CAP XXVI

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Andrés y Gerard estaban en la escuela de entrenamiento cuando vieron correr a Elian -uno de sus compañero-. Pero no muy lejos llegó cuando se desplomó en el piso sangrando. Seguido de eso, escucharon el sonido que tenían en la manada como señal de alerta. 

Intentaron correr vieron como un grupo de lobos que a simple vista se notaba que no eran de esa manada hacia acto de presencia, cada vez iban saliendo de las inmediaciones del bosque. Vieron como el líder de estos daba alguna señal que ellos no entendieron y en seguida los que venía con él se esparcieron por todo el lugar. Los hermanos se miraron entre si y emprendieron a toda velocidad por entre las personas que corrían, y los de la manada que ya estaban transformados en lobo y daban la peleaban a los invasores.

A medio trayecto fueron rodeados por tres lobos causando que detuvieran su paso. No les quedó más que cambiar su forma y ponerse en modo alerta. Cuando estos se lanzaron sobre ellos, responder de la misma forma, pero los otros eran más, y ellos solo eran alfas de cortos años que no recibían el entrenamiento completo y adecuado hasta no cumplir los diez y seis. Degollaron a uno pero llegaron dos más y por todo ello, estaban siendo golpeados y rasgados en diferentes partes de sus cuerpos.

Aún así, les debían seguir defendiéndose para no morir.

Estaban ya en el sueño con dolor en cada parte de su ser y con sus pelajes ya no eran del color de sus ojos.

Iban a darle lo que para ellos era el golpe final, pero apareció el lobo que les comandaba y quién les dio la señales de atacar anteriormente. Se acercaba mostrando sus grandes colmillos que sobresalían de su boca, hicieron en intento por levantarse pero solo podían chillar de dolor.

Sin imprevisto ni invitación previa, un robo de pelaje rojo se plantó delante de los menores, entre ellos y el alfa que anteriormente se acercaba.

Mientras en otro lugar el par de alfas corrían hacia su hogar pero detallaron el aroma de su Omega en otra dirección, retomaron el camino seguido de sus instintos, luchando y venciendo a  cuántos lobos se cruzaban en frente.

Adrian y Gerard lo reconocieron de inmediato por el color y el aroma. Estaban tan impresionados como la primera vez, su madre era a simple vista hermoso y como siempre, ÚNICO. Y jamás le confundiría.

Pero el hecho de que fuera único, no quitaba el peligro que corría estando ahí

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Pero el hecho de que fuera único, no quitaba el peligro que corría estando ahí. El aroma intensificado de este les había quitado parte del dolor, mas no les quitó la preocupación de encima. Con lentitud y quejidos del momentos, se pusieron en pie; pero escucharon el rugido de su madre advirtiéndole que se quedarán ahí. Con cuerpo de humano Edward era una ternura, al igual que siendo lobo pero sin ese semblante, el Omega tenía los instintos de protección en su máximo esplendor y su aroma lo demostraba en ese momento; sus garras fuera, y sus sentidos alertas en todo momento.

Al alfa contrario "sonrío" mostró más si dentadura, y Señaló a los otros lobos que rodeaban al sus contrario que atacarán, y estos son dudar se lanzaron. En menos de dos minutos todos estaban en el piso inertes, excepto el que el de pelaje rojo tenía acorralado contra el suelo recibiendo en su cuerpo el filo de las garras del Omega, hasta quedar igual que los otros.

MIS DOS ALFAS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora