Unos elegantes dedos comenzaron a trabajar en la hilera de botones de la camisa a medida. Harry contuvo la respiración y sus ojos siguieron atentamente los movimientos de los dedos. Cuando la camisa estuvo completamente desabrochada, la parte derecha de la camisa fue apartada. Al principio, Harry no se dio cuenta de la razón original de Rabastan para abrir la camisa, estaba demasiado distraído por los músculos delgados pero de forma atlética que adornaban su estómago. Dejó que sus ojos se desviaran hacia un pezón erecto, que se alzaba desafiante contra el aire frío. Su mirada se deslizó por los firmes pectorales, hasta el musculoso estómago, que, en opinión de Harry, no desentonaría como pieza central del Semanario de la Bruja. Su incursión había terminado en la cintura de Rabastan, de la que surgían pelos oscuros que llegaban hasta el ombligo.
-Mis ojos están aquí arriba-, dijo Rabastan casi indignado y le hizo un guiño a Harry.
Harry apartó inmediatamente la mirada y sintió que sus mejillas se coloreaban. Involuntariamente, primero dejó que sus ojos se deslizaran por las rígidas formas del cuerpo de Rabastan, antes de posar su mirada en el rostro de éste.
-Quiero mostrarte este hermoso signo, tal vez te recuerde algo-. Rabastan señaló un símbolo grabado en su pecho derecho. Las líneas no eran negras, como el tatuaje de Harry, sino que parecían grabadas a fuego.
-Era como si esa serpiente descarada tuya estuviera haciendo una fiesta en mi pecho. Ardía como un Fiendfyre fuera de control-.
Los dedos de Harry sentían una incontrolable picazón por tocar la marca de Rabastan Tuvo que reprimir un gruñido cuando Corvus se le adelantó. Observó con indisimulada envidia cómo el dedo del mayor trazaba el símbolo. Harry se pasó una mano por la cara en señal de frustración, era completamente irracional que reaccionara así, después de todo, ¡Corvus era el padre de Rabastan! Contuvo su sentimiento posesivo y se concentró en la marca de Rabastan.
-¿Desde cuándo la tienes, muchacho?- preguntó Corvus, pensativo.
-Comenzó con una especie de quemadura que no se curaba. Eso fue justo después de que Harry aceptara mi regalo de cortejo. La quemadura seguía ahí a la mañana siguiente-.
Harry levantó la vista de esta información. -¿Cómo sabías que había aceptado? Después de todo, no estabas allí cuando me puse la pulsera en la muñeca-.
Los ojos de obsidiana encontraron los verdes, en estos ojos oscuros, Harry encontró una posesividad abrumadora, que debería asustar a Harry. No sintió esto, sintió un cálido afecto que acogió a Rabastan.
-Mi padre había impregnado mi sangre en el Ouroboros. De este modo, todo mi ser, mi magia, estaba presente en el brazalete. En el momento en que lo aceptaste, lo sentí. Fue delicioso-.
Rabastan hizo una pausa y miró atentamente a Harry. En su rostro apareció una sonrisa socarrona que, junto con su mirada sensual, no auguraba nada bueno. Harry se tragó un nudo imaginario y miró torpemente a Corvus.
El mayor captó la indirecta e intervino. -Una quemadura no es lo mismo que una señal, ¿cuándo se convirtió en algo más que una ampolla?-.
Rabastan sonrió pero mostró demasiados dientes blancos, para parecer inocente. Su respuesta demostró que había escuchado a su padre, pero no quitó los ojos de Harry. -El símbolo apareció hace unos días, supongo que justo después de Yule-.
Miró disculpándose a su padre. -Mi comprensión de los días a veces se me escapa. Pero por las conversaciones de los guardias, supongo que fue alrededor de las fiestas de fin de año-.
Rabastan dio un paso hacia Harry. -¿No quieres tocarlo? Parece que lo deseas... mucho. Y a mí, personalmente, me encantaría ayudarte en lo que quieras-. Rabastan susurró al oído de Harry.
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A CHANGE OF FEELING
FanficHarry es abandonado por sus amigos en la oscuridad. Tras un par de semanas sin noticias del mundo mágico, Harry recibe una carta de un tal R. Singulier. Después de esta carta, Harry por fin empieza a pensar por sí mismo y en el mundo en el que se en...