Capítulo 7: The Hearing

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Harry se despertó a las seis de la mañana tan bruscamente y sobresaltado como si alguien le hubiera tirado un cubo de agua por encima. La desalentadora perspectiva de su audiencia disciplinaria llenó su cerebro inducido por el sueño hasta que fue incapaz de soportarlo. Saltó de la cama y fue al baño. En algún lugar, escondido en su cerebro, Harry pensó en el hecho de que podía ver un poco mejor. No llevaba las gafas puestas y, en lugar de débiles sombras, podía distinguir las formas de la habitación un poco mejor que antes. Pero los nervios y una nueva oleada de náuseas que envolvía su ser impidieron a Harry pensar en ello. Oyó un suave "pop" y se volvió.

-Kreacher está aquí para servir al pequeño Maestro Oscuro-. Harry se quedó boquiabierto ante la criatura. Antes de que pudiera soltar algo significativo, Kreacher continuó con sus acciones.

-Kreacher vaporizó y planchó la ropa del Pequeño Amo Oscuro-. El viejo elfo sarcástico miró a Harry, esperando que éste se desnudara. 

-Ehm, Kreacher, puedo vestirme solo...- Comenzó Harry, pero la visión de la firme expresión de la cara de Kreacher, hizo que Harry decidiera dejar que el elfo se ocupara de sus asuntos. Con manos entrenadas, el elfo se puso a trabajar y después de diez, incómodos, minutos Harry había terminado. Los pantalones se ajustaban perfectamente a sus piernas y la camisa resaltaba su torso ligeramente musculado. Los zapatos eran del mejor cuero y brillaban a la luz. El emblema de la Casa de los Black estaba bordado en su pecho. Harry miró el escudo de la familia, frunciendo ligeramente el ceño. Todavía no estaba allí cuando se ajustó el traje. No tuvo tiempo de pensar en ello, unas pequeñas manos le dieron un suave empujón y Harry bajó las escaleras en silencio.

Esperaba que la cocina estuviera vacía, pero cuando empujó la puerta vio las caras de Remus, Sirius y los señores Weasley. La señora Weasley se levantó de un salto y cogió un gran plato lleno de comida y lo puso sobre la mesa.

-Desayuno querido-, dijo mientras retiraba la silla para que Harry se sentara en ella.

-Pareces un pequeño Señor, cachorro-, dijo Sirius con una sonrisa. -Oh, no me mires así-. Después de ver la mirada de reprimenda de Harry. -Estás presentable. Hasta tu pelo ha decidido cooperar-. Sirius le dio una mirada pensativa a su cabello. -Sí, parece que los pájaros finalmente dejaron el nido-.

Por primera vez desde que se había levantado, Harry sintió que su tensión se disipaba. El desayuno seguía sabiendo a aserrín, pero podía tragarlo. Sus manos húmedas se sintieron un poco más tranquilas y la niebla en su cabeza se disipó lentamente. Después de varios minutos de cómodo silencio, el señor Weasley habló:

-Hoy te acompañaré al Ministerio. Después de muchas consideraciones, hemos decidido viajar por Floo-. Suspiró y pareció diez años más viejo. 

-Sería mejor viajar con la menor cantidad de magia posible, dada su ofensa. Pero viajar por Floo es mucho más seguro, especialmente con Quien Tú Sabes suelto. No podemos arriesgarnos a que nos ataquen en el Londres muggle, con sólo yo como protector-. Esbozó una sonrisa tentativa. 

-Todo irá bien, Harry. Prepárate para salir, nos vamos en diez minutos-. El señor Weasley se puso de pie y salió de la habitación.

Sirius y Remus le dieron un abrazo a Harry. -Estoy seguro de que estarás bien, tienes la ley de tu lado. No olvides ser educado y dar respuestas claras-. Dice Remus en voz baja.

-Sé que siempre decimos que te pareces mucho a James. Pero en lo que te pareces ahora, brilla tu madre. Y un poco de tu padrino-. Dice Sirius con un guiño. -Estoy orgulloso de ti, cachorro-.

Harry entró en el comedor, donde destacaba una gran chimenea. En silencio, se dirigió a la repisa de la chimenea y recogió un poco de polvo del recipiente que estaba encima. -Recuerda Harry, habla claro. Te veré al otro lado-, dijo el señor Weasley con calma.

A CHANGE OF FEELING Donde viven las historias. Descúbrelo ahora