Capítulo 16: Yule at Grimmauld Place

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-Me alegro mucho de verte, cachorro-, le dijo Sirius a Harry. El hombre tenía un aspecto saludable, su pelo brillaba a la luz y sus ojos parecían estar menos hundidos en la cara. Sirius acercó a Harry y lo abrazó.

-Se siente tan bien tenerte en mis brazos de nuevo, Harry. Con todo lo que ha pasado, estaba muy preocupado-. Sirius miró directamente a Harry, pero sus ojos eran amables y agradecidos.

-Yo también me alegro de verte, Sirius. Apenas recuerdo las últimas semanas, mi única atención estaba en estas vacaciones. Estaba contando los días-. Harry sintió que un rubor aparecía en sus mejillas. No había tenido la intención de revelar tanto, pero en el momento en que abrió la boca no pudo detener el flujo de palabras. Le importaba mucho ese hombre, su padre de espíritu y de sangre.

Sirius sostuvo a Harry a distancia con ambas manos sobre sus hombros. Estudió a Harry. -¿Estás realmente bien, Harry? ¿Te sientes lo suficientemente bien como para pasar Yule, o la Navidad, con la presencia de los Weasley? Le dije a Albus que prefería pasar los días a solas contigo. Con sólo Remus como excepción. Pero ya sabes cómo es ese hombre. Retorció mis palabras y me recordó la promesa que hice en junio cuando le dije a la Orden que usara Grimmauld Place-.

Sirius se pasó una mano por la cara en señal de agitación y cerró los ojos por un momento. Harry pudo ver cómo la tensión se deslizaba por el rostro de su padrino. Sirius abrió los ojos y Harry contuvo la respiración por un momento al ver su mirada. Sus ojos eran oscuros, con una ira contenida que vivía latente en las sombras de su ser. Había una sensación de protección, de un ardiente deseo de proteger. Pero no sólo el rostro de Sirus estaba rígido, no, su cuerpo temblaba de rabia contenida. Por primera vez, Harry pudo ver de qué era capaz aquel hombre. Las duras líneas de Azkaban eran visibles, pero daban al hombre una especie de fuerza oscura. Le quitó el aliento a Harry y esperó ansiosamente para ver lo que el hombre traería.

-Cuando me enteré de cómo te trataron. Cómo te atacó Ron.... Cómo Hermione te condenó al ostracismo. Hubiera mandado a todos fuera de mi casa. Sin Remus... sin Remus habría dado la espalda a la Orden. Notarás que la relación se ha enfriado un poco. Los Weasley han prometido comportarse. Creo que Arthur tuvo una conversación con Ron. Puede esperar una disculpa-. Sirius dudó un momento y continuó: -Dame una palabra Harry, una palabra de que no te tratan bien y se van. Lo prometo por el honor de la casa Black-.

-Gracias Siri. Gracias por estar ahí para mí-. Harry suspiró.

-No hay problema, cachorro. Tenía la misma habitación preparada para ti. Molly seguía intentando convencerme de que sería mejor que tuvieras que dormir en la habitación de Ron. Que así vuestra amistad se restablecería. No hace falta que te diga que le he preguntado si está en su sano juicio. Kreacher ha preparado tu habitación, no te molestarán-. Dijo Sirius con firmeza.

-Sube rápido y métete en la cama. Mañana tendremos que salir. Vamos a un bosque cercano a cortar un árbol. Dentro de dos días será Yule y tendremos que dar nuestras ofrendas a Lady Magic. Si ella acepta nuestras ofrendas, nuestro tronco de Yule arderá hasta bien entrado enero-.

*********

Harry se despertó con el sonido de unos pasos suaves. Se giró y miró de dónde venía el sonido. Kreacher estaba de pie junto a la ventana de su habitación. El viejo elfo doméstico estaba ocupado decorando el espacio. Al ver los adornos, Harry se sintió asediado por los frescos aromas que traía consigo. Harry olió los aromas terrosos y frescos de las ramas de abeto que adornaban festivamente su habitación. Cintas de color rojo oscuro estaban pulcramente atadas alrededor de las ramas. Parecía haber nieve fresca en las ramas, brillando a la luz de la mañana. Harry vio a Kreacher dando suaves palmadas. Un momento después, aparecieron bayas rojas alrededor de las ramas de acebo que se envolvían alrededor de las ramas de abeto. Eran obras de arte en sí mismas, y Harry no dejaba de mirar la magia que lo rodeaba. Un sentimiento de gratitud y calidez recorrió a Harry.

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