas las noches en la misma cama me produjo asco, de pronto no pude evitar arquearme al intentar vomitar, cubrí mi boca con ambas manos deteniendo el vómito. Últimamente, me había empezado a sentir agotada, nauseabunda y estresada, no sabía si eran síntomas de las fuertes dosis de fármacos que estaba consumiendo.

Mi madre se acercó a socorrerme inmediatamente, siempre estaba al pendiente de cada uno de mis movimientos, luego del incidente se convirtió en una madre atenta y sobre protectora.

—¿Estás bien, Audrey?

—Sí, todo en orden — jadeé tomando una bocanada de aire.

—¿Segura? —Insistió tomando mi rostro con ambas manos—. No quiero que nada malo te ocurra, debes estar preparada para la boda.

Suspiré harta de lo mismo, odiaba tener aquel recordatorio. Le temía a Blake Landon por su carácter tan rígido, era de intimidar a cualquiera con una simple mirada y por parte me recordó a Thiago, ambos mantenían esa postura dominante e ingobernable que tanto detestaba.

—Esto no es lo que yo quiero, mamá —enuncie recordando todas las noches que suplique a sus pies que renunciaran al trato con los Ivanov.

—Audrey piénsalo, seremos una de las familias más respetada en la alta sociedad, tú serás la mujer de Blake Landon Ivanov, te convertirás en la mujer del soltero más codiciado de la temporada.

Experimenté un dolor en el pecho, como si algo se clavase en mi corazón al darme cuenta de que estaba siendo vendida a los Ivanov por conveniencia de mi familia. Yo no amaba a Black, le tenía pavor a su personalidad tan gélida, su seriedad tan incorruptible y a la forma tan indiferente con la que me observaba siempre, parecía no importarle nada de mí.

—No quiero irme con él, tengo mucho miedo —sollocé sin poder ocultar más lo que sentía.

Ella hizo una mueca de lástima, bajó la mirada y tomó mis manos, parecía como si estuviera a punto de darme la peor noticia del momento.

—Lo siento mucho, mi pequeña —lamento acariciando mi mano—. Blake vino para informarnos que el vuelo a Rusia está programado para esta semana, pronto se casaran en presencia de su familia en Moscú.

Sentí como si todo mi mundo se hubiera derrumbado, me sentía amenazada, estaba convencida de que mi vida solo iría de mal en peor con los Ivanov. Sin embargo, existía algo que despertaba esa llama de la curiosidad en mí hacia Blake, me recordaba a Thiago de todas las formas posibles, su manera de hablar, sus ademanes, pero sobre todo era ese color esmeralda de sus ojos que me intrigaban, eran similares a los de Thiago.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 02, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Enamorada Del Peligro {Libro 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora